MANUAL DE SUPERVIVENCIA DURANTE LA GRAN TRIBULACIÓN Y LA OPERACIÓN DEL ERROR. (LXXXIX)
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“Yo he venido en el nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, ¡a ése lo recibiréis!” (Juan 5, 43).
Este misterioso versículo es, en realidad, bastante revelador y confirma lo que estamos afirmando al respecto del impío hijo de pecado, pues los falsos profetas se anuncian a sí mismos y son admirados sin más credenciales que su propia suficiencia, mientras que los discípulos de Jesús, que hablan en nombre de Él, son escuchados por pocos, como pocos fueron los que escucharon a Jesús, el enviado del Padre, y pocos son también los que escuchan a Sus Vicarios. Los comentarios de la Biblia de Mons. Straubinger nos indican que suele verse aquí una profecía de la aceptación que tendrá el Anticristo como falso Mesías, como así ha sucedido. En efecto, Montini, alias “Pablo 6”, fue el segundo “Papa" en pisar Jerusalén desde que se marchó de allí San Pedro, pues jamás un Vicario de Nuestro Señor Jesucristo había vuelto a la Ciudad Santa; Montini viajó allí y lo hizo disfrazado de Sumo Sacerdote Católico, así como con el Efod o Pectoral del Juicio del Sumo Sacerdote Levítico colgado en el pecho (hay fotos); desde entonces, sus infames sucesores al frente de la Ramera no han dejado de ir, de besar el muro ruinoso, de ser recibidos en las sinagogas, de cometer horribles actos de communicatio in sacris con rabinos, mientras que a los Sucesores del bendito San Pedro los perseguían, asesinaban y acusaban ante las autoridades paganas.
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Para
despejar todas las dudas respecto al Anticristo y evitar que ningún falso
profeta nos perturbe con falsos rumores y temores infundados, baste tener en
cuenta lo que sigue:
El Anticristo ya vino y murió, fue G.B. Montini, alias “Pablo 6”, el cual dejó sucesores (Luciani, Wojtyla, Ratzinger, y ahora Bergoglio), y desde aquel fatídico día del 8 de diciembre de 1965 el mundo no va a levantar cabeza, pues consintió en la abominable apostasía impulsada por el hijo de perdición. Por tanto, es absurdo seguir esperando a que venga “otro” anticristo, porque ya nadie puede engañar al Orbe que fue Católico, puesto que esto ya se hizo, ya fue engañado por el Anticristo Montini, el mundo un día se acostó Católico, y al día siguiente apostató en bloque. Hay que recordar que, en el libro del Apocalipsis, San Juan no habla de los paganos, sino que habla de los Católicos, así como toda la Escritura Santa, pues la Palabra de Dios se dirige a Sus hijos fieles que creen en Él, no a los paganos e incrédulos. Es un hecho innegable que la totalidad del Cuerpo Místico aceptó una falsa religión anticatólica a finales de 1965 bajo el dominio del Anticristo. Los Padres de la Iglesia, exégetas, Doctores, y Santos, esperaban que, con espadas de doble filo, las hordas del Anticristo asesinarían a los Católicos, regando Roma y el orbe entero con la sangre de mártires; sin embargo, bastó con una sola reunión de Obispos, quienes, en tiempos de paz, siendo éstos seducidos sobre la sangre de los mártires y de los Santos de Dios por la perversa retórica montiniana, que hizo adulterar y perder todo su sabor a quienes debían ser la sal y la luz de la tierra, aniquilaron espiritualmente a todo el Orbe y mataron a incontables almas con la libertad del error.
En este sentido, toda la bazofia corruptora expelida por el hijo de
perdición y disfrazada blasfemamente de “magisterio”, debe ser considerada
merecidamente como la obras más impía y satánica que jamás vio la luz; en
efecto, monstruosidades heréticas como “Ecclesiam suam”, “Lumen Gentium”,
Gaudium et Spes” o “Populorum Progressio” son peores, mucho peores que los
tratados de demonología o magia negra más oscuros y prohibidos por el Tribunal
del Santo Oficio, pues con esas aberraciones doctrinales repletas de errores y
blasfemias, y con semejantes artificios lingüísticos altisonantes empleados
astutamente por el Anticristo “Pablo 6”, este supremo burlador consiguió lo que
ningún tirano pagano ni ningún régimen represor ateo habían conseguido con sus
sangrientas y crueles persecuciones de cristianos durante casi 2.000 años, y
además sin derramar ni una sola gota de sangre, porque lo que ahí fue escrito
busca destruir el depósito de la fe y pervertir el alma de los fieles. En otra
época, esos miasmas infernales habrían sido quemados inmediatamente por el
Santo Oficio de la Iglesia Católica, pero hoy, en estos últimos tiempos de gran
apostasía y tribulación que vivimos, son aplaudidas y vitoreadas por los hijos
de la perdición que forman parte de la inmunda Ramera engendrada por el
Anticristo, quienes en el colmo de su soberbia y orgullo, consideran a Nuestro
Señor Jesucristo, a su Evangelio y al Magisterio infalible de sus Pontífices
como algo caduco y desactualizado.
