MANUAL DE SUPERVIVENCIA DURANTE LA GRAN TRIBULACIÓN Y LA OPERACIÓN DEL ERROR. (LXXXIX)



“La amistad de este mundo hace adúlteras las almas y las hace fornicar lejos de su único, verdadero y legítimo cónyuge, de quién habéis recibido como anillo el Espíritu Santo”.

San Agustín, Sermón, 260C, 7


El siniestro objetivo del extremadamente perverso Anticristo Montini fue engañar a todos los fieles, pero principalmente a los más piadosos, esto es, a aquellas almas en cinta de la buena semilla de la Palabra de Dios que había sido plantada en ellos por el Espíritu Santo (!); de ahí que N.S.J.C. se lamentara en Mateo 24, 15-19 acerca de aquellas embarazadas y aquéllas que habían dado a luz, lo cual deber entenderse para este caso en clave espiritual, refiriéndose Nuestro Señor a las almas que estaban bajo el influjo y la acción santificadora y regeneradora del Espíritu Santo cuando la abominación de la desolación fue colocada en el lugar santo, es decir, cuando la Santa Sede fue usurpada por el Anticristo “Paulo 6”, porque todas esas almas sufrirían una auténtica persecución y calvario espiritual al estar bajo el gobierno del Anticristo, como tristemente así fue, pues ese soberano impostor las repudiaba abiertamente y sin ningún complejo, al tiempo que las obligaba sibilinamente a apostatar al aceptar el error y la herejía, valiéndose para tan funesto fin de la obediencia que todas esas almas viriles y esforzadas siempre profesaron hacia el Vicario de Cristo. Queda así revelado el golpe maestro de Satanás para infiltrarse y destruir a la Iglesia desde dentro, pues el diablo bien sabía que, colocando a su hijo de perdición en lo más alto del edificio sobrenatural de la Iglesia, pronto conseguiría descomponer y demoler el Cuerpo Místico visible, como lamentablemente así ha sido. Ciertamente, lo más apropiado y urgente para esas pobres almas consagradas hubiera sido hacer lo que Nuestro Señor nos advirtió en el mismo pasaje de Mateo 24 citado arriba, cuando exhorta a todos los que formaban parte de la Iglesia Católica durante el fatídico momento de la abominación desoladora a salir de ella inmediatamente y refugiarse en los montes y los campos, para no tener parte en las iniquidades y sacrilegios que el Anticristo iba a cometer y hacer cometer a quienes estuvieran bajo su tiránico dominio, amparándose en su falso estatus de Pontífice, que le hacía prácticamente intocable a ojos de todos.


Comprobamos de manera muy dolorosa que hasta las almas aparentemente más formadas y maduras sucumbieron sin embargo al aceptar a un siniestro personaje que enseñaba el error y la herejía como Papa, lo cual es imposible, como así se sabía por la Constitución dogmática PASTOR AETERNUS del Concilio Vaticano y un sinfín de documentos pontificios.


“Porque el Espíritu Santo fue prometido a los sucesores de Pedro, no para que, por su revelación, dieran a conocer alguna doctrina nueva, sino para que, con su ayuda, guardaran religiosamente y expongan fielmente la revelación o depósito de fe transmitido por los apóstoles. En efecto, su enseñanza apostólica fue acogida por todos los venerables padres y reverenciada y seguida por todos los santos doctores ortodoxos, pues sabían muy bien que esta sede de San Pedro siempre permanece intacta por cualquier error, de acuerdo con la promesa divina de nuestro Señor y Salvador del príncipe de sus discípulos: he rogado por ti para que tu fe no falte; y cuando te hayas vuelto, fortalece a tus hermanos [Lucas 22:32]”.

S.S. PÍO IX, PASTOR AETERNUS, 1869

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MANUAL DE SUPERVIVENCIA DURANTE LA GRAN TRIBULACIÓN Y LA OPERACIÓN DEL ERROR. (LXXXVII)


Un punto muy importante que parecen olvidar todos los que, habiendo sido engañados por los falsos cristos y sus falsos profetas, siguen esperando absurdamente el advenimiento de un Anticristo cruel y tirano hasta el extremo, es que al diablo no le interesa en realidad engañar a los mundanos y paganos, que por desgracia hoy constituyen la amplia totalidad de la humanidad, a Satanás no le interesan ellos, ¡precisamente porque ya los tiene engañados a todos! En efecto, el diablo es el príncipe de este mundo, el cual está bajo su influjo, por eso él busca principalmente acabar ¡con los últimos elegidos de Dios, esto es, los últimos Católicos verdaderos!, pues sabe bien que ésos son los únicos que están fuera de su influjo maligno y corrupto, de ahí que se afane en perseguir sin descanso a quienes se esfuerzan por mantener pura e inalterable la Santa Fe Católica, Apostólica y Romana, porque quiere devorar a los hijos de Dios, quiere devorar la buena semilla que llevamos dentro, semilla que ha sido plantada por el Espíritu Santo Paráclito mediante la buena acogida y la fidelidad constante a la Gracia de Dios, semilla que tiene el poder de hacer hijos de Dios a quienes nos escuchen, y que hace de nosotros la verdadera Iglesia Católica hoy, o sea, la mujer que ha dado a luz al varón que apacentará todas las naciones con cetro de hierro, esto es, N.S.J.C., y que huye al desierto inspirada y protegida por el Espíritu Santo, el Pequeño Rebaño o Pusillus Grex, tal como leemos en el libro del Apocalipsis, capítulo 12. Por eso nos busca enfurecido el demonio, porque sabe que le queda poco tiempo para acabar de perder a todos los habitantes del orbe, especialmente a quienes hemos acogido la buena semilla de la Palabra de Dios y estamos dando el fruto que el Espíritu Santo espera de cada uno de nosotros, pues ese maldito impío nos tiene envidia y no quiere que difundamos la Santa Palabra de Dios, porque sabe que ésta tiene el poder de sanar a las almas y hacerlas entrar en la vía angosta que conduce a la salvación.


No deja de ser muy significativo el hecho de que una de las primeras acciones disolventes del gran hijo de Satanás de Montini cuando usurpó el Papado fue dejar de ser el protector y el patrón de todas las Órdenes y Congregaciones Religiosas, lo cual no es sorprendente, pues el Anticristo odiaba particularmente a las almas más piadosas y escogidas de Dios, por eso este supremo traidor sabía que tenía que engañar, corromper y pervertir en primer lugar a las almas más puras y avanzadas en la vida espiritual, como los religiosos de clausura y otras almas místicas de las que estaban repletas los Conventos, Abadías y Monasterios, que este miserable consiguió vaciar en muy pocos años después de instaurar e imponer la gran apostasía del herético conciliábulo convocado por él y por su falso profeta Roncalli. Vemos así cómo Satanás, mediante la astucia y perversidad su Anticristo, consiguió seducir y corromper a lo más selecto y granado de la Ciudad de Dios, cumpliéndose tristemente la máxima de San Gregorio Magno “Corruptio optimi pessima”, pues una vez los más Santos y fuertes en la Fe hubieron sido vencidos, el resto de miembros del Cuerpo Místico caerían fácilmente y sin apenas resistencia al seguir el ejemplo de sus hermanos mayores más formados.


