Meditación sobre la parábola del trigo y la cizaña (Mateo 13, 24-30)

 



Parábola de la cizaña (Mateo 13, 24-30)

Otra parábola les propuso, diciendo: “El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró grano bueno en su campo. Pero, mientras la gente dormía, vino su enemigo, sobresembró cizaña entre el trigo, y se fue. Cuando brotó la hierba y dio grano, apareció también la cizaña. Y fueron los siervos al dueño de casa y le dijeron: «Señor ¿no sembraste grano bueno en tu campo? ¿Cómo, entonces, tiene cizaña?» Les respondió: «Algún enemigo ha hecho esto». Le preguntaron: «¿Quieres que vayamos a recogerla?» Mas él respondió: «No, no sea que, al recoger la cizaña, desarraiguéis también el trigo. Dejadlos crecer juntamente hasta la siega. Y al momento de la siega, diré a los segadores: Recoged primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y al trigo juntadlo en mi granero».”



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Interpretación de la parábola de la cizaña (Mateo 13, 36-43)

Entonces, despidió a la multitud y volvió a la casa. Y los discípulos se acercaron a Él y dijeron: “Explícanos la parábola de la cizaña del campo”. Les respondió y dijo: “El que siembra la buena semilla, es el Hijo del hombre. El campo es el mundo. La buena semilla, ésos son los hijos del reino. La cizaña son los hijos del maligno. El enemigo que la sembró es el diablo. La siega es la consumación del siglo. Los segadores son los ángeles. De la misma manera que se recoge la cizaña y se la echa al fuego, así será en la consumación del siglo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y recogerán de su reino todos los escándalos, y a los que cometen la iniquidad, y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. ¡Quien tiene oídos, oiga!”




Meditación sobre la parábola del trigo y la cizaña, por Un Discípulo Amado de N.S.J.C.


Esta providencial parábola nos revela cuál es el lamentable estado del mundo en la actualidad. Con la Santa Sede finita tras la muerte del último Vicario de Cristo S.S. Pío XII, cuyo magisterio y disciplina rigen y están vigentes hasta la Parusía de N.S.J.C.; habiendo sido eclipsada la Santa Iglesia Católica Apostólica y Romana por la infame Ramera del Apocalipsis, engendrada fraudulentamente por el falso profeta Angelo Roncalli, alias "Juan 23", y el Anticristo personal G.B. Montini, alias "Pablo 666", durante el inmundo conciliábulo Vaticano 2, que fue la gran apostasía bíblica profetizada (II Tesalonicenses 2, 3); estando todos los templos de la Cristiandad ocupados por herejes, cismáticos y apóstatas consumados; no habiendo ya ningún ministro válido y lícito que no haya sucumbido a la apostasía conciliar, siendo todo el falso clero y los falsos religiosos que existen hoy únicamente simples laicos disfrazados, esto es, intrusos heréticos y cismáticos sin misión ni jurisdicción sobre absolutamente nadie, por tanto lobos rapaces con piel de oveja; tan desolador panorama nos muestra que nunca jamás el mundo estuvo tan saturado de envenenada cizaña diabólica como en nuestros días.




La cizaña de Satanás sembrada por el Anticristo y sus secuaces al frente de la Ramera -hoy el supremo desgraciado de Bergoglio, alias "Francisco I"- ha crecido hasta alcanzar proporciones grotescas e intolerables, ahogando la poquísima buena semilla que todavía existe en esta pobre tierra. Para colmo de males, los falsos cristos y los falsos profetas han hecho su aparición funesta a partir de la clausura del conciliábulo (8 de diciembre de 1965) y la configuración de Babilonia la Grande, madre de las prostitutas y los fornicarios. En efecto, una auténtica legión de individuos hipócritas y altivos se disputa el rebaño aturdido y confuso de Cristo, pugnando entre ellos por engañar al mayor número de almas incautas al grito de "¡Venid conmigo! ¡Yo tengo al Cristo, yo tengo los Sacramentos de siempre! ¡Yo no estoy en comunión con Bergoglio! ¡Yo soy un verdadero sacerdote católico tradicional!", etc., etc. Y no son pocos los que caen en sus redes, engañados por los cantos de sirena que esos infelices sectarios esparcen a los cuatro vientos.




En la pobre tierra de Francia, el peligro de los falsos profetas se ha multiplicado ad infinitum, pues no sólo pululan por allí cientos de falsos clérigos surgidos de la secta del gurú herético de Marcel Lefebvre, la F$$PX, sino que hay también un número considerable de lobos hipócritas procedentes de los falsos obispos "consagrados" por el desgraciado de Pierre Martin Ngô Đình Thục. Todos estos parásitos infestan el campo francés y el del resto del mundo, arrastrando con ellos a una enorme masa de ciegos y simples que son meros consumidores de sacramentos y no disciernen de manos de quién están recibiendo los auxilios espirituales, por lo que no obtienen ningún mérito sobrenatural ni ninguna gracia, sino que cometen negros sacrilegios y profanaciones cada vez que recurren a esos leprosos del cisma y la herejía, haciéndose acreedores de la cólera divina.




Queda manifiestamente patente que la cizaña lo ha cubierto absolutamente todo, con el gigantesco riesgo de ahogar la escasa buena semilla que sobrevive a duras penas en medio de tanta calamidad y tribulación espiritual. Por tanto, para mantenerse digno e intachable en mitad de la generación más pervertida y descarriada de la historia de la humanidad, quienes hemos sido llamados y escogidos por Dios Uno y Trino para acompañarle en su victoria final sobre el mundo, el demonio y la carne debemos permanecer escondidos en el silencio y la oscuridad de nuestros hogares, alejados de los falsos cristos y falsos profetas, guardando la Fe tal cual fue fundada por Jesucristo sobre la roca del bendito San Pedro, alimentándonos de las gracias espirituales que el Paráclito Consolador derrama sobre las almas fieles, practicando la contrición perfecta, la Comunión espiritual, la oración asidua y fervorosa, el ayuno, la limosna, y sobre todo, la lectura y meditación abundante de la Divina Palabra, fuente de vida eterna, para poder resistir y sobrevivir hasta la consumación final.




Nuestro glorioso Salvador no tardará ya demasiado, pues las señales que indican que la Parusía está cerca son visibles para quienes tengan un mínimo de instinto sobrenatural. Aguardemos su gloriosa y terrible Venida con santo temor y gozosa expectación, creciendo en sabiduría e inteligencia espiritual, esto es, en el piadoso temor de ofender a Dios y en la fuga del pecado y las ocasiones peligrosas, luchando con todas nuestras potencias para ser reputados como trigo bendito y no como cizaña dañina y estéril en aquel postrero día, sabiendo que salvaremos nuestras almas por la paciencia, y que sólo el que persevere hasta el final se salvará.




¡¡¡VEN PRONTO, SEÑOR JESÚS!!!




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