Continuará...
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Insistiremos
de nuevo sobre la fatídica fecha del 8 de diciembre de 1965, clausura del
herético conciliábulo Vaticano 2, cuando se consumó la Gran Apostasía del
Cuerpo Episcopal que fue extendida por imposición a todo el Orbe Católico, y
absolutamente todo el Cuerpo Místico de N.S.J.C. saltó por los aires o se
desintegró virtualmente, de lo que resulta que hoy la Iglesia Católica visible
ha sido eclipsada o quitada de en medio, como ya lo advirtió San Victorinus
Petavionensis Obispo, primer exegeta latino, Padre de la Iglesia y Mártir, “la
Iglesia será quitada de en medio en los tiempos postreros”. La Iglesia Visible
es la Jerarquica, como dijo S.S. Pío XII, por lo que ya no hay Iglesia Visible
desde ese devastador tsunami espiritual que supuso el maldito conciliábulo y la
gran apostasía promovida por el perverso Montini, alias “Pablo 6”. Del mismo
modo, S.S. Pío IX nos lo dice abiertamente: "Que
Dios os dé la gracia necesaria para defender los derechos del Soberano
Pontífice y de la Santa Sede; porque sin el Papa no hay Iglesia, y no hay
Sociedad Católica sin la Santa Sede". Papa Pío IX, (Alocución a los
superiores religiosos, junio, 1872).
Estamos como en Juan 12:32-ss, muchos no quieren creer que la Iglesia debía morir o quitarse de en medio para dar paso a estos tiempos del Anticristo, de Satanás gobernando todas las naciones, etc., todo lo cual anuncia claramente como brotes verdes de la higuera la Venida de N.S.J.C. No quieren aceptar tampoco lo explícito del profeta Daniel cuando profetizó que el Santo Sacrificio cesaría definitivamente, no lo aceptan por una cuestión de detestable orgullo farisaico, de ahí que Dios les ciegue con la Operación del error y les abandone a sus retorcidas fábulas de la Anomia.
Un factor común a todos los acólitos de las sectas generadas por los falsos cristos de Lefebvre y Thuc es su absurdo e irracional miedo a una gran catástrofe universal o una dictadura impuesta por un ficticio y ridículo “nuevo” Anticristo, el cual se imaginan todos estos pobres ignorantes vendrá con un látigo a exigir sumisión absoluta a nivel planetario, siguiendo una delirante exégesis protestante y digna de cualquier tugurio de los barrios bajos que nada tiene que ver con la Escritura y con la realidad. Observamos, en efecto, que hay una necesidad imperiosa y catastrofista en todos estos remanentes sectarios de que suceda esa gran tribulación interpretada por ellos al más puro estilo de película catastrofista de Hollywood, lo cual es absolutamente absurdo y no se sostiene de ninguna manera. Cuando la cruda y terrible realidad es que llevamos 65 años desde la muerte de S.S. Pío XII, 58 años desde la Gran Apostasía del conciliábulo Vaticano 2 impuesta por el Anticristo Montini, dentro de la misma Gran Tribulación conforme se nos anunció en el Evangelio por parte de Nuestro Señor, y parece que algunos aún no se han enterado, pues qué mayor tribulación y congoja para los Católicos que el no poder ir a una Iglesia a doblar la rodilla frente al Tabernáculo, algo que todos los Católicos de todos los tiempos pudieron hacer, pero nosotros no, al estar la Iglesia eclipsada y todas sus estructuras visibles ocupadas por una odiosa secta apóstata y satánica.
Continuará...
MANUAL DE SUPERVIVENCIA DURANTE LA GRAN TRIBULACIÓN Y LA OPERACIÓN DEL ERROR. (LXXX)
Para
comprender mejor el desolador panorama presente desde una perspectiva
espiritual, que es como Dios lo considera todo, debemos saber que el mundo
entero está presa del espíritu inmundo de la ciudad terrena o del hombre, que
se opone a la Ciudad de Dios, el cual es el espíritu del Maligno y está
actuando desde que la serpiente antigua tentó primeramente a nuestra primera
madre, la infeliz Eva, pero es que además hoy, y desde el 9 de octubre de 1958,
fecha en la que murió S.S. Pío XII, tenemos que lidiar también con la mortífera
y extremadamente insidiosa Operación del error, cuyo blanco principal son las
pobres almas de fieles Católicos válidamente bautizados que empiezan a gustar
las delicias de la vida espiritual, pues dicha Operación les hace buscar
inmediatamente los falsos consuelos de los Sacramentos y la visibilidad de
algún vestigio de lo que fue la Iglesia Católica antes de la hecatombe
espiritual del conciliábulo Vaticano 2 y la Gran Apostasía que supuso su
aceptación por toda la Jerarquía y el alto y bajo clero, así como por la gran
masa de los desorientados y desprotegidos fieles.