Se entiende ahora por qué este supremo inicuo buscó siempre pervertir y corromper a la Iglesia haciendo que abrazase al mundo y su falso espíritu, que no es otro que el espíritu de Satanás, promoviendo siempre el diálogo con el mundo y la tolerancia suicida con sus errores y herejías, pues él sabía muy bien que esto significaba apostatar de la sagrada Fe Católica que esas almas nobles habían mantenido durante muchas décadas.

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MANUAL DE SUPERVIVENCIA DURANTE LA GRAN TRIBULACIÓN Y LA OPERACIÓN DEL ERROR. (LXXXVI)


Y también esto, sacado del mismo discurso blasfemo del Anticristo a las Naciones Unidas: “Los pueblos de la tierra se vuelven a las Naciones Unidas como hacia la última esperanza de concordia y paz”.


Qué “curioso”, señor Montini, nosotros pensábamos que era la Santa Iglesia Católica Apostólica y Romana, la única, primera y última esperanza de concordia y paz verdaderas, qué “curioso”, señor Montini, que para usted lo sea una horda de políticos burócratas infieles, ateos y paganos reunidos en Nueva York…


La siguiente cita ayudará a comprender lo que afirmamos, pues la realidad nos ha confirmado tristemente que esto ha sucedido exactamente así.

Santo Tomás: "creerán los impíos estar en paz y seguridad, después de la muerte del Anticristo, antes de la venida de Cristo, viendo que no inmediatamente se acaba el mundo, como antes pensaban."

Suplemento Suma Teológica, Cuestión 73, respuesta 1.


Y también S.S. San Pío X, en la encíclica E Supremi, SU PRIMERA ENCÍCLICA, publicada el 4 de octubre de 1903, nos vendría a decir que el Anticristo ya estaría presente en el mundo:

"sit perversitas haec animorum libamentum quoddam ac veluti exordium; neve filius perditionis, de quo Apostolus loquitur, iam in hisce terris versetur."

"Considerando todo esto, hay razón para temer que esta gran perversidad sea como un anticipo, y tal vez el comienzo de aquellos males que están reservados para los últimos días; Y QUE YA ESTÁ EN EL MUNDO EL "HIJO DE PERDICIÓN" DEL QUE HABLA EL APÓSTOL (II Tesalonicenses 2, 3)."


Así fue, en efecto, pues G.B. Montini nació en 1897…

“Porque el Espíritu Santo fue prometido a los sucesores de Pedro, no para que, por su revelación, dieran a conocer alguna doctrina nueva, sino para que, con su ayuda, guardaran religiosamente y expongan fielmente la revelación o depósito de fe transmitido por los apóstoles. En efecto, su enseñanza apostólica fue acogida por todos los venerables padres y reverenciada y seguida por todos los santos doctores ortodoxos, pues sabían muy bien que esta sede de San Pedro siempre permanece intacta de cualquier error, de acuerdo con la promesa divina de Nuestro Señor y Salvador del príncipe de sus discípulos: he rogado por ti para que tu fe no falte; y cuando te hayas vuelto, fortalece a tus hermanos [Lucas 22:32]”.

Concilio Vaticano I, Constitución Dogmática Pastor Aeternus, Capítulo 4

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MANUAL DE SUPERVIVENCIA DURANTE LA GRAN TRIBULACIÓN Y LA OPERACIÓN DEL ERROR. (LXXXV)



El Anticristo fue manifestado al mundo, formalmente, el mismo día del 8 de diciembre de 1965, fecha en que tiene lugar la Gran Apostasía, al proclamarse como el primer líder de la nueva religión universal que se fundó en esa impía asamblea; antes de eso no había tal manifestación, formal, pues Montini era un usurpador del poder temporal del Papa, esto es, un soberano temporal ilegítimo, pero aún no sería el Anticristo personal formalmente hablando, dado que debía ser el líder supremo de una religión universal anticatólica, esto es, anticristiana.


Se puede afirmar que con S.S. Pío XII comienza la época de la Iglesia de Laodicea, como él mismo dijo, en su primera encíclica:

“¿Qué época ha tenido mayor necesidad de estos bienes que la nuestra? ¿Qué época más que la nuestra, a pesar de los progresos de toda clase que ha producido en el orden técnico y puramente exterior, ha sufrido un vacío interior tan crecido y una indigencia espiritual tan íntima? Se le puede aplicar con exactitud la palabra aleccionadora del Apocalipsis: Dices: Rico soy y opulento y de nada necesito, y no sabes que eres mísero, miserable, pobre, ciego y desnudo (Ap. 3, 17)”.


Lo que se vive hoy es justamente lo que el Anticristo Montini necesitaba para poder proclamar "la paz y la seguridad", y eso sólo bastó para seducir a las naciones y a todos los pueblos, porque se trata de una paz y una seguridad sin Dios, sin Cristo y sin Iglesia, o sea, la peor de las imposturas. Ésa fue la misión del Anticristo, y ésa sigue siendo la misión de sus desgraciados sucesores al frente de la abominable secta que fue engendrada durante el infame conciliábulo.


En efecto, oigamos a Montini en su discurso en la sede de las Naciones Unidas, algo insólito y escandaloso si se considera el carácter masónico y abiertamente anticristiano de ese organismo, 2 meses antes de clausurar el conciliábulo, el 4 de octubre de 1965:

“¡Nunca jamás guerra! ¡Nunca jamás guerra! Es la paz, la paz, la que debe guiar el destino de los pueblos y de toda la humanidad”.


Es “curioso” que, según Montini, la paz deba ser la que deba guiar el destino de los pueblos y de toda la humanidad, y no Dios, ni Cristo, ni tampoco Su Vicario ni Su Esposa, a la que se le dio tal poder, como leemos en Juan 21,15-17.

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MANUAL DE SUPERVIVENCIA DURANTE LA GRAN TRIBULACIÓN Y LA OPERACIÓN DEL ERROR. (LXXXIV)


“Yo he venido en el nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, ¡a ése lo recibiréis!” (Juan 5, 43). 


Este misterioso versículo es, en realidad, bastante revelador y confirma lo que estamos afirmando al respecto del impío hijo de pecado, pues los falsos profetas se anuncian a sí mismos y son admirados sin más credenciales que su propia suficiencia, mientras que los discípulos de Jesús, que hablan en nombre de Él, son escuchados por pocos, como pocos fueron los que escucharon a Jesús, el enviado del Padre, y pocos son también los que escuchan a Sus Vicarios. Los comentarios de la Biblia de Mons. Straubinger nos indican que suele verse aquí una profecía de la aceptación que tendrá el Anticristo como falso Mesías, como así ha sucedido. En efecto, Montini, alias “Pablo 6”, fue el segundo “Papa" en pisar Jerusalén desde que se marchó de allí San Pedro, pues jamás un Vicario de Nuestro Señor Jesucristo había vuelto a la Ciudad Santa; Montini viajó allí y lo hizo disfrazado de Sumo Sacerdote Católico, así como con el Efod o Pectoral del Juicio del Sumo Sacerdote Levítico colgado en el pecho (hay fotos); desde entonces, sus infames sucesores al frente de la Ramera no han dejado de ir, de besar el muro ruinoso, de ser recibidos en las sinagogas, de cometer horribles actos de communicatio in sacris con rabinos, mientras que a los Sucesores del bendito San Pedro los perseguían, asesinaban y acusaban ante las autoridades paganas.


