MANUAL DE SUPERVIVENCIA DURANTE LA GRAN TRIBULACIÓN Y LA OPERACIÓN DEL ERROR. (LXIV)

 

Enemistad, hostilidad y antipatía absolutas entre el mundo y Dios.

“Si me amáis, conservaréis mis mandamientos. Y Yo rogaré al Padre, y Él os dará otro Intercesor, que quede siempre con vosotros, el Espíritu de verdad, que el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce; mas vosotros lo conocéis, porque Él mora con vosotros y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; volveré a vosotros. Todavía un poco, y el mundo no me verá más, pero vosotros me volveréis a ver, porque Yo vivo, y vosotros viviréis. En aquel día conoceréis que Yo soy en mi Padre, y vosotros en Mí, y Yo en vosotros. El que tiene mis mandamientos y los conserva, ése es el que me ama; y quien me ama, será amado de mi Padre, y Yo también lo amaré, y me manifestaré a él.” (Juan 14, 15-21).


[* 15. El que ama se preocupa de cumplir los mandamientos, y para eso cuida ante todo de conservarlos en su corazón. Véase v. 23 s.; Salmo 118, 11 y nota.

* 16. El otro Intercesor es el Espíritu Santo, que nos ilumina y consuela y fortalece con virtud divina. El mundo es regido por su príncipe (v. 30). y por eso no podrá nunca entender al Espíritu Santo (I Corintios 2, 14), ni recibir sus gracias e ilustraciones. Los apóstoles experimentaron la fortaleza y la luz del divino Paráclito pocos días después de la Ascensión del Señor, en el día de Pentecostés (Hechos 2) y recibieron carismas visibles, de los cuales se habla en los Hechos de los Apóstoles.

* 17 ss. Mora con vosotros: Casi siempre vivimos en un estado de fe imperfecta, como diciéndonos: si yo lo tuviera delante al Padre celestial o a Jesús, le diría tal y tal cosa. Olvidamos que el Padre y el Hijo no son como los hombres ausentes que hay que ir a buscar, sino que están en nuestro interior (versículos 20 y 23), lo mismo que el Espíritu (v. 26; 16, 13; Lucas 11, 13). Nada consuela tanto como el cultivo suavísimo de esta presencia de Dios permanente en nosotros, que nos está mirando, sin cansarse, con ojos de amor como los padres contemplan a su hijo en la cuna (Salmo 138, 1; Santiago 7, 10 y notas). Y nada santifica tanto como el conocimiento vivo de esta verdad que “nos corrobora por el Espíritu en el hombre interior” (Efesios 3, 16) como templos vivos de Dios (Efesios 2, 21 s.). Estará en vosotros: Entendamos bien esto: “El Espíritu Santo estará en nosotros como un viento que sopla permanentemente para mantener levantada una hoja seca, que sin Él cae. De modo que a un tiempo somos y no somos. En cuanto ese viento va realizando eso en nosotros, somos agradables a Dios, sin dejar empero de ser por nosotros mismos lo que somos, es decir, «siervos inútiles» (Lucas 17, 10). Si no fuese así, caeríamos fatalmente (a causa de la corrupción que heredamos de Adán) en continuos actos de soberbia y presunción, que no sólo quitaría todo valor a nuestras acciones delante de Dios, sino que sería ante Él una blasfemia contra la fe, es decir, una rivalidad que pretendería sustituir la Gracia por esa ilusoria suficiencia propia que sólo busca quitar a Dios la gloria de ser el que nos salva.”

* 20. En aquel día: Véase 16, 16 y nota. Vosotros estáis en Mí, etc. “En vano soñarán los poetas una plenitud de amor y de unión entre el Creador y la creatura, ni una felicidad para nosotros como ésta que nos asegura nuestra fe y que desde ahora poseemos «en esperanza». Es un misterio propio de la naturaleza divina que desafía y supera todas las audacias de la imaginación, y que sería increíble si Él no lo revelase. ¿Qué atractivos puede hallar Él en nosotros? ¡Y sin embargo, al remediar el pecado de Adán, en vez de rechazarnos de su intimidad (mirabilius reformasti) buscó un pretexto para unirnos del todo a Él, como sí no pudiese vivir sin nosotros!” Véase 17, 26 y nota.

* 21. Es decir: el que obedece eficazmente al Padre muestra que tiene amor, pues si no lo amase no tendría fuerza para obedecerlo, como vemos, en el v. 23. No tiene amor porque obra, sino que obra porque tiene amor. Cf. Lucas 7, 47 y nota.]

Continuará...




No hay comentarios:

Publicar un comentario