Esta Operación es tan peligrosa y tan imperceptible que, si uno no está muy bien preparado teológica y canónicamente, es prácticamente imposible no caer en sus redes, aunque sea por algún tiempo, como nos ha pasado a todos. Para salir de ella realmente se necesita una gracia de Dios muy especial que nos haga tomar conciencia de la espantosa dimensión y gravedad de la situación; se necesita también mucha humildad para reconocer que todos nos equivocamos y anduvimos errantes y extraviados como el pueblo de Israel anduvo durante 40 años por el desierto, y después debemos someternos dócilmente a las luces e inspiraciones del Espíritu Santo Paráclito Consolador, pues sólo mediante la humildad y la pequeñez lograremos tocar el Corazón de Dios, predisponiendo a la Divina Providencia a actuar mediante sus caminos misteriosos, mostrándonos espacios en Internet que explican muy bien la formidable confusión diabólica y proporcionan una guía segura para no volver a encallar en las elaboradas y retorcidas fábulas de la Anomia que forman parte de la seducción de la iniquidad; en efecto, quien escribe esto considera que el bendito canal Youtube de mi querido hermano INTERREGNVM MCMLVIII https://www.youtube.com/c/INTERREGNVMMCMLVIII, e igualmente el canal de mi estimada hermana Mª Bettina Galo https://www.youtube.com/@bettinagalo, y también el blog de nuestro hermano José Augusto Ceccarelli www.sedefinismo.blogspot.com, son probablemente las únicas voces en el desierto que están predicando contra el enemigo y sus múltiples trampas para engañar a quienes pueda, con el pretexto absurdo de saltarse a la torera el Magisterio y aplicar la anarquía más espantosa por ser "tiempos extraordinarios o de emergencia" como dicen los hipócritas falsos cristos y sus falsos profetas de las sectas de Lefebvre y Thuc, así como ciertos elementos de la Ramera conciliar como puedan ser Viganò, Schneider, Sarah, y demás falsos profetas. Hay que comprender que vivimos en el tiempo de la Anomia, donde impera la ley de la Anomia, esto es, la carencia total de ley, la más pavorosa anarquía moral y doctrinal, el sálvese quien pueda y como sea, aunque eso signifique, según estos charlatanes hipócritas, que haya que transgredir el Magisterio y el CIC para buscar las Sagradas Órdenes de manera fraudulenta y prohibida, lo cual es una evidente y enorme contradicción y un CAOS con mayúsculas, pues implicaría cometer un espantoso pecado mortal que es además pecado contra el Espíritu Santo.
Paralelamente, otra imagen que nos ayudará a comprender dónde estamos es imaginar al mundo altivo y apóstata que avanza a velocidad de crucero hacia su espantoso final cual impío Titanic, mientras los poquísimos que hemos visto de cerca el fatídico iceberg acabamos de saltar al agua y nadamos lejos de esa mole de pecado e inmundicias, sostenidos por el auxilio divino y secreto del Espíritu Santo, nadando solos y exhaustos hacia los brazos de Nuestro Salvador y Redentor Jesucristo, que vendrá cuando ya prácticamente nadie le espere en Su terrible y gloriosa Parusía.
Continuará...
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La terrible realidad que muy pocos aceptan es que el 8 de diciembre de 1965 TODO el cuerpo episcopal al completo apostató de la Santa Fe Católica de manera pública y notoria, material y formalmente, al aceptar un nuevo Evangelio y un nuevo Magisterio sugeridos astutamente por el Anticristo Montini. Es el punto clave para entenderlo todo. O se acepta humildemente eso, por mucho que nos resulte difícil de creer o le repugne a nuestro despreciable amor propio, o seguiremos estando culpablemente engañados por la Operación del error y sus fábulas de la Anomia.
Las
abominables actas del Vaticano 2 están PLAGADAS de errores y herejías, y bastaba
con sólo aceptar UNA SOLA de esas herejías para caer también en la herejía y la
apostasía, y por tanto salir ipso facto de la Iglesia, como así sucedió
lamentablemente con nuestros irresponsables y traidores Obispos.
Hay dos
fechas capitales que debemos señalar bien para que los lectores comprendan
dónde estamos y cómo hemos llegado hasta el desastre monumental en el que el
Orbe entero está sumido:
A partir del 9 de
octubre de 1958, muerte de S.S. Pío XII, comienza a aplicarse la disciplina
para Sedes Vacantes impuesta por el último Vicario de Cristo en su Constitución
Apostólica Vacantis Apostolicae Sedis de 1945.
A partir del fatídico día del 8 de diciembre de 1965, con la clausura del herético y apóstata conciliábulo Vaticano 2 en forma solemne y ex cátedra, dogmática, mediante el decreto «In Spiritu Sancto» del Anticristo Montini, alias “Pablo 6”, comienza a aplicarse el canon 188.4.