Podemos poner tal cantidad de coincidencias que identifican al Anticristo con Montini, que es verdaderamente demoledor, pues jamás nadie llevó a la apostasía a todos los Sucesores de los Apóstoles en lo que duró el conciliábulo [los 3 años y medio citados por Daniel y por el Apocalipsis], jamás nadie llevó a la apostasía a todos los Católicos del mundo a excepción de los niños menores de 6 años bautizados válidamente, jamás nadie osó cambiar el Rito del Santo Sacrificio de la Santa Misa Católica exactamente a los 3,5 años de la Gran Apostasía del Cuerpo episcopal el 8 de diciembre de 1965, jamás nadie generó una “nueva religión” que en un mismo día tuvo millones de millones de adeptos, jamás nadie había echado por tierra toda la verdad como lo hizo Montini al imponer su “nuevo” magisterio del error a todo el orbe, esto es, las herejías y apostasías que salieron del conciliábulo V2, y jamás nadie osó hacer eso sobre la sangre de los benditos Apóstoles Pedro y Pablo, literalmente hablando.


Si tenemos en cuenta que un Católico asesinado es un mártir y es Coronado en los Cielos con la Gloria Eterna, así como su sangre es semilla de nuevos Católicos; sin embargo, un Católico que hace defección del Catolicismo es un apóstata, y el fatídico día del 8 de diciembre de 1965, Montini consiguió que los legítimos Sucesores de los Apóstoles en reunión aceptaran que ellos adoran al mismo dios que aquéllos que niegan a Nuestro Señor Jesucristo y la Santísima Trinidad, esto es, los infieles musulmanes: "Sed propositum salutis et eos amplectitur, qui Creatorem agnoscunt, inter quos imprimis Musulmanos, qui fidem Abrahae se tenere profitentes, nobiscum Deum adorant unicum, misericordem, homines die novissimo iudicaturum", lo cual es un millón de veces más grave que si el Anticristo hubiera empalado en picas a todos los Obispos reunidos en el conciliábulo, y les hubiera mostrado a las turbas paganas y revolucionarias en la plaza de San Pedro del Vaticano. El Anticristo, sin violencia ninguna, nos ha dejado sin un solo vestigio del auténtico Catolicismo, logrando así el sueño de todas las revoluciones masónicas, liberales y socialistas, y además sin derramar una sola gota de sangre. Bajo el reinado del terror de este perverso hipócrita, la verdadera hecatombe espiritual universal que aconteció no es solo que los Católicos se pasaran en masa a otra religión anticatólica, sino que a los paganos, infieles, cismáticos y herejes se les ha quitado también la posibilidad de ser Católicos, y esto es un crimen de lesa humanidad, más grave que un millón de megatones atómicos.

¡Y qué peor muerte para el alma que la libertad de error!

"quis est mendax nisi is qui negat quoniam Jesus non est Christus hic est antichristus qui negat Patrem et Filium". (1 Juan 2,23)

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MANUAL DE SUPERVIVENCIA DURANTE LA GRAN TRIBULACIÓN Y LA OPERACIÓN DEL ERROR. (LXXXIII)

 


Las siguientes preguntas retóricas ayudarán a despejar cualquier duda al respecto de este asunto:

¿Quién va a abolir el Santo Sacrificio de la Santa Misa Católica, si ya no se ofrece el Santo Sacrificio en ninguna parte?...

¿Quién va a engañar al Orbe Católico, si ya no hay tal Orbe Católico al haber sido seducidas todas las naciones antaño Católicas y haber sido llevadas a la apostasía total tras haber abrazado el falso espíritu del mundo y haber buscado impíamente la amistad con ese enemigo declarado de Dios?...

¿Quién va a expulsar a los Católicos de sus templos, si ya no tienen templos donde puedan reunirse?...

¿Quién va a comprar o vender animales para el Sacrificio, si ya no hay Sacrificio?...

¿Quién va a declarar la guerra a los Santos y vencerlos, si ya no quedan apenas Santos, pues hasta los Obispos más conservadores y ultramontanos acabaron sirviendo a Montini y aceptando su “nuevo” magisterio del error, haciendo apostatar formalmente a todos los Obispos que quedaban, generando una falsa religión impuesta por el Anticristo y la secta por él gestada que únicamente produce la muerte del alma?...

¿Quién se va a sentar en el Templo Santo, si ya está ocupado y mancillado por el sacrilegio desde hace décadas?...

¿Quién se va a hacer pasar por Dios -el Papa es la imagen viviente de Dios encarnado- si ya se están haciendo pasar por Él unos miserables apóstatas herejes desde Roncalli hasta Bergoglio?...

En consecuencia, insistiremos con mayor ahínco si cabe, el Anticristo nació el 26 de septiembre de 1897, fue coronado como príncipe y "sumo sacerdote" el 21 de junio de 1963, fundó su religión o culto ilícito el 8 de diciembre de 1965, convirtiéndose así en su primer “sumo sacerdote”, esto es, la Abominación desoladora, y murió el 6 de agosto de 1978, dejando sucesores hasta la Parusía.

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MANUAL DE SUPERVIVENCIA DURANTE LA GRAN TRIBULACIÓN Y LA OPERACIÓN DEL ERROR. (LXXXII)

 

Para despejar todas las dudas respecto al Anticristo y evitar que ningún falso profeta nos perturbe con falsos rumores y temores infundados, baste tener en cuenta lo que sigue:

El Anticristo ya vino y murió, fue G.B. Montini, alias “Pablo 6”, el cual dejó  sucesores (Luciani, Wojtyla, Ratzinger, y ahora Bergoglio), y desde aquel fatídico día del 8 de diciembre de 1965 el mundo no va a levantar cabeza, pues consintió en la abominable apostasía impulsada por el hijo de perdición. Por tanto, es absurdo seguir esperando a que venga “otro” anticristo, porque ya nadie puede engañar al Orbe que fue Católico, puesto que esto ya se hizo, ya fue engañado por el Anticristo Montini, el mundo un día se acostó Católico, y al día siguiente apostató en bloque.  Hay que recordar que, en el libro del Apocalipsis, San Juan no habla de los paganos, sino que habla de los Católicos, así como toda la Escritura Santa, pues la Palabra de Dios se dirige a Sus hijos fieles que creen en Él, no a los paganos e incrédulos. Es un hecho innegable que la totalidad del Cuerpo Místico aceptó una falsa religión anticatólica a finales de 1965 bajo el dominio del Anticristo. Los Padres de la Iglesia, exégetas, Doctores, y Santos, esperaban que, con espadas de doble filo, las hordas del Anticristo asesinarían a los Católicos, regando Roma y el orbe entero con la sangre de mártires; sin embargo, bastó con una sola reunión de Obispos, quienes, en tiempos de paz, siendo éstos seducidos sobre la sangre de los mártires y de los Santos de Dios por la perversa retórica montiniana, que hizo adulterar y perder todo su sabor a quienes debían ser la sal y la luz de la tierra, aniquilaron espiritualmente a todo el Orbe y mataron a incontables almas con la libertad del error. 


