MANUAL DE SUPERVIVENCIA DURANTE LA GRAN TRIBULACIÓN Y LA OPERACIÓN DEL ERROR. (LXXIX)

 

La terrible realidad que muy pocos aceptan es que el 8 de diciembre de 1965 TODO el cuerpo episcopal al completo apostató de la Santa Fe Católica de manera pública y notoria, material y formalmente, al aceptar un nuevo Evangelio y un nuevo Magisterio sugeridos astutamente por el Anticristo Montini. Es el punto clave para entenderlo todo. O se acepta humildemente eso, por mucho que nos resulte difícil de creer o le repugne a nuestro despreciable amor propio, o seguiremos estando culpablemente engañados por la Operación del error y sus fábulas de la Anomia. 


Las abominables actas del Vaticano 2 están PLAGADAS de errores y herejías, y bastaba con sólo aceptar UNA SOLA de esas herejías para caer también en la herejía y la apostasía, y por tanto salir ipso facto de la Iglesia, como así sucedió lamentablemente con nuestros irresponsables y traidores Obispos.

 

Hay dos fechas capitales que debemos señalar bien para que los lectores comprendan dónde estamos y cómo hemos llegado hasta el desastre monumental en el que el Orbe entero está sumido:

A partir del 9 de octubre de 1958, muerte de S.S. Pío XII, comienza a aplicarse la disciplina para Sedes Vacantes impuesta por el último Vicario de Cristo en su Constitución Apostólica Vacantis Apostolicae Sedis de 1945.


A partir del fatídico día del 8 de diciembre de 1965, con la clausura del herético y apóstata conciliábulo Vaticano 2 en forma solemne y ex cátedra, dogmática, mediante el decreto «In Spiritu Sancto» del Anticristo Montini, alias “Pablo 6”, comienza a aplicarse el canon 188.4.


Se trata del Breve o Decreto por el cual el Anticristo vence a los Santos (Apocalipsis 13, 7) e impone su falsa autoridad sobre todo el Orbe Católico al obligarlo a aceptar la Apostasía impulsada por él en forma de decretos conciliares que son ratificados por todos los Obispos, perdiendo estos desgraciados ipso facto todos sus cargos y jurisdicciones sobre el Rebaño de N.S.J.C. [Canon 188.4 & Bula Cum ex apostolatus officio].

 

Si se considera atentamente la gravedad y el alcance del mismo, es aterrador, pues ese simple y aparentemente rutinario acto de clausura del conciliábulo constituyó la mayor ofensa y el más repugnante acto de desobediencia realizados contra Dios Uno y Trino por quienes habían sido confirmados por el sello del Espíritu Santo para regir y apacentar la grey a ellos confiada.


Con la aceptación mediante la firma de ese Breve o Decreto así como del resto de constituciones conciliares repletas de escandalosos errores y groseras herejías, el Anticristo se metió en el bolsillo a los Obispos y los engañó a todos, haciéndoles apostatar y salir ipso facto de la Santa Iglesia Católica para entrar a formar parte del abominable cuerpo místico del Anticristo o Ramera Montiniana o de Babilonia la Grande, la Prostituta del Apocalipsis, que fue engendrada en el curso del infame conciliábulo. Así, repetimos, venció el Anticristo a los Santos, sin derramar apenas una sola gota de sangre, pues aquel supremo perverso consiguió que todos los Sucesores de los Apóstoles válidos y lícitos que había en el Conciliábulo no sólo no se opusieran, sino que aceptaran servilmente la apostasía ese triste día del 8 de diciembre de 1965, cuando el mismo Anticristo impuso a todos los fieles Católicos su magisterio del error, en contubernio con los Obispos Católicos, que en ese mismo instante perdieron su oficio y jurisdicción, convirtiéndose todos ellos en falsos cristos, lobos con piel de oveja y peligrosos ladrones de almas.

Continuará...




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