* Testigo 15º: SAN CIRILO DE JERUSALÉN, OBISPO Y DOCTOR DE LA IGLESIA (+386)
"¡Recrea tu alma con la lectura de los Santos Libros, ante todo en este tiempo de Cuaresma!" [Catech. I]
"Los Salmos ahuyentan a los demonios, llaman en socorro a los Ángeles, suministran armas contra los temores nocturnos. En ellos consiste el descanso después de las labores cotidianas, la seguridad de los niños, el adorno de los jóvenes, el consuelo de los ancianos, la gala más conveniente de las mujeres. Ellos dan vida a la soledad, sabiduría al foro. A los principiantes son principio; a los adelantados incremento; firmeza a los perfectos. Son la voz de la Iglesia, llenan de alegría los días festivos, crean aquella tristeza que es de Dios". [Ench. Ascet. 246]
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* Testigo 16º: SAN GREGORIO NAZIANCENO, OBISPO Y DOCTOR DE LA IGLESIA (+389)
"Con tu mente y tu lengua, ocúpate siempre de las Letras Divinas". [Carm. Lib. I, n. 1, carm. 12]
"Adquiere los grandes tesoros de ambos Testamentos de los cuales uno se llama el Antiguo, el otro el Nuevo… Emplea toda aplicación y celo en leerlos; porque en ellos podrás aprender cómo formarte en las mejores costumbres y servir al único y verdadero Dios con ánimo devoto".
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* Testigo 17º: SAN AMBROSIO DE MILÁN, OBISPO Y DOCTOR DE LA IGLESIA (+397)
"No deje nuestra alma de dedicarse a la lectura de las Letras Sagradas, a la meditación y a la oración, para que la Palabra de Aquel que está presente, sea siempre eficaz en nosotros". [De Abraham lib. 2, c.5]
"Si eres tentado por la concupiscencia y los apetitos, lee el Evangelio; dígate Jesucristo: No se perturbe tu corazón. Si te agobia algún temor, dígate Cristo: No se perturbe tu corazón ni se amedrente. Si el perseguidor te inflige tormentos, lee el Evangelio; dígate Jesús: No se turbe tu corazón ni se amedrente. Lee al Apóstol que dice: Los sufrimientos de la vida presente no son de comparar con la gloria venidera. Si navegas y contra ti se levantan grandes oleadas y se desencadena una oscura tormenta, dígate Jesús: Soy Yo, no temas. Y si te sobreviene una grande y grave prueba, di antes: Resuelto estoy, y nada me arredra, a cumplir tus preceptos". [Encha. Ascet. núm. 417]
* Testigo 18º: SAN JUAN CRISÓSTOMO, PATRIARCA DE CONSTANTINOPLA Y DOCTOR DE LA IGLESIA (+407)
"Sea cual fuere la desgracia que pese sobre el ser humano, en la Escritura encontrará el antídoto adecuado, que ahuyenta todo pesar. Así, pues, es necesario no sólo oír las lecturas en la Iglesia, sino leerla también en casa y hacer que la lectura sea provechosa". [Hom. 29 in cap. 9 Genes.]
"No os contentéis con mirar esas palabras adorables. Es menester alimentarse de ellas, asimilarlas: la verdadera causa de nuestros males es la ignorancia de la Palabra de Dios". [Hom. 9 in cap. 2 ad Col.]
"La Santa Escritura es semejante a un tesoro precioso. Porque si es verdad que puede adquirirse una riqueza considerable con sólo una pequeña parte de un tesoro, ello puede decirse con mayor razón de las Escrituras Santas. Una sola de las sentencias, por breve que sea, encierra plenitud de pensamiento y una riqueza inefable. Es también la Escritura divina semejante a una fuente de abundante e inagotable caudal. Nuestros antepasados bebieron de sus aguas, según sus fuerzas; los venideros beberán también, sin que agoten la fuente, antes al contrario, manará más copiosa y serán más abundantes sus aguas". [In Gen. Hom. 3]
"Es absolutamente necesario que nos armemos continuamente con las Escrituras y saquemos de ellas los remedios eficaces para tantos males". [Homilía sobre Lázaro]
"La lectura de las Sagradas Escrituras refresca y alivia y consuela el corazón afligido y atormentado por angustias mortales, atenuando la intensidad y el aguijón del dolor y ofreciendo un sosiego más dulce y apacible que el de la sombra de aquella enramada". [Hom. 4 de poenit. et orat.]
