MANUAL DE SUPERVIVENCIA DURANTE LA GRAN TRIBULACIÓN Y LA OPERACIÓN DEL ERROR. (LXXXIV)


“Yo he venido en el nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, ¡a ése lo recibiréis!” (Juan 5, 43).

Este misterioso versículo es, en realidad, bastante revelador y confirma lo que estamos afirmando al respecto del impío hijo de pecado, pues los falsos profetas se anuncian a sí mismos y son admirados sin más credenciales que su propia suficiencia, mientras que los discípulos de Jesús, que hablan en nombre de Él, son escuchados por pocos, como pocos fueron los que escucharon a Jesús, el enviado del Padre, y pocos son también los que escuchan a Sus Vicarios. Los comentarios de la Biblia de Mons. Straubinger nos indican que suele verse aquí una profecía de la aceptación que tendrá el Anticristo como falso Mesías, como así ha sucedido. En efecto, Montini, alias “Pablo 6”, fue el segundo “Papa" en pisar Jerusalén desde que se marchó de allí San Pedro, pues jamás un Vicario de Nuestro Señor Jesucristo había vuelto a la Ciudad Santa; Montini viajó allí y lo hizo disfrazado de Sumo Sacerdote Católico, así como con el Efod o Pectoral del Juicio del Sumo Sacerdote Levítico colgado en el pecho (hay fotos); desde entonces, sus infames sucesores al frente de la Ramera no han dejado de ir, de besar el muro ruinoso, de ser recibidos en las sinagogas, de cometer horribles actos de communicatio in sacris con rabinos, mientras que a los Sucesores del bendito San Pedro los perseguían, asesinaban y acusaban ante las autoridades paganas.

Podemos poner tal cantidad de coincidencias que identifican al Anticristo con Montini, que es verdaderamente demoledor, pues jamás nadie llevó a la apostasía a todos los Sucesores de los Apóstoles en lo que duró el conciliábulo [los 3 años y medio citados por Daniel y por el Apocalipsis], jamás nadie llevó a la apostasía a todos los Católicos del mundo a excepción de los niños menores de 6 años bautizados válidamente, jamás nadie osó cambiar el Rito del Santo Sacrificio de la Santa Misa Católica exactamente a los 3,5 años de la Gran Apostasía del Cuerpo episcopal el 8 de diciembre de 1965, jamás nadie generó una “nueva religión” que en un mismo día tuvo millones de millones de adeptos,  jamás nadie había echado por tierra toda la verdad como lo hizo Montini al imponer su “nuevo” magisterio del error a todo el orbe, esto es, las herejías y apostasías que salieron del conciliábulo V2, y jamás nadie osó hacer eso sobre la sangre de los benditos Apóstoles Pedro y Pablo, literalmente hablando.


Si tenemos en cuenta que un Católico asesinado es un mártir y es Coronado en los Cielos con la Gloria Eterna, así como su sangre es semilla de nuevos Católicos; sin embargo, un Católico que hace defección del Catolicismo es un apóstata, y el fatídico día del 8 de diciembre de 1965, Montini consiguió que los legítimos Sucesores de los Apóstoles en reunión aceptaran que ellos adoran al mismo dios que aquéllos que niegan a Nuestro Señor Jesucristo y la Santísima Trinidad, esto es, los infieles musulmanes: "Sed propositum salutis et eos amplectitur, qui Creatorem agnoscunt, inter quos imprimis Musulmanos, qui fidem Abrahae se tenere profitentes, nobiscum Deum adorant unicum, misericordem, homines die novissimo iudicaturum", lo cual es un millón de veces más grave que si el Anticristo hubiera empalado en picas a todos los Obispos reunidos en el conciliábulo, y les hubiera mostrado a las turbas paganas y revolucionarias en la plaza de San Pedro del Vaticano. El Anticristo, sin violencia ninguna, nos ha dejado sin un solo vestigio del auténtico Catolicismo, logrando así el sueño de todas las revoluciones masónicas, liberales y socialistas, y además sin derramar una sola gota de sangre. Bajo el reinado del terror de este perverso hipócrita, la verdadera hecatombe espiritual universal que aconteció no es solo que los Católicos se pasaran en masa a otra religión anticatólica, sino que a los paganos, infieles, cismáticos y herejes se les ha quitado también la posibilidad de ser Católicos, y esto es un crimen de lesa humanidad, más grave que un millón de megatones atómicos.

¡Y qué peor muerte para el alma que la libertad de error!

"quis est mendax nisi is qui negat quoniam Jesus non est Christus hic est antichristus qui negat Patrem et Filium". (1 Juan 2,23)

Continuará...



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