En este sentido, toda la bazofia corruptora expelida por el hijo de perdición y disfrazada blasfemamente de “magisterio”, debe ser considerada merecidamente como la obras más impía y satánica que jamás vio la luz; en efecto, monstruosidades heréticas como “Ecclesiam suam”, “Lumen Gentium”, Gaudium et Spes” o “Populorum Progressio” son peores, mucho peores que los tratados de demonología o magia negra más oscuros y prohibidos por el Tribunal del Santo Oficio, pues con esas aberraciones doctrinales repletas de errores y blasfemias, y con semejantes artificios lingüísticos altisonantes empleados astutamente por el Anticristo “Pablo 6”, este supremo burlador consiguió lo que ningún tirano pagano ni ningún régimen represor ateo habían conseguido con sus sangrientas y crueles persecuciones de cristianos durante casi 2.000 años, y además sin derramar ni una sola gota de sangre, porque lo que ahí fue escrito busca destruir el depósito de la fe y pervertir el alma de los fieles. En otra época, esos miasmas infernales habrían sido quemados inmediatamente por el Santo Oficio de la Iglesia Católica, pero hoy, en estos últimos tiempos de gran apostasía y tribulación que vivimos, son aplaudidas y vitoreadas por los hijos de la perdición que forman parte de la inmunda Ramera engendrada por el Anticristo, quienes en el colmo de su soberbia y orgullo, consideran a Nuestro Señor Jesucristo, a su Evangelio y al Magisterio infalible de sus Pontífices como algo caduco y desactualizado.

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MANUAL DE SUPERVIVENCIA DURANTE LA GRAN TRIBULACIÓN Y LA OPERACIÓN DEL ERROR. (LXXXI)

 

Insistiremos de nuevo sobre la fatídica fecha del 8 de diciembre de 1965, clausura del herético conciliábulo Vaticano 2, cuando se consumó la Gran Apostasía del Cuerpo Episcopal que fue extendida por imposición a todo el Orbe Católico, y absolutamente todo el Cuerpo Místico de N.S.J.C. saltó por los aires o se desintegró virtualmente, de lo que resulta que hoy la Iglesia Católica visible ha sido eclipsada o quitada de en medio, como ya lo advirtió San Victorinus Petavionensis Obispo, primer exegeta latino, Padre de la Iglesia y Mártir, “la Iglesia será quitada de en medio en los tiempos postreros”. La Iglesia Visible es la Jerarquica, como dijo S.S. Pío XII, por lo que ya no hay Iglesia Visible desde ese devastador tsunami espiritual que supuso el maldito conciliábulo y la gran apostasía promovida por el perverso Montini, alias “Pablo 6”. Del mismo modo, S.S. Pío IX nos lo dice abiertamente: "Que Dios os dé la gracia necesaria para defender los derechos del Soberano Pontífice y de la Santa Sede; porque sin el Papa no hay Iglesia, y no hay Sociedad Católica sin la Santa Sede". Papa Pío IX, (Alocución a los superiores religiosos, junio, 1872).


Estamos como en Juan 12:32-ss, muchos no quieren creer que la Iglesia debía morir o quitarse de en medio para dar paso a estos tiempos del Anticristo, de Satanás gobernando todas las naciones, etc., todo lo cual anuncia claramente como brotes verdes de la higuera la Venida de N.S.J.C. No quieren aceptar tampoco lo explícito del profeta Daniel cuando profetizó que el Santo Sacrificio cesaría definitivamente, no lo aceptan por una cuestión de detestable orgullo farisaico, de ahí que Dios les ciegue con la Operación del error y les abandone a sus retorcidas fábulas de la Anomia.


Un factor común a todos los acólitos de las sectas generadas por los falsos cristos de Lefebvre y Thuc es su absurdo e irracional miedo a una gran catástrofe universal o una dictadura impuesta por un ficticio y ridículo “nuevo” Anticristo, el cual se imaginan todos estos pobres ignorantes vendrá con un látigo a exigir sumisión absoluta a nivel planetario, siguiendo una delirante exégesis protestante y digna de cualquier tugurio de los barrios bajos que nada tiene que ver con la Escritura y con la realidad. Observamos, en efecto, que hay una necesidad imperiosa y catastrofista en todos estos remanentes sectarios de que suceda esa gran tribulación interpretada por ellos al más puro estilo de película catastrofista de Hollywood, lo cual es absolutamente absurdo y no se sostiene de ninguna manera. Cuando la cruda y terrible realidad es que llevamos 65 años desde la muerte de S.S. Pío XII, 58 años desde la Gran Apostasía del conciliábulo Vaticano 2 impuesta por el Anticristo Montini, dentro de la misma Gran Tribulación conforme se nos anunció en el Evangelio por parte de Nuestro Señor, y parece que algunos aún no se han enterado, pues qué mayor tribulación y congoja para los Católicos que el no poder ir a una Iglesia a doblar la rodilla frente al Tabernáculo, algo que todos los Católicos de todos los tiempos pudieron hacer, pero nosotros no, al estar la Iglesia eclipsada y todas sus estructuras visibles ocupadas por una odiosa secta apóstata y satánica.

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MANUAL DE SUPERVIVENCIA DURANTE LA GRAN TRIBULACIÓN Y LA OPERACIÓN DEL ERROR. (LXXX)

 

Para comprender mejor el desolador panorama presente desde una perspectiva espiritual, que es como Dios lo considera todo, debemos saber que el mundo entero está presa del espíritu inmundo de la ciudad terrena o del hombre, que se opone a la Ciudad de Dios, el cual es el espíritu del Maligno y está actuando desde que la serpiente antigua tentó primeramente a nuestra primera madre, la infeliz Eva, pero es que además hoy, y desde el 9 de octubre de 1958, fecha en la que murió S.S. Pío XII, tenemos que lidiar también con la mortífera y extremadamente insidiosa Operación del error, cuyo blanco principal son las pobres almas de fieles Católicos válidamente bautizados que empiezan a gustar las delicias de la vida espiritual, pues dicha Operación les hace buscar inmediatamente los falsos consuelos de los Sacramentos y la visibilidad de algún vestigio de lo que fue la Iglesia Católica antes de la hecatombe espiritual del conciliábulo Vaticano 2 y la Gran Apostasía que supuso su aceptación por toda la Jerarquía y el alto y bajo clero, así como por la gran masa de los desorientados y desprotegidos fieles.


