EL PAPA ES EL DULCE CRISTO EN LA TIERRA


El Papa es verdaderamente Dios en la tierra, el Dulce Cristo, como lo llamaba Santa Catalina de Siena. De él emana TODO poder, TODA paternidad espiritual, TODA santidad, TODA justicia, TODA autoridad. Quien ama al Papa, le obedece sin rechistar en todo lo que él manda, pues él habla por inspiración directa del Espíritu Santo. Quien le ignora y desprecia sus palabras, ignora y desprecia al mismo Cristo. No tienen por tanto excusa alguna los intrusos sectarios de las sectas tradicionalistas, los cuales han creído impíamente poder burlar el Magisterio de los Papas, y ahora se encuentran todos excomulgados ipso facto por su satánica temeridad.


El Papa es el Dulce Cristo en la Tierra, todo lo sagrado fluye de él, absolutamente TODO. Sin el Papa NO HAY Iglesia jurídica, no hay Cuerpo Místico, sino sólo un conglomerado informe de miembros separados y dislocados de la fuente de vida y santidad, que es Dios, e inmediatamente después el Papa. Por tanto, si el Papa no suple o delega la jurisdicción, NO SE PUEDE ACCEDER A LA POTESTAD DE ORDEN, luego NO HAY TONSURA. El falso clero tradicionalista es TOTALMENTE INVÁLIDO además de ILÍCITO, no son más que meros laicos disfrazados, intrusos que han entrado por la puerta de atrás del redil y que sólo pueden devastar a las pobres ovejas que están hoy dispersas y desamparadas al haber sido herido el Pastor. Todos debemos pues huir como de la peste de esos desgraciados leprosos espirituales que caminan hacia la perdición mientras arrastran con ellos a un enorme número de incautos. ¡Mirad que os lo he predicho!

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