
"ÉSTE ES MI HIJO MUY AMADO, EN QUIEN TENGO TODAS MIS COMPLACENCIAS; ESCUCHADLE".
(Evangelio de San Mateo 17, 1-9)
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Para escuchar al Señor y aprender la verdadera sabiduría e inteligencia, pidamos al Espíritu Santo que nos infunda el gusto por la lectura y la meditación de la Palabra de Dios, fuente de vida eterna.
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