Esta Operación es tan peligrosa y tan imperceptible que, si uno no está muy bien preparado teológica y canónicamente, es prácticamente imposible no caer en sus redes, aunque sea por algún tiempo, como nos ha pasado a todos. Para salir de ella realmente se necesita una gracia de Dios muy especial que nos haga tomar conciencia de la espantosa dimensión y gravedad de la situación; se necesita también mucha humildad para reconocer que todos nos equivocamos y anduvimos errantes y extraviados como el pueblo de Israel anduvo durante 40 años por el desierto, y después debemos someternos dócilmente a las luces e inspiraciones del Espíritu Santo Paráclito Consolador, pues sólo mediante la humildad y la pequeñez lograremos tocar el Corazón de Dios, predisponiendo a la Divina Providencia a actuar mediante sus caminos misteriosos, mostrándonos espacios en Internet que explican muy bien la formidable confusión diabólica y proporcionan una guía segura para no volver a encallar en las elaboradas y retorcidas fábulas de la Anomia que forman parte de la seducción de la iniquidad; en efecto, quien escribe esto considera que el bendito canal Youtube de mi querido hermano INTERREGNVM MCMLVIII https://www.youtube.com/c/INTERREGNVMMCMLVIII, e igualmente el canal de mi estimada hermana Mª Bettina Galo  https://www.youtube.com/@bettinagalo, y también el blog de nuestro hermano José Augusto Ceccarelli  www.sedefinismo.blogspot.com, son probablemente las únicas voces en el desierto que están predicando contra el enemigo y sus múltiples trampas para engañar a quienes pueda, con el pretexto absurdo de saltarse a la torera el Magisterio y aplicar la anarquía más espantosa por ser "tiempos extraordinarios o de emergencia" como dicen los hipócritas falsos cristos y sus falsos profetas de las sectas de Lefebvre y Thuc, así como ciertos elementos de la Ramera conciliar como puedan ser Viganò, Schneider, Sarah, y demás falsos profetas. Hay que comprender que vivimos en el tiempo de la Anomia, donde impera la ley de la Anomia, esto es, la carencia total de ley, la más pavorosa anarquía moral y doctrinal, el sálvese quien pueda y como sea, aunque eso signifique, según estos charlatanes hipócritas, que haya que transgredir el Magisterio y el CIC para buscar las Sagradas Órdenes de manera fraudulenta y prohibida, lo cual es una evidente y enorme contradicción y un CAOS con mayúsculas, pues implicaría cometer un espantoso pecado mortal que es además pecado contra el Espíritu Santo.


Paralelamente, otra imagen que nos ayudará a comprender dónde estamos es imaginar al mundo altivo y apóstata que avanza a velocidad de crucero hacia su espantoso final cual impío Titanic, mientras los poquísimos que hemos visto de cerca el fatídico iceberg acabamos de saltar al agua y nadamos lejos de esa mole de pecado e inmundicias, sostenidos por el auxilio divino y secreto del Espíritu Santo, nadando solos y exhaustos hacia los brazos de Nuestro Salvador y Redentor Jesucristo, que vendrá cuando ya prácticamente nadie le espere en Su terrible y gloriosa Parusía.

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MANUAL DE SUPERVIVENCIA DURANTE LA GRAN TRIBULACIÓN Y LA OPERACIÓN DEL ERROR. (LXXIX)

 

La terrible realidad que muy pocos aceptan es que el 8 de diciembre de 1965 TODO el cuerpo episcopal al completo apostató de la Santa Fe Católica de manera pública y notoria, material y formalmente, al aceptar un nuevo Evangelio y un nuevo Magisterio sugeridos astutamente por el Anticristo Montini. Es el punto clave para entenderlo todo. O se acepta humildemente eso, por mucho que nos resulte difícil de creer o le repugne a nuestro despreciable amor propio, o seguiremos estando culpablemente engañados por la Operación del error y sus fábulas de la Anomia. 


Las abominables actas del Vaticano 2 están PLAGADAS de errores y herejías, y bastaba con sólo aceptar UNA SOLA de esas herejías para caer también en la herejía y la apostasía, y por tanto salir ipso facto de la Iglesia, como así sucedió lamentablemente con nuestros irresponsables y traidores Obispos.

 

Hay dos fechas capitales que debemos señalar bien para que los lectores comprendan dónde estamos y cómo hemos llegado hasta el desastre monumental en el que el Orbe entero está sumido:

A partir del 9 de octubre de 1958, muerte de S.S. Pío XII, comienza a aplicarse la disciplina para Sedes Vacantes impuesta por el último Vicario de Cristo en su Constitución Apostólica Vacantis Apostolicae Sedis de 1945.


A partir del fatídico día del 8 de diciembre de 1965, con la clausura del herético y apóstata conciliábulo Vaticano 2 en forma solemne y ex cátedra, dogmática, mediante el decreto «In Spiritu Sancto» del Anticristo Montini, alias “Pablo 6”, comienza a aplicarse el canon 188.4.


Se trata del Breve o Decreto por el cual el Anticristo vence a los Santos (Apocalipsis 13, 7) e impone su falsa autoridad sobre todo el Orbe Católico al obligarlo a aceptar la Apostasía impulsada por él en forma de decretos conciliares que son ratificados por todos los Obispos, perdiendo estos desgraciados ipso facto todos sus cargos y jurisdicciones sobre el Rebaño de N.S.J.C. [Canon 188.4 & Bula Cum ex apostolatus officio].

 

Si se considera atentamente la gravedad y el alcance del mismo, es aterrador, pues ese simple y aparentemente rutinario acto de clausura del conciliábulo constituyó la mayor ofensa y el más repugnante acto de desobediencia realizados contra Dios Uno y Trino por quienes habían sido confirmados por el sello del Espíritu Santo para regir y apacentar la grey a ellos confiada.


Con la aceptación mediante la firma de ese Breve o Decreto así como del resto de constituciones conciliares repletas de escandalosos errores y groseras herejías, el Anticristo se metió en el bolsillo a los Obispos y los engañó a todos, haciéndoles apostatar y salir ipso facto de la Santa Iglesia Católica para entrar a formar parte del abominable cuerpo místico del Anticristo o Ramera Montiniana o de Babilonia la Grande, la Prostituta del Apocalipsis, que fue engendrada en el curso del infame conciliábulo. Así, repetimos, venció el Anticristo a los Santos, sin derramar apenas una sola gota de sangre, pues aquel supremo perverso consiguió que todos los Sucesores de los Apóstoles válidos y lícitos que había en el Conciliábulo no sólo no se opusieran, sino que aceptaran servilmente la apostasía ese triste día del 8 de diciembre de 1965, cuando el mismo Anticristo impuso a todos los fieles Católicos su magisterio del error, en contubernio con los Obispos Católicos, que en ese mismo instante perdieron su oficio y jurisdicción, convirtiéndose todos ellos en falsos cristos, lobos con piel de oveja y peligrosos ladrones de almas.

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MANUAL DE SUPERVIVENCIA DURANTE LA GRAN TRIBULACIÓN Y LA OPERACIÓN DEL ERROR. (LXXVIII)

 

7. Modus operandi de la Operación del error, a quiénes golpea y cómo salir de ella, Dios Uno y Trino mediante.


“Ideo mittit illis Deus operationem erroris ut credant mendacio”.

 

Abordamos primeramente en este punto el misterio insondable de la Operación del error, que golpea a todos los que fueron Católicos antes de la Gran Apostasía, y también a quienes han nacido después de ella sin excepción. Seguidamente, aventuraremos una explicación de las distintas etapas que el Espíritu Santo utiliza para sacar a las almas de tan funesto engaño, el cual es un merecido castigo por la tibieza y pusilanimidad que hizo que todos aceptáramos, en mayor o menor grado, la Gran Apostasía promovida por el perverso Anticristo Montini, alias “Pablo 6”, y sus impíos sucesores en la infame secta conciliar o de Babilonia la grande.