"Un prado es agradable, y es agradable un jardín; pero es más agradable todavía el estudio de la Sagrada Escritura. Porque sus flores se marchitan, pero las palabras de la Escritura tienen un vigor de vida perdurable. El céfiro sopla allí, pero aquí la inspiración del Espíritu Santo… Un jardín está sujeto al cambio de las estaciones; mas la Sagrada Escritura, aún en invierno, está cubierta de hojas, y en todo tiempo de frutos". [Hom. de capt. Eutrop. 1]
"Aunque no entendáis los secretos de la Escritura, con todo, la simple lectura de ella causa en nosotros una cierta santidad; porque no puede ser que dejéis de entender algo de lo que leáis. Porque, a la verdad, por esto dispuso la gracia del Espíritu Santo que estas Escrituras fuesen compuestas por publicanos, pescadores, artífices de tiendas de campaña, pastores, cabreros, torpes e ignorantes para que ningún iletrado puede alegar por excusa la dificultad de comprenderlas, y a fin de que todos entiendan fácilmente lo que en ellas se contiene". [Hom. 3 de Lázaro]
* Testigo 19º: SAN JERÓNIMO, EL DOCTOR MÁXIMO (+420)
"Sé muy asidua en la lectura y estudia lo más posible. Que el sueño te encuentre con el Libro en la mano, y que sobre la página sagrada caiga tu cabeza agobiada por el cansancio". [Carta a santa Eustoquia: Ep. 22, 17]
"Libremos nuestro cuerpo del pecado y se abrirá nuestra alma a la sabiduría; cultivemos nuestra inteligencia mediante la lectura de los Libros Santos: que nuestra alma encuentre allí su alimento de cada día". [In Tit. 3, 9]
"¿Cómo podríamos vivir sin la ciencia de las Escrituras, a través de las cuales se aprende a conocer a Cristo que es la vida de los fieles?" [In Is. Prol.]
"Ignorar las Escrituras es ignorar al mismo Cristo". [In Is. Prol.]
"Debemos, pues, con el mayor ardor leer las Escrituras y meditar día y noche la ley del Señor; así podremos distinguir, como ejercitados cambistas, las monedas buenas de las falsas". [In Eph. 4, 31]
A la matrona romana Leta le da sobre la educación de su hija, entre otros consejos, el siguiente: “Cerciórate de que estudie cada día algún pasaje de la Escritura…; que en vez de las alhajas y sederías se aficione a los Libros divinos… Tendrá que aprender antes el Salterio, distraerse con sus cantos, y extraer de los Proverbios de Salomón una regla de vida. El Eclesiastés le enseñará a hollar los bienes del mundo; Job le brindará un modelo de fortaleza y de paciencia. Pasará enseguida a los Evangelios, que deberá tener siempre entre las manos. Asimilará ávidamente los Hechos de los Apóstoles y las Epístolas. Después de haber recogido esos tesoros en el místico cofre de su alma, estudiará a los profetas, el Heptateuco, los libros de los Reyes y de los Paralipómenos, para terminar comprendiendo el Cantar de los Cantares”. [Ep. 107, 9, 12]
"Mientras estés en tu patria, haz de tu celda un paraíso, come los frutos variados de las Escrituras; pon tus delicias en estos Santos Libros y goza de su intimidad… Ten siempre la Biblia en tus manos y bajo tus ojos; aprende palabra por palabra el Salterio, que tu oración sea incesante, tu corazón vigile constantemente y permanezca cerrado a los pensamientos vanos". [Ad Rusticum. Ep. 125, 7, 3; 11, 1]
"Una vez que conozcas bien las Divinas Escrituras, y te hayas armado con sus leyes y testimonios, que son los vínculos de la verdad, marcharás sobre tus enemigos, los enlazarás, los encadenarás y los traerás cautivos; y luego de estos adversarios y cautivos de ayer harás hijos libres de Dios". [Ad Fabiolam. Ep. 78, 30]
"Relee con frecuencia las Divinas Escrituras, más aún, que el Santo Libro no se aparte jamás de tus manos. Aprende allí lo que luego has de enseñar. Permanece firmemente adherido a la doctrina tradicional que te ha sido enseñada, a fin de estar en condiciones de exhortar según la santa doctrina y de refutar a aquellos que la contradicen". [Ad Nepot. Ep. 52, 7, 1]
"Si hay alguna cosa, oh Paula y Eustoquia, que pueda sujetarnos aquí abajo a la sabiduría y que en medio de las tribulaciones y torbellinos del mundo conserve el equilibrio de nuestra alma, yo creo que es ante todo la meditación y la ciencia de las Escrituras". [In Eph. Prol.]
"Nos alimentamos con la Carne de Cristo y bebemos su Sangre no solamente en el Misterio (de la Misa), sino también leyendo las Escrituras".
Continuará...
CIEN TESTIGOS DEL PODER DE LA SAGRADA ESCRITURA (Mons. Straubinger) (1)
CIEN TESTIGOS DEL PODER DE LA SAGRADA ESCRITURA (Mons. Straubinger) (2)
CIEN TESTIGOS DEL PODER DE LA SAGRADA ESCRITURA (Mons. Straubinger) (3)



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