Se trata del
Breve o Decreto por el cual el Anticristo vence a los Santos (Apocalipsis 13,
7) e impone su falsa autoridad sobre todo el Orbe Católico al obligarlo a
aceptar la Apostasía impulsada por él en forma de decretos conciliares que son
ratificados por todos los Obispos, perdiendo estos desgraciados ipso facto
todos sus cargos y jurisdicciones sobre el Rebaño de N.S.J.C. [Canon 188.4
& Bula Cum ex apostolatus officio].
Si se considera atentamente la gravedad
y el alcance del mismo, es aterrador, pues ese simple y aparentemente rutinario
acto de clausura del conciliábulo constituyó la mayor ofensa y el más
repugnante acto de desobediencia realizados contra Dios Uno y Trino por quienes
habían sido confirmados por el sello del Espíritu Santo para regir y apacentar
la grey a ellos confiada.
Con la
aceptación mediante la firma de ese Breve o Decreto así como del resto de
constituciones conciliares repletas de escandalosos errores y groseras herejías,
el Anticristo se metió en el bolsillo a los Obispos y los engañó a todos,
haciéndoles apostatar y salir ipso facto de la Santa Iglesia Católica para entrar
a formar parte del abominable cuerpo místico del Anticristo o Ramera Montiniana
o de Babilonia la Grande, la Prostituta del Apocalipsis, que fue engendrada en
el curso del infame conciliábulo. Así, repetimos, venció el Anticristo a los
Santos, sin derramar apenas una sola gota de sangre, pues aquel supremo
perverso consiguió que todos los Sucesores de los Apóstoles válidos y lícitos
que había en el Conciliábulo no sólo no se opusieran, sino que aceptaran servilmente
la apostasía ese triste día del 8 de diciembre de 1965, cuando el mismo
Anticristo impuso a todos los fieles Católicos su magisterio del error, en
contubernio con los Obispos Católicos, que en ese mismo instante perdieron su
oficio y jurisdicción, convirtiéndose todos ellos en falsos cristos, lobos con piel de oveja y peligrosos ladrones de almas.
Continuará...
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7. Modus operandi de la Operación del
error, a quiénes golpea y cómo salir de ella, Dios Uno y Trino mediante.
“Ideo mittit illis Deus operationem
erroris ut credant mendacio”.
Abordamos
primeramente en este punto el misterio insondable de la Operación del error,
que golpea a todos los que fueron Católicos antes de la Gran Apostasía, y
también a quienes han nacido después de ella sin excepción. Seguidamente,
aventuraremos una explicación de las distintas etapas que el Espíritu Santo
utiliza para sacar a las almas de tan funesto engaño, el cual es un merecido
castigo por la tibieza y pusilanimidad que hizo que todos aceptáramos, en mayor
o menor grado, la Gran Apostasía promovida por el perverso Anticristo Montini,
alias “Pablo 6”, y sus impíos sucesores en la infame secta conciliar o de
Babilonia la grande.
La Operación
de error puede definirse como una gigantesca ceguera universal enviada por Dios
para no distinguir la nueva “religión” promulgada por el Anticristo y sus
secuaces del Catolicismo verdadero, por eso diría San Pablo que hay que retener
la doctrina que se aprendió y no aceptar novedades.
Esta
monumental ceguera colectiva, esta Operación de error, la envía Dios en estos
tiempos, desde los años 70-80 con los cismas suscitados por Lefebvre y Thuc,
cismas que han generado a su vez multitud de nuevos cismas y grupúsculos
sectarios hasta el presente, y golpea de modo especial a los orgullosos “tradicionalistas” como justo castigo por rechazar
el Magisterio y no querer aceptarlo por las consecuencias y conclusiones que de
él salen (Juan 12,33,ss), mientras que en 1965 se desencadenó dicha seducción
de la iniquidad por el ansia de novedad y adaptarse al mundo de los tibios y
descarriados Obispos, que les llevó a defeccionar y apostatar en masa con la
clausura del herético conciliábulo Vaticano 2 promovido por el impío y astuto
Anticristo Montini-Pablo 6. La Operación del error es enviada también por los actos
de voluntad rebelde de la gran mayoría de bautizados, ya que el Magisterio siempre
ha estado ahí, Dios Uno y Trino mediante, Cielo
y Tierra pasarán, más mis palabras no pasarán, pero lamentablemente son muy
pocos los que han buscado la voz autorizada de los Papas, prefiriendo
inventarse absurdas fábulas y un nuevo y espurio “magisterio” para justificar
su funcionamiento como intrusos sin Pedro y contra Pedro.
San Victorino de
Pettau, Obispo y mártir, 250 - 304
"Y vi otra señal grande y maravillosa,
siete ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellos se consuma
la indignación de Dios. Porque la ira de Dios siempre golpea al pueblo
obstinado con siete plagas, es decir, perfectamente, como está dicho en
Levítico; y estos serán en el tiempo postrero, cuando la Iglesia
haya salido de en medio."
Capítulo XV.
