Antes de
concluir esta sección sobre el mundo, es importante que se sepa que la apostasía
del mundo que intentan vendernos los charlatanes de los falsos cristos y sus falsos
profetas, no es tal, pues ellos enseñan pretenciosamente que la apostasía bíblica
se refiere a la del mundo y sus descreídos habitantes, lo cual es falso y un
grave error, pues el mundo no puede
apostatar ya que jamás tuvo la verdadera Fe ni conoció a Dios (!!) Esos
consumados sofistas hipócritas divulgan esta grosera mentira para engañar a las
almas simples y cándidas, haciendo que caigan en sus garras. El mundo no tiene nada que ver con la
Apostasía, puesto que nunca creyó en Dios, sino que está en la tiniebla más
espantosa desde el principio de la Creación.
En este
sentido, es esencial dejar bien claro que la Gran Apostasía se refiere
exclusivamente a la corrupción de lo más santo y elevado que tenía la Santa
Iglesia, que era la Jerarquía, es decir, los Cardenales y el Cuerpo Episcopal.
Una vez caen todos ellos el 8 de diciembre de 1965 con las firmas de las
heréticas actas del conciliábulo, se consuma la Apostasía y se extiende al
resto del Cuerpo Místico, corrompiendo a todos los miembros y haciendo que
pierdan la luz y la sal que puede salvar al mundo. Se podría afirmar que, en ese mismo momento, da
comienzo oficialmente la Operación del error, que Dios envía a todos los que
formaban el Cuerpo Místico como castigo terrible y justo por haber apostatado
de la Verdad y la Santa Fe Católica. Ese engaño es tan insidioso y sutil que
hace que los que estén bajo su influjo crean que reciben la inspiración del
Espíritu Santo, cuando en realidad es muy distinto, ya que es un falso poder o
fuerza engañosa que les ciega y les llena de falsa humildad y mucha soberbia
espiritual e intelectual, haciendo que se convenzan falsamente de que la figura del Papa no sería necesaria para nada y que se le podría desobedecer impunemente. Pero esto será
tratado con mayor amplitud en el siguiente capítulo.
Continuará...
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