La verdad nos hace libres
*
Jesús dijo entonces a los judíos que le habían creído: “Si permanecéis en mi
palabra, sois verdaderamente mis discípulos, *y
conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” *Le replicaron: “Nosotros
somos la descendencia de Abrahán, y jamás hemos sido esclavos de nadie; ¿cómo
dices Tú, llegaréis a ser libres?” *
Jesús les respondió: “En verdad, en verdad, os digo, todo el que comete pecado
es esclavo [del pecado]. Ahora bien, el esclavo no queda en la casa para
siempre; el hijo queda para siempre. Si, pues, el Hijo os hace libres, seréis
verdaderamente libres. Bien sé que sois la posteridad de Abrahán, y sin
embargo, tratáis de matarme, porque mi palabra no halla cabida en vosotros. *Yo digo lo que he visto
junto a mi Padre; y vosotros, hacéis lo que habéis aprendido de vuestro padre.”
Ellos le replicaron diciendo: “Nuestro padre es Abrahán.” Jesús les dijo: “Si
fuerais hijos de Abrahán, haríais las obras de Abrahán. Sin embargo, ahora
tratáis de matarme a Mí, hombre que os he dicho la verdad que aprendí de Dios.
¡No hizo esto Abrahán! Vosotros hacéis las obras de vuestro padre.” Le dijeron:
“Nosotros no hemos nacido del adulterio; no tenemos más que un padre: ¡Dios!”
Jesús les respondió: “Si Dios fuera vuestro padre, me amaríais a Mí, porque Yo
salí y vine de Dios. No vine por Mí mismo, sino que Él me envió. * ¿Por qué no comprendéis mi lenguaje? Porque no podéis sufrir mi
palabra. *Vosotros sois hijos del diablo, y queréis cumplir los
deseos de vuestro padre. Él fue homicida desde el principio, y no permaneció en
la verdad, porque no hay nada de verdad en él. Cuando profiere la mentira,
habla de lo propio, porque él es mentiroso y padre de la mentira. Y a Mí porque os digo la verdad, no
me creéis. ¿Quién de vosotros puede acusarme de pecado? Y entonces; si digo la
verdad, ¿por qué no me creéis? El que es de Dios, escucha las palabras de
Dios; por eso no la escucháis vosotros, porque no sois de Dios.”
[* 31.
Si permanecéis en mi palabra: Como si dijera: si mi palabra permanece en vosotros (15, 7).
* 32. La libertad de los hijos de Dios se
funda en la buena doctrina (v. 31). La vida eterna es conocimiento (17, 3). Cf.
II Corintios 3, 17; Santiago 1, 25; 2, 12.
* 33.
Los que replican no son los que creyeron (nota 30). sino los enemigos, que se
dan indebidamente por aludidos, según se ve por lo que sigue. La falsedad de su
afirmación es notoria, pues los judíos fueron esclavos en Egipto, en Babilonia,
etc., y a la sazón dependían de Roma.
* 34.
Del pecado: falta en varios códices y no agrega, antes quita, fuerza. El hombre liberado por la verdad de
Cristo (32) es espiritual (Gálatas 5, 16) y no peca (I Juan 3. 6 y 9). El
carnal es esclavo, porque no es capaz de seguir su voluntad libre, sino que
obra dominado por la pasión (Romanos 7, 23).
* 38.
Ese padre es el diablo (v. 44), y sus hijos son mentirosos y maliciosos como
él.
* 43.
Profunda enseñanza, según la cual, para
comprender la Palabra de Jesús, hay que estar dispuesto a admitirla y a creer
en su misión (véase 7, 17 y nota). Es la verdad que San Anselmo expresaba diciendo:
“Creo para entender.”
* 44.
Sobre su obra tenebrosa, véase Mateo 13, 57 y nota]
Nuevas diatribas de los judíos
*A
lo cual los judíos respondieron diciéndole: “¿No tenemos razón, en decir que Tú
eres un samaritano y un endemoniado?” Jesús repuso: “Yo no soy un endemoniado,
sino que honro a mi Padre, y vosotros me estáis ultrajando. *Mas Yo no busco
mi gloria; hay quien la busca y juzgará. *En
verdad, en verdad, os digo, si alguno guardare mi palabra, no verá jamás la
muerte.” Los judíos le respondieron: “Ahora sabemos que estás endemoniado.
Abrahán murió, los profetas también; y tú dices: «Si alguno guardare mi palabra
no gustará jamás la muerte». ¿Acaso eres tú más grande que nuestro padre
Abrahán, el cual murió? Y los profetas también murieron; ¿quién te haces a Ti
mismo?” * Jesús
respondió: “Si Yo me glorifico a Mí mismo, mi gloria nada es; mi Padre es quien
me glorifica: Aquel de quien vosotros decís que es vuestro Dios; mas vosotros
no lo conocéis. Yo sí que lo conozco, y si dijera que no lo conozco, sería
mentiroso como vosotros, pero lo conozco y conservo su palabra. *Abrahán,
vuestro padre, exultó por ver mi día; y lo vio y se llenó de gozo.” Los judíos
le dijeron: “No tienes todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?” * Jesús les
dijo: “En verdad, en verdad os digo: Antes que Abrahán existiera, Yo soy.”
Entonces tomaron piedras para arrojarlas sobre Él. Pero Jesús se ocultó y salió
del Templo. (Juan 8,
48-59)
[* 48
s. Los judíos: aquellos a que se refiere el v. 33, no los del v. 30. Nótese, cómo no teniendo qué responder,
recurren al puro ultraje, cosa que Jesús les hace notar en el v. 49, con
sublime serenidad. Cf. v. 59; 9, 34; 10, 39.
* 50.
No busco mi gloria, dice el Único merecedor de ser infinitamente glorificado
por el Padre (v. 54). Antes había dicho: “No busco mi voluntad” (5, 30). Jesús obra en todo como un hijo pequeño
y ejemplar, frente a su Padre. Se nos ofrece así como el modelo perfecto de la
infancia espiritual, que es la síntesis de las virtudes evangélicas, el remedio
de nuestras malas inclinaciones, y la prenda de las más altas promesas.
Véase Mateo 5, 3; 18, 4; Lucas 10, 21 y notas. Hay quien la busca: Notemos la ternura de esta alusión de Jesús a su
divino Padre. ¿Cómo no habla de glorificar Él al Hijo amado y al Enviado
fidelísimo que así afrontaba los insultos, y hasta la muerte ignominiosa, por
cumplir la misión salvadora que el Padre le confió? Véase 12, 28 y
nota.
* 51. Porque esa gloria (v. 50) que Jesús pedirá
al Padre en 17, 1 consistirá precisamente en poder darnos vida eterna, es
decir, librar de la muerte a los que guardemos su Palabra (17, 2 y nota). Sobre
este misterio, cf. 5, 24; 6, 40; 11, 26; I Juan 5, 13.]
Continuará...
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