Comentario al Apocalipsis por Victorinus Petavionensis, Obispo, primer exegeta
latino, Padre de la Iglesia y mártir.
Excelente y
muy oportuna la cita de Juan 12,33 ss, apoyado en San Victorino de Pettau. La
analogía entre la muerte de N.S.J.C. y la desintegración del Cuerpo Místico es
impresionante y certera. Hoy, al igual que cuando N.S.J.C. anunció que el
Mesías debía morir para que se cumplieran las Escrituras y fue abandonado por
muchos, también son muchos los obstinados rebeldes que se niegan a creer que el
Papado y la Iglesia han sido quitados de en medio, y mediante esta obstinación
se separan ellos mismos de la Verdad, cayendo en la seducción de la Operación
del error y sus múltiples fábulas del Ánomos.
Continuará...
MANUAL DE SUPERVIVENCIA DURANTE LA GRAN TRIBULACIÓN Y LA OPERACIÓN DEL ERROR. (LXXVII)
Antes de
concluir esta sección sobre el mundo, es importante que se sepa que la apostasía
del mundo que intentan vendernos los charlatanes de los falsos cristos y sus falsos
profetas, no es tal, pues ellos enseñan pretenciosamente que la apostasía bíblica
se refiere a la del mundo y sus descreídos habitantes, lo cual es falso y un
grave error, pues el mundo no puede
apostatar ya que jamás tuvo la verdadera Fe ni conoció a Dios (!!) Esos
consumados sofistas hipócritas divulgan esta grosera mentira para engañar a las
almas simples y cándidas, haciendo que caigan en sus garras. El mundo no tiene nada que ver con la
Apostasía, puesto que nunca creyó en Dios, sino que está en la tiniebla más
espantosa desde el principio de la Creación.
En este
sentido, es esencial dejar bien claro que la Gran Apostasía se refiere
exclusivamente a la corrupción de lo más santo y elevado que tenía la Santa
Iglesia, que era la Jerarquía, es decir, los Cardenales y el Cuerpo Episcopal.
Una vez caen todos ellos el 8 de diciembre de 1965 con las firmas de las
heréticas actas del conciliábulo, se consuma la Apostasía y se extiende al
resto del Cuerpo Místico, corrompiendo a todos los miembros y haciendo que
pierdan la luz y la sal que puede salvar al mundo. Se podría afirmar que, en ese mismo momento, da
comienzo oficialmente la Operación del error, que Dios envía a todos los que
formaban el Cuerpo Místico como castigo terrible y justo por haber apostatado
de la Verdad y la Santa Fe Católica. Ese engaño es tan insidioso y sutil que
hace que los que estén bajo su influjo crean que reciben la inspiración del
Espíritu Santo, cuando en realidad es muy distinto, ya que es un falso poder o
fuerza engañosa que les ciega y les llena de falsa humildad y mucha soberbia
espiritual e intelectual, haciendo que se convenzan falsamente de que la figura del Papa no sería necesaria para nada y que se le podría desobedecer impunemente. Pero esto será
tratado con mayor amplitud en el siguiente capítulo.
Continuará...
MANUAL DE SUPERVIVENCIA DURANTE LA GRAN TRIBULACIÓN Y LA OPERACIÓN DEL ERROR. (LXXVI)
Las
siguientes citas están extraídas del libro del Apocalipsis, y contienen una
terrible y muy clara advertencia contra los mundanos. Los comentarios que las
acompañan son bastante explícitos.
Apocalipsis
San Juan, capítulo 21
5 *Y Aquel que estaba sentado en el trono dijo: “He aquí, Yo hago todo nuevo.” Dijo también: “Escribe, que estas palabras son fieles y verdaderas.” 6 *Y me dijo: “Se han cumplido. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tenga sed Yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. 7 *El vencedor tendrá esta herencia, y Yo seré su Dios, y él será hijo mío. 8 *Mas los tímidos e incrédulos y abominables y homicidas y fornicarios y hechiceros e idólatras, y todos los mentirosos, tendrán su parte en el lago encendido con fuego y azufre. Esta es la segunda muerte.”
[* 8. En contraste diametral con lo del versículo 7, y ya sin ningún término medio, muestra este versículo la segunda muerte, o sea, el lago de fuego y azufre, el mismo infernal destino que la Bestia y el Falso Profeta inauguraron según 19, 20 y adonde Satanás acaba de ser arrojado (20, 9 s.). Cf. 21, 6. Llama la atención ver allí a los tímidos. Ni es esto lo que Israel llamaba santo temor de Dios (la reverencia con que lo honramos), ni tampoco es lo que el mundo suele llamar cobardía, en los que no hacen alarde de arrojo y estoicismo, pues la suavidad de las virtudes evangélicas no lleva por ese rumbo sino por el de la pequeñez infantil (Mateo 5, 3; 18, 3; Salmo 68, 15 y 21 y notas). Los tímidos que no llegarán a este cielo maravilloso son los que fluctúan entre Cristo y el mundo (Mateo 6, 24 y nota); los que se escandalizan de las paradojas de Jesús (Mateo 11, 6; Lucas 7, 23 y notas); los de ánimo doble, que dan a Dios todo, menos el corazón, lo único que a Él le interesa, y no se deciden a pedirle la sabiduría que Él ofrece porque temen que el divino Padre les juegue una mala partida (Santiago 1, 5-8 y notas); los que se dejan llevar “a todo viento de doctrina” (Efesios 4, 14; I Corintios 12, 2; Mateo 7, 15) y, por falta de amor a la verdad, concluyen siempre seducidos por la operación del error para perderse (II Tesalonicenses 2, 10 y nota).]
