8.
Fábula de la supuesta validez de las espurias órdenes de los intrusos
“tradicionalistas” sedevacantistas.
Todos
esos desgraciados falsos cristos se escudan en la supuesta validez de sus
fraudulentas dignidades, aunque interiormente se saben ilícitos, de ahí
que estos charlatanes eviten, como los vampiros evitan la luz y el agua
bendita, nombrar la palabra "ilícito", porque según ellos, lo que
realmente importa es que sean válidos, lo cual convertiría en “sagrado”
todo cuanto estos personajes tocan, y así engañan a muchos incautos y poco
formados en el Magisterio y el CIC, que les otorgan un crédito y una
competencia que ninguno de esos hipócritas desobedientes posee. La neoteología improvisada
de los sectarios thucistas y lefebvristas ha hecho estragos, pues estos
infelices han creado una especie de "magisterio propio" para
justificarse y justificar sus sacrilegios y profanaciones, despreciando y
minimizando al único y verdadero Magisterio que toda criatura está obligada a
obedecer si quiere salvarse, de ahí que el caos y la confusión sean totales.
En realidad, ninguno de ellos ha entendido realmente cuál es la diferencia entre validez y licitud, de ahí que consigan engañar tan fácilmente a los simples, por lo que se impone una explicación urgente de ambos conceptos clave.
Para
ser lícito se requiere permiso
del Papa, la misión canónica para ser consagrado Obispo Católico (can.
953), y que éste pueda ordenar Sacerdotes Católicos; esta misión canónica es
fundamental, pues es lo que haría que el ministro fuera Católico, tuviera
Sucesión Apostólica, formara parte de la Jerarquía de la Santa Iglesia Católica
Apostólica y Romana, tuviera cargo u oficio
eclesiástico (can. 147) y, en consecuencia, tuviera el poder de gobernar al
rebaño de N.S.J.C, poder que solo el Papa puede transmitir al Obispo
Católico, poder que recibe el Papa inmediatamente de N.S.J.C. [cf Mystici
Corporis Christi, Ad Sinarum Gentem, Apostolorum Principis Sepulcrum]. Por
tanto, la licitud es un requisito ESENCIAL para funcionar como Eclesiástico,
pues faltando ésta, NO se es Católico sino cismático.
Por
otra parte, para ser válido no
se requiere permiso del Papa, luego no se es Católico, no se tiene oficio
eclesiástico, no se tiene potestad jurisdiccional, luego se es un intruso
puesto que no se ha entrado por la puerta del Redil, luego no se tiene el poder
de gobernar el rebaño de N.S.J.C; para ser válido, solo se requiere que el
ordenante sea un obispo válidamente consagrado (materia, forma, intención), es
decir, sin permiso del Papa, pero evidentemente todas estas consagraciones y
ordenaciones serán ilegales, profanaciones, gravemente pecaminosas, estando
excomulgados todos ellos y sus ordenados, pues están fuera del Cuerpo Místico
de la Iglesia, carecen de misión y poder de gobernar, son intrusos, los
cuales no harían sino actos nulos, y todas las funciones que ejercieran