Para
despejar todas las dudas respecto al Anticristo y evitar que ningún falso
profeta nos perturbe con falsos rumores y temores infundados, baste tener en
cuenta lo que sigue:
El Anticristo ya vino y murió, fue G.B. Montini, alias “Pablo 6”, el cual dejó sucesores (Luciani, Wojtyla, Ratzinger, y ahora Bergoglio), y desde aquel fatídico día del 8 de diciembre de 1965 el mundo no va a levantar cabeza, pues consintió en la abominable apostasía impulsada por el hijo de perdición. Por tanto, es absurdo seguir esperando a que venga “otro” anticristo, porque ya nadie puede engañar al Orbe que fue Católico, puesto que esto ya se hizo, ya fue engañado por el Anticristo Montini, el mundo un día se acostó Católico, y al día siguiente apostató en bloque. Hay que recordar que, en el libro del Apocalipsis, San Juan no habla de los paganos, sino que habla de los Católicos, así como toda la Escritura Santa, pues la Palabra de Dios se dirige a Sus hijos fieles que creen en Él, no a los paganos e incrédulos. Es un hecho innegable que la totalidad del Cuerpo Místico aceptó una falsa religión anticatólica a finales de 1965 bajo el dominio del Anticristo. Los Padres de la Iglesia, exégetas, Doctores, y Santos, esperaban que, con espadas de doble filo, las hordas del Anticristo asesinarían a los Católicos, regando Roma y el orbe entero con la sangre de mártires; sin embargo, bastó con una sola reunión de Obispos, quienes, en tiempos de paz, siendo éstos seducidos sobre la sangre de los mártires y de los Santos de Dios por la perversa retórica montiniana, que hizo adulterar y perder todo su sabor a quienes debían ser la sal y la luz de la tierra, aniquilaron espiritualmente a todo el Orbe y mataron a incontables almas con la libertad del error.
En este sentido, toda la bazofia corruptora expelida por el hijo de
perdición y disfrazada blasfemamente de “magisterio”, debe ser considerada
merecidamente como la obras más impía y satánica que jamás vio la luz; en
efecto, monstruosidades heréticas como “Ecclesiam suam”, “Lumen Gentium”,
Gaudium et Spes” o “Populorum Progressio” son peores, mucho peores que los
tratados de demonología o magia negra más oscuros y prohibidos por el Tribunal
del Santo Oficio, pues con esas aberraciones doctrinales repletas de errores y
blasfemias, y con semejantes artificios lingüísticos altisonantes empleados
astutamente por el Anticristo “Pablo 6”, este supremo burlador consiguió lo que
ningún tirano pagano ni ningún régimen represor ateo habían conseguido con sus
sangrientas y crueles persecuciones de cristianos durante casi 2.000 años, y
además sin derramar ni una sola gota de sangre, porque lo que ahí fue escrito
busca destruir el depósito de la fe y pervertir el alma de los fieles. En otra
época, esos miasmas infernales habrían sido quemados inmediatamente por el
Santo Oficio de la Iglesia Católica, pero hoy, en estos últimos tiempos de gran
apostasía y tribulación que vivimos, son aplaudidas y vitoreadas por los hijos
de la perdición que forman parte de la inmunda Ramera engendrada por el
Anticristo, quienes en el colmo de su soberbia y orgullo, consideran a Nuestro
Señor Jesucristo, a su Evangelio y al Magisterio infalible de sus Pontífices
como algo caduco y desactualizado.
Continuará...
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