Apocalipsis
de San Juan, capítulo 22
[* 15. En esta lista, como en 21, 8, se pone el acento más aún que en los pecados, en la doblez e infidelidad, pues los celos del Amor ofendido son “duros como el infierno” (Cantar de los Cantares 8, 6). De ahí que los perros, más que a los sodomitas como en Deuteronomio 23, 18, designan aquí a los de Filipenses 3, 2, que en Gálatas 2, 4 se llaman “falsos hermanos” (cf. II Timoteo 3, 5). El Señor lo usa para los paganos en Mateo 15, 22, queriendo solamente probar la fe de la cananea. Más fuerte es el sentido que le da en Mateo 7, 6 aplicándolo a los que sería inútil evangelizar, pues rechazando la Palabra de amor de Dios (Juan 12, 48) se excluyen de la sangre salvadora del Cordero (versículo 14) y bien merecen el nombre de perros.]
Los tímidos, una de sus versiones, serían también los Católicos-Liberales, dentro de los cuales estarían los lefebvristas, los Reconocer & Resistir, y los nuevos tradicionalistas de T.O.C. En ese nutrido grupo estarían todos aquellos ´línea-media" que intentan absurdamente conciliar a Cristo con Belial, la luz con las tinieblas, la Esposa con la Ramera, etc. Dentro de los "tímidos" se hallan también todos aquellos timoratos y pusilánimes que se empeñan en reconocerle alguna legitimidad a la Ramera y a los falsos cristos del pseudo clero montiniano, así como de las sectas tradicionalista y sedevacantista. Luego habrá muchos falsos profetas también dentro de esta categoría, que se hacen los voceros de estos falsos cristos y amenazan con el castigo eterno a quienes no crean las absurdas y perversas fábulas de la Anomia, que esos desgraciados han elaborado para tratar de engañarse a ellos mismos y a quienes les sigan ciegamente a sus bodegas y garajes sacrílegos particulares. Mientras que los thucistas puros y duros serían cismáticos y rebeldes al Papado y al Magisterio, desobedientes por naturaleza, como el padre de la mentira y la desobediencia.
Continuará...
MANUAL DE SUPERVIVENCIA DURANTE LA GRAN TRIBULACIÓN Y LA OPERACIÓN DEL ERROR. (LXXV)
Todos los
Santos de N.S.J.C. han hecho la guerra al mundo y le han combatido y
denunciado, siguiendo así el ejemplo marcado por el Divino Salvador y Redentor.
No temieron enfrentarse al mundo y desenmascarar su perfidia e hipocresía. Su
valiente y bendito testimonio convenció al mundo y su príncipe Satanás de
pecado. El Espíritu Santo Paráclito Consolador estaba con ellos y les inspiraba
las palabras que debían pronunciar y la conducta que debían observar en
relación al mundo y sus vanidades y engaños. Por eso los poderosos según el mundo,
esto es, los emperadores, los reyes y los príncipes paganos, en una palabra,
los representantes de Satanás en la tierra, pues toda esa gente gobernaba por
el terror, la esclavitud y el sometimiento de sus desgraciados e impotentes
súbditos, por eso digo, estos poderosos mundanos, hijos de Satán, temían y
odiaban a N.S.J.C., el Hijo de Dios vivo, así como a todos sus Santos
Pontífices, Mártires y Vírgenes, porque ellos eran la luz enviada por el Padre
Eterno para alumbrar al mundo y hacerle ver que sus obras no eran buenas, de
ahí que el mundo y sus desdichados amadores huyan de la luz de Dios, esto es,
del Santo Evangelio de N.S.J.C. y de Su Santa Palabra reflejada en la Sagrada
Escritura, así como del Magisterio infalible de Sus Vicarios, pues le tienen un
pánico atroz porque saben que les denuncia todas sus obras de iniquidad e
hipocresía. Por eso odia tanto el mundo a Dios y a los suyos, porque el mundo
no es de Dios, sino de su impío príncipe, Satanás, el cual fue expulsado del
cielo por su soberbia y su desobediencia intolerables, las cuales ha infundido
en todos los que se rebelan contra la Verdad y la única autoridad, que es Dios
Uno y Trino. Por eso hubo tantos Mártires y Vírgenes que fueron martirizados de
las más diversas y crueles maneras, arrancándoles los ojos en muchos casos sus
crueles verdugos, pues el mundo y sus orgullosos dueños no podían ni pueden
soportar que se les observe y se les reprenda por la perversidad y la falsedad
de sus acciones.