 

La Operación de error puede definirse como una gigantesca ceguera universal enviada por Dios para no distinguir la nueva “religión” promulgada por el Anticristo y sus secuaces del Catolicismo verdadero, por eso diría San Pablo que hay que retener la doctrina que se aprendió y no aceptar novedades.


Esta monumental ceguera colectiva, esta Operación de error, la envía Dios en estos tiempos, desde los años 70-80 con los cismas suscitados por Lefebvre y Thuc, cismas que han generado a su vez multitud de nuevos cismas y grupúsculos sectarios hasta el presente, y golpea de modo especial a los orgullosos  “tradicionalistas” como justo castigo por rechazar el Magisterio y no querer aceptarlo por las consecuencias y conclusiones que de él salen (Juan 12,33,ss), mientras que en 1965 se desencadenó dicha seducción de la iniquidad por el ansia de novedad y adaptarse al mundo de los tibios y descarriados Obispos, que les llevó a defeccionar y apostatar en masa con la clausura del herético conciliábulo Vaticano 2 promovido por el impío y astuto Anticristo Montini-Pablo 6. La Operación del error es enviada también por los actos de voluntad rebelde de la gran mayoría de bautizados, ya que el Magisterio siempre ha estado ahí, Dios Uno y Trino mediante, Cielo y Tierra pasarán, más mis palabras no pasarán, pero lamentablemente son muy pocos los que han buscado la voz autorizada de los Papas, prefiriendo inventarse absurdas fábulas y un nuevo y espurio “magisterio” para justificar su funcionamiento como intrusos sin Pedro y contra Pedro.


San Victorino de Pettau, Obispo y mártir, 250 - 304

"Y vi otra señal grande y maravillosa, siete ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellos se consuma la indignación de Dios. Porque la ira de Dios siempre golpea al pueblo obstinado con siete plagas, es decir, perfectamente, como está dicho en Levítico; y estos serán en el tiempo postrero, cuando la Iglesia haya salido de en medio."

Capítulo XV. Comentario al Apocalipsis por Victorinus Petavionensis, Obispo, primer exegeta latino, Padre de la Iglesia y mártir.


Excelente y muy oportuna la cita de Juan 12,33 ss, apoyado en San Victorino de Pettau. La analogía entre la muerte de N.S.J.C. y la desintegración del Cuerpo Místico es impresionante y certera. Hoy, al igual que cuando N.S.J.C. anunció que el Mesías debía morir para que se cumplieran las Escrituras y fue abandonado por muchos, también son muchos los obstinados rebeldes que se niegan a creer que el Papado y la Iglesia han sido quitados de en medio, y mediante esta obstinación se separan ellos mismos de la Verdad, cayendo en la seducción de la Operación del error y sus múltiples fábulas del Ánomos.

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MANUAL DE SUPERVIVENCIA DURANTE LA GRAN TRIBULACIÓN Y LA OPERACIÓN DEL ERROR. (LXXVII)

 

Antes de concluir esta sección sobre el mundo, es importante que se sepa que la apostasía del mundo que intentan vendernos los charlatanes de los falsos cristos y sus falsos profetas, no es tal, pues ellos enseñan pretenciosamente que la apostasía bíblica se refiere a la del mundo y sus descreídos habitantes, lo cual es falso y un grave error, pues el mundo no puede apostatar ya que jamás tuvo la verdadera Fe ni conoció a Dios (!!) Esos consumados sofistas hipócritas divulgan esta grosera mentira para engañar a las almas simples y cándidas, haciendo que caigan en sus garras. El mundo no tiene nada que ver con la Apostasía, puesto que nunca creyó en Dios, sino que está en la tiniebla más espantosa desde el principio de la Creación.


En este sentido, es esencial dejar bien claro que la Gran Apostasía se refiere exclusivamente a la corrupción de lo más santo y elevado que tenía la Santa Iglesia, que era la Jerarquía, es decir, los Cardenales y el Cuerpo Episcopal. Una vez caen todos ellos el 8 de diciembre de 1965 con las firmas de las heréticas actas del conciliábulo, se consuma la Apostasía y se extiende al resto del Cuerpo Místico, corrompiendo a todos los miembros y haciendo que pierdan la luz y la sal que puede salvar al mundo. Se podría afirmar que, en ese mismo momento, da comienzo oficialmente la Operación del error, que Dios envía a todos los que formaban el Cuerpo Místico como castigo terrible y justo por haber apostatado de la Verdad y la Santa Fe Católica. Ese engaño es tan insidioso y sutil que hace que los que estén bajo su influjo crean que reciben la inspiración del Espíritu Santo, cuando en realidad es muy distinto, ya que es un falso poder o fuerza engañosa que les ciega y les llena de falsa humildad y mucha soberbia espiritual e intelectual, haciendo que se convenzan falsamente de que la figura del Papa no sería necesaria para nada y que se le podría desobedecer impunemente.  Pero esto será tratado con mayor amplitud en el siguiente capítulo.

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MANUAL DE SUPERVIVENCIA DURANTE LA GRAN TRIBULACIÓN Y LA OPERACIÓN DEL ERROR. (LXXVI)

 

Las siguientes citas están extraídas del libro del Apocalipsis, y contienen una terrible y muy clara advertencia contra los mundanos. Los comentarios que las acompañan son bastante explícitos.

 

Apocalipsis San Juan, capítulo 21

*Y Aquel que estaba sentado en el trono dijo: “He aquí, Yo hago todo nuevo.” Dijo también: “Escribe, que estas palabras son fieles y verdaderas.” 6 *Y me dijo: “Se han cumplido. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tenga sed Yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. 7 *El vencedor tendrá esta herencia, y Yo seré su Dios, y él será hijo mío. 8 *Mas los tímidos e incrédulos y abominables y homicidas y fornicarios y hechiceros e idólatras, y todos los mentirosos, tendrán su parte en el lago encendido con fuego y azufre. Esta es la segunda muerte.”

[* 8. En contraste diametral con lo del versículo 7, y ya sin ningún término medio, muestra este versículo la segunda muerte, o sea, el lago de fuego y azufre, el mismo infernal destino que la Bestia y el Falso Profeta inauguraron según 19, 20 y adonde Satanás acaba de ser arrojado (20, 9 s.). Cf. 21, 6. Llama la atención ver allí a los tímidos. Ni es esto lo que Israel llamaba santo temor de Dios (la reverencia con que lo honramos), ni tampoco es lo que el mundo suele llamar cobardía, en los que no hacen alarde de arrojo y estoicismo, pues la suavidad de las virtudes evangélicas no lleva por ese rumbo sino por el de la pequeñez infantil (Mateo 5, 3; 18, 3; Salmo 68, 15 y 21 y notas). Los tímidos que no llegarán a este cielo maravilloso son los que fluctúan entre Cristo y el mundo (Mateo 6, 24 y nota); los que se escandalizan de las paradojas de Jesús (Mateo 11, 6; Lucas 7, 23 y notas); los de ánimo doble, que dan a Dios todo, menos el corazón, lo único que a Él le interesa, y no se deciden a pedirle la sabiduría que Él ofrece porque temen que el divino Padre les juegue una mala partida (Santiago 1, 5-8 y notas); los que se dejan llevar “a todo viento de doctrina” (Efesios 4, 14; I Corintios 12, 2; Mateo 7, 15) y, por falta de amor a la verdad, concluyen siempre seducidos por la operación del error para perderse (II Tesalonicenses 2, 10 y nota).]


Apocalipsis de San Juan, capítulo 22

 12 *He aquí que vengo presto, y mi galardón viene conmigo para recompensar a cada uno según su obra. 13 *Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin. 14 *Dichosos los que lavan sus vestiduras para tener derecho al árbol de la vida y a entrar en la ciudad por las puertas. 15 * ¡Fuera los perros, los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idolatras y todo el que ama y obra mentira!

[* 15. En esta lista, como en 21, 8, se pone el acento más aún que en los pecados, en la doblez e infidelidad, pues los celos del Amor ofendido son “duros como el infierno” (Cantar de los Cantares 8, 6). De ahí que los perros, más que a los sodomitas como en Deuteronomio 23, 18, designan aquí a los de Filipenses 3, 2, que en Gálatas 2, 4 se llaman “falsos hermanos” (cf. II Timoteo 3, 5). El Señor lo usa para los paganos en Mateo 15, 22, queriendo solamente probar la fe de la cananea. Más fuerte es el sentido que le da en Mateo 7, 6 aplicándolo a los que sería inútil evangelizar, pues rechazando la Palabra de amor de Dios (Juan 12, 48) se excluyen de la sangre salvadora del Cordero (versículo 14) y bien merecen el nombre de perros.]


Los tímidos, una de sus versiones, serían también los Católicos-Liberales, dentro de los cuales estarían los lefebvristas, los Reconocer & Resistir, y los nuevos tradicionalistas de T.O.C. En ese nutrido grupo estarían todos aquellos ´línea-media" que intentan absurdamente conciliar a Cristo con Belial, la luz con las tinieblas, la Esposa con la Ramera, etc. Dentro de los "tímidos" se hallan también todos aquellos timoratos y pusilánimes que se empeñan en reconocerle alguna legitimidad a la Ramera y a los falsos cristos del pseudo clero montiniano, así como de las sectas tradicionalista y sedevacantista. Luego habrá muchos falsos profetas también dentro de esta categoría, que se hacen los voceros de estos falsos cristos y amenazan con el castigo eterno a quienes no crean las absurdas y perversas fábulas de la Anomia, que esos desgraciados han elaborado para tratar de engañarse a ellos mismos y a quienes les sigan ciegamente a sus bodegas y garajes sacrílegos particulares. Mientras que los thucistas puros y duros serían cismáticos y rebeldes al Papado y al Magisterio, desobedientes por naturaleza, como el padre de la mentira y la desobediencia.

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MANUAL DE SUPERVIVENCIA DURANTE LA GRAN TRIBULACIÓN Y LA OPERACIÓN DEL ERROR. (LXXV)

 

Todos los Santos de N.S.J.C. han hecho la guerra al mundo y le han combatido y denunciado, siguiendo así el ejemplo marcado por el Divino Salvador y Redentor. No temieron enfrentarse al mundo y desenmascarar su perfidia e hipocresía. Su valiente y bendito testimonio convenció al mundo y su príncipe Satanás de pecado. El Espíritu Santo Paráclito Consolador estaba con ellos y les inspiraba las palabras que debían pronunciar y la conducta que debían observar en relación al mundo y sus vanidades y engaños. Por eso los poderosos según el mundo, esto es, los emperadores, los reyes y los príncipes paganos, en una palabra, los representantes de Satanás en la tierra, pues toda esa gente gobernaba por el terror, la esclavitud y el sometimiento de sus desgraciados e impotentes súbditos, por eso digo, estos poderosos mundanos, hijos de Satán, temían y odiaban a N.S.J.C., el Hijo de Dios vivo, así como a todos sus Santos Pontífices, Mártires y Vírgenes, porque ellos eran la luz enviada por el Padre Eterno para alumbrar al mundo y hacerle ver que sus obras no eran buenas, de ahí que el mundo y sus desdichados amadores huyan de la luz de Dios, esto es, del Santo Evangelio de N.S.J.C. y de Su Santa Palabra reflejada en la Sagrada Escritura, así como del Magisterio infalible de Sus Vicarios, pues le tienen un pánico atroz porque saben que les denuncia todas sus obras de iniquidad e hipocresía. Por eso odia tanto el mundo a Dios y a los suyos, porque el mundo no es de Dios, sino de su impío príncipe, Satanás, el cual fue expulsado del cielo por su soberbia y su desobediencia intolerables, las cuales ha infundido en todos los que se rebelan contra la Verdad y la única autoridad, que es Dios Uno y Trino. Por eso hubo tantos Mártires y Vírgenes que fueron martirizados de las más diversas y crueles maneras, arrancándoles los ojos en muchos casos sus crueles verdugos, pues el mundo y sus orgullosos dueños no podían ni pueden soportar que se les observe y se les reprenda por la perversidad y la falsedad de sus acciones.


De todo lo anterior se deduce que quienes somos de Dios no podemos transigir ni comulgar en lo más mínimo con la falsa filosofía torcida del mundo, pues sus máximas y sus postulados errados y tendenciosos se oponen siempre al Evangelio y a la santa Ley de Dios, por tanto, también al Magisterio, la Doctrina y la Tradición. En efecto, los cristianos no podemos ni debemos nunca acomodarnos a la opinión general imperante, ni al falso sentido mal llamado “común”, ni a la sabiduría popular, que no es sabiduría en absoluto sino la más demencial necedad al no reconocer a Dios ni guiarse por criterios espirituales. Al contrario, los cristianos hemos sido puestos en el mundo por Dios Uno y Trino para escandalizar a los mundanos y a quienes han hecho de esta vida miserable su morada permanente, pensando que van a vivir eternamente aquí, olvidando y despreciando por completo la otra vida y la eternidad. Los cristianos debemos incendiar el mundo entero con las llamas de la Caridad y el amor de Dios, y traspasar los corazones y las conciencias con la espada de doble filo de la Palabra de Dios, la cual tiene el poder de sacar a quienes estaban en las tinieblas y hacer de ellos hijos e hijas muy amados de Dios. Un cristiano no puede ser nunca conformista y complaciente con el mundo y sus mentiras.


Con los mundanos debemos hablar de cualquier cosa lo justo, pues es más que evidente que no reciben las luces y gracias que nosotros sí hemos recibido, y por eso cuando hablan y enjuician, lo hacen no según Dios y el Espíritu Santo como nosotros, sino según el falso espíritu del mundo, que nosotros sabemos que no es otro que el espíritu inmundo de Satanás. Cuando los mundanos intenten imponernos su visión de las cosas torcida y equivocada, debemos corregirles con Caridad y humildad, pero también con un justo sentido de la equidad, haciéndoles ver en qué se equivocan, aunque luego ellos no nos hagan ni caso y piensen que somos nosotros los locos y los raros, los endemoniados, como ya le pasó a N.S.J.C. cuando reprendía y censuraba la hipocresía y la malicia de los hipócritas fariseos y escribas. El sino de los cristianos es ser incomprendidos y perseguidos por el mundo y sus ciegos partisanos, porque vivimos en hostilidad permanente con el mundo y su impío príncipe.