De todo lo
anterior se deduce que quienes somos de Dios no podemos transigir ni comulgar
en lo más mínimo con la falsa filosofía torcida del mundo, pues sus máximas y
sus postulados errados y tendenciosos se oponen siempre al Evangelio y a la
santa Ley de Dios, por tanto, también al Magisterio, la Doctrina y la
Tradición. En efecto, los cristianos no podemos ni debemos nunca acomodarnos a
la opinión general imperante, ni al falso sentido mal llamado “común”, ni a la
sabiduría popular, que no es sabiduría en absoluto sino la más demencial
necedad al no reconocer a Dios ni guiarse por criterios espirituales. Al
contrario, los cristianos hemos sido puestos en el mundo por Dios Uno y Trino
para escandalizar a los mundanos y a quienes han hecho de esta vida miserable
su morada permanente, pensando que van a vivir eternamente aquí, olvidando y
despreciando por completo la otra vida y la eternidad. Los cristianos debemos
incendiar el mundo entero con las llamas de la Caridad y el amor de Dios, y
traspasar los corazones y las conciencias con la espada de doble filo de la
Palabra de Dios, la cual tiene el poder de sacar a quienes estaban en las
tinieblas y hacer de ellos hijos e hijas muy amados de Dios. Un cristiano no
puede ser nunca conformista y complaciente con el mundo y sus mentiras.
Con los
mundanos debemos hablar de cualquier cosa lo justo, pues es más que evidente
que no reciben las luces y gracias que nosotros sí hemos recibido, y por eso
cuando hablan y enjuician, lo hacen no según Dios y el Espíritu Santo como
nosotros, sino según el falso espíritu del mundo, que nosotros sabemos que no es
otro que el espíritu inmundo de Satanás. Cuando los mundanos intenten
imponernos su visión de las cosas torcida y equivocada, debemos corregirles con
Caridad y humildad, pero también con un justo sentido de la equidad, haciéndoles
ver en qué se equivocan, aunque luego ellos no nos hagan ni caso y piensen que
somos nosotros los locos y los raros, los endemoniados, como ya le pasó a
N.S.J.C. cuando reprendía y censuraba la hipocresía y la malicia de los
hipócritas fariseos y escribas. El sino de los cristianos es ser incomprendidos
y perseguidos por el mundo y sus ciegos partisanos, porque vivimos en
hostilidad permanente con el mundo y su impío príncipe.
MANUAL DE SUPERVIVENCIA DURANTE LA GRAN TRIBULACIÓN Y LA OPERACIÓN DEL ERROR. (LXXIV)
Sobre las tres concupiscencias.
El
evangelista San Juan dice que las cosas del mundo que el cristiano ha de
aborrecer, porque hacen que el corazón del hombre se aleje de Dios, son:
concupiscencia de la carne, concupiscencia de los ojos y soberbia de la vida (1
Jn. 2, 16).
1) La
concupiscencia de la carne abarca todos los apetitos y deseos propios que
emanan de la carne, o sea, de nuestra naturaleza humana corrompida por el
pecado, como son la lujuria, y también los apetitos desordenados de la comida,
de la bebida, de los placeres mundanos y toda aspiración al bienestar sensible
y carnal…
2) La
concupiscencia de los ojos. Se ha dicho que las ventanas del alma son los ojos,
y por ellos la mala inclinación del hombre se sirve para cometer pecados, pues
a través de ellos entran las cosas obscenas e ilícitas que se presencian con
agrado en los espectáculos o en escenas inmorales…
3) La
soberbia de la vida, es decir, el apego exagerado a nuestra persona, la
idolatría del propio yo, el egoísmo, en cuyo fondo están las raíces del pecado.
El hombre tentado por el orgullo se vanagloria en las riquezas, los honores y
los placeres. Nos hacemos culpables de orgullo por apegarnos a nuestras ideas y
nuestra voluntad, por presunción, con complacencia en nosotros mismos, por
jactancia, por autosuficiencia, no tomando consejo de nadie, por hipocresía,
mostrando más piedad y talento que el que se posee…
De estas
tres concupiscencias, dice Santo Tomás, derivan, como de tres raíces, todos los
pecados.
El mundo
vive en la impenitencia y el escándalo permanentes, y así perecerá. A la hora
que el Padre Eterno tenga fijada y decretada desde toda la eternidad, acabará
por fin la ficción absurda y desquiciada de este mundo que renegó de Dios y no
conoció ni quiso recibir a la única luz del mundo, N.S.J.C. Mientras tanto,
quienes somos hijos muy queridos de Dios Uno y Trino debemos peregrinar en
medio de este peligrosísimo valle de lágrimas, rodeados a diestra y siniestra
por escandalosos, impúdicos, descreídos, viciosos, inmorales, orgullosos,
avarientos, glotones, perezosos, invertidos, idólatras de toda raza, índole,
lengua y condición. Esta es la cizaña que nos rodea y amenaza con engullir y
ahogar la buena semilla que produce el trigo de los escogidos de Dios Uno y
Trino, pero no tienen ningún poder o influjo sobre nosotros si les tratamos con
una santa indiferencia y con moderado desprecio, pues todos esos desgraciados
no ven ni entienden las cosas de Dios ya que no dejan que la buena semilla de
la santa Palabra de Dios penetre en ellos y dé su fruto para la vida eterna,
por lo que al carecer de criterio espiritual para juzgar las cosas, únicamente
juzgan en base a criterios humanos, racionales, pero sin la luz de la Fe, por
lo que erran miserablemente y son bamboleados sin piedad por las pasiones
animalescas, las emociones y obsesiones compulsivas, y el sentimentalismo hueco
y estéril, que no deja de ser una forma sibilina de egoísmo y de orgullo
encubierto, ya que exige siempre la autosatisfacción por encima de cualquier
otra consideración, atropellando así con los derechos del Creador sobre su
criatura, atropellando con Dios y Su Cristo, al cual estos infelices crucifican
una y otra vez por satisfacer impía y ciegamente su orgullo y su voluptuosidad.
Para ellos, la única norma suprema y profana es hacer siempre su propia
voluntad torcida y egoísta, ante lo cual no vacilan lo más mínimo en
transgredir todos los sagrados preceptos y leyes establecidas por Dios Uno y
Trino, atropellando incluso con su propia voz de la conciencia, que les
reprocha y reprende constantemente sus múltiples extravíos y crímenes, y que
fue puesta por Dios para que actúe como el gusano roedor que martillea sus
cabezas, incluso ya en esta efímera vida mortal.
MANUAL DE SUPERVIVENCIA DURANTE LA GRAN TRIBULACIÓN Y LA OPERACIÓN DEL ERROR. (LXXIII)
El mundo
vive envuelto en múltiples escándalos y en una conmoción permanente, ávido de
novedades malsanas y de pecados que ofenden enormemente a Dios. El mundo está
podrido por el escándalo que provocan los malos y los impíos. Cuando la Santa
Iglesia Católica era visible y estaban los Papas para combatir y denunciar el
error y la falsedad, los escándalos eran pronta y ejemplarmente reprimidos por
los Vicarios de Cristo y por los Obispos y los Santos; pero desde que murió el
último Papa S.S. Pío XII, y el Katejón u obstáculo que impedía la manifestación
del impío Anticristo fue apartado, el diablo ha sido desencadenado y soltado
para que seduzca y engañe a las naciones y a quienes no están marcados con el
sello de la Fe, y esparce sus errores, engaños y escándalos sin nadie que se le
oponga, ya que la Iglesia ha sido eclipsada y como quitada de en medio (San
Victorino de Pettau).
Por eso,
Nuestro Señor condena de manera particular a los escandalosos y a los
calumniadores, pues hacen un daño enorme a muchas almas inocentes, a los
pequeños que no conocen la malicia del mundo y sus engaños.
Todos los
discípulos de Jesucristo estamos llamados a luchar contra el mundo y vencerlo
con la espada de doble filo de la Palabra de Dios y del Espíritu Santo. Toda
nuestra vida debe ser, pues, una lucha constante contra el mundo y sus millares
de voces calumniadoras y escandalosas. Nuestra batalla consiste en demostrar
que el mundo no tiene razón y que sólo sabe engañar y calumniar, como su tiránico príncipe el demonio.
El amor de Dios y el amor del mundo son dos amores incompatibles, porque el amor del mundo no puede existir en el corazón de un cristiano que conoce y ama a su Padre Dios. Quien se deja seducir por el mundo y por sus placeres envenenados no posee el amor del Padre, el cual no puede estar en él dado que el mundo y el Padre son enemigos desde el principio.
A la pregunta de si es lícito a un cristiano amar las cosas del mundo, responderemos con el apóstol que no está prohibido amarlas, pero que ese amor no debe ser desordenado y absoluto, llegando a olvidarse de Dios.
Como nos
dice San Agustín: “Todo lo que hay en el mundo, Dios lo ha hecho…; pero ¡ay de
ti si tú amas las criaturas hasta el punto de abandonar al Creador!... Dios no
te prohíbe amar estas cosas, pero te prohíbe amarlas hasta el punto de buscar
en ellas tu felicidad… Dios te ha dado todas estas cosas. Si, por el contrario,
tú amas estas cosas, aunque hechas por Dios, y tú descuidas al Creador y amas
al mundo, ¿acaso no será juzgado adúltero tu amor?... ¿Amas la tierra? Tierra
eres. ¿Amas a Dios? ¿Qué diré? ¿Eres Dios? No me atrevo a decirlo por cuenta
propia. Oigamos las Escrituras: “Yo he dicho: Sois dioses e hijos del
Altísimo”.
Continuará...