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MANUAL DE SUPERVIVENCIA DURANTE LA GRAN TRIBULACIÓN Y LA OPERACIÓN DEL ERROR. (LXXIV)

 

Sobre las tres concupiscencias.

El evangelista San Juan dice que las cosas del mundo que el cristiano ha de aborrecer, porque hacen que el corazón del hombre se aleje de Dios, son: concupiscencia de la carne, concupiscencia de los ojos y soberbia de la vida (1 Jn. 2, 16).

 

1) La concupiscencia de la carne abarca todos los apetitos y deseos propios que emanan de la carne, o sea, de nuestra naturaleza humana corrompida por el pecado, como son la lujuria, y también los apetitos desordenados de la comida, de la bebida, de los placeres mundanos y toda aspiración al bienestar sensible y carnal…


2) La concupiscencia de los ojos. Se ha dicho que las ventanas del alma son los ojos, y por ellos la mala inclinación del hombre se sirve para cometer pecados, pues a través de ellos entran las cosas obscenas e ilícitas que se presencian con agrado en los espectáculos o en escenas inmorales…

 

3) La soberbia de la vida, es decir, el apego exagerado a nuestra persona, la idolatría del propio yo, el egoísmo, en cuyo fondo están las raíces del pecado. El hombre tentado por el orgullo se vanagloria en las riquezas, los honores y los placeres. Nos hacemos culpables de orgullo por apegarnos a nuestras ideas y nuestra voluntad, por presunción, con complacencia en nosotros mismos, por jactancia, por autosuficiencia, no tomando consejo de nadie, por hipocresía, mostrando más piedad y talento que el que se posee…

 

De estas tres concupiscencias, dice Santo Tomás, derivan, como de tres raíces, todos los pecados.

El mundo vive en la impenitencia y el escándalo permanentes, y así perecerá. A la hora que el Padre Eterno tenga fijada y decretada desde toda la eternidad, acabará por fin la ficción absurda y desquiciada de este mundo que renegó de Dios y no conoció ni quiso recibir a la única luz del mundo, N.S.J.C. Mientras tanto, quienes somos hijos muy queridos de Dios Uno y Trino debemos peregrinar en medio de este peligrosísimo valle de lágrimas, rodeados a diestra y siniestra por escandalosos, impúdicos, descreídos, viciosos, inmorales, orgullosos, avarientos, glotones, perezosos, invertidos, idólatras de toda raza, índole, lengua y condición. Esta es la cizaña que nos rodea y amenaza con engullir y ahogar la buena semilla que produce el trigo de los escogidos de Dios Uno y Trino, pero no tienen ningún poder o influjo sobre nosotros si les tratamos con una santa indiferencia y con moderado desprecio, pues todos esos desgraciados no ven ni entienden las cosas de Dios ya que no dejan que la buena semilla de la santa Palabra de Dios penetre en ellos y dé su fruto para la vida eterna, por lo que al carecer de criterio espiritual para juzgar las cosas, únicamente juzgan en base a criterios humanos, racionales, pero sin la luz de la Fe, por lo que erran miserablemente y son bamboleados sin piedad por las pasiones animalescas, las emociones y obsesiones compulsivas, y el sentimentalismo hueco y estéril, que no deja de ser una forma sibilina de egoísmo y de orgullo encubierto, ya que exige siempre la autosatisfacción por encima de cualquier otra consideración, atropellando así con los derechos del Creador sobre su criatura, atropellando con Dios y Su Cristo, al cual estos infelices crucifican una y otra vez por satisfacer impía y ciegamente su orgullo y su voluptuosidad. Para ellos, la única norma suprema y profana es hacer siempre su propia voluntad torcida y egoísta, ante lo cual no vacilan lo más mínimo en transgredir todos los sagrados preceptos y leyes establecidas por Dios Uno y Trino, atropellando incluso con su propia voz de la conciencia, que les reprocha y reprende constantemente sus múltiples extravíos y crímenes, y que fue puesta por Dios para que actúe como el gusano roedor que martillea sus cabezas, incluso ya en esta efímera vida mortal.

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MANUAL DE SUPERVIVENCIA DURANTE LA GRAN TRIBULACIÓN Y LA OPERACIÓN DEL ERROR. (LXXIII)

 

El mundo vive envuelto en múltiples escándalos y en una conmoción permanente, ávido de novedades malsanas y de pecados que ofenden enormemente a Dios. El mundo está podrido por el escándalo que provocan los malos y los impíos. Cuando la Santa Iglesia Católica era visible y estaban los Papas para combatir y denunciar el error y la falsedad, los escándalos eran pronta y ejemplarmente reprimidos por los Vicarios de Cristo y por los Obispos y los Santos; pero desde que murió el último Papa S.S. Pío XII, y el Katejón u obstáculo que impedía la manifestación del impío Anticristo fue apartado, el diablo ha sido desencadenado y soltado para que seduzca y engañe a las naciones y a quienes no están marcados con el sello de la Fe, y esparce sus errores, engaños y escándalos sin nadie que se le oponga, ya que la Iglesia ha sido eclipsada y como quitada de en medio (San Victorino de Pettau).


Por eso, Nuestro Señor condena de manera particular a los escandalosos y a los calumniadores, pues hacen un daño enorme a muchas almas inocentes, a los pequeños que no conocen la malicia del mundo y sus engaños.

 

Todos los discípulos de Jesucristo estamos llamados a luchar contra el mundo y vencerlo con la espada de doble filo de la Palabra de Dios y del Espíritu Santo. Toda nuestra vida debe ser, pues, una lucha constante contra el mundo y sus millares de voces calumniadoras y escandalosas. Nuestra batalla consiste en demostrar que el mundo no tiene razón y que sólo sabe engañar y calumniar, como su tiránico príncipe el demonio.


El amor de Dios y el amor del mundo son dos amores incompatibles, porque el amor del mundo no puede existir en el corazón de un cristiano que conoce y ama a su Padre Dios. Quien se deja seducir por el mundo y por sus placeres envenenados no posee el amor del Padre, el cual no puede estar en él dado que el mundo y el Padre son enemigos desde el principio.


A la pregunta de si es lícito a un cristiano amar las cosas del mundo, responderemos con el apóstol que no está prohibido amarlas, pero que ese amor no debe ser desordenado y absoluto, llegando a olvidarse de Dios.

 

Como nos dice San Agustín: “Todo lo que hay en el mundo, Dios lo ha hecho…; pero ¡ay de ti si tú amas las criaturas hasta el punto de abandonar al Creador!... Dios no te prohíbe amar estas cosas, pero te prohíbe amarlas hasta el punto de buscar en ellas tu felicidad… Dios te ha dado todas estas cosas. Si, por el contrario, tú amas estas cosas, aunque hechas por Dios, y tú descuidas al Creador y amas al mundo, ¿acaso no será juzgado adúltero tu amor?... ¿Amas la tierra? Tierra eres. ¿Amas a Dios? ¿Qué diré? ¿Eres Dios? No me atrevo a decirlo por cuenta propia. Oigamos las Escrituras: “Yo he dicho: Sois dioses e hijos del Altísimo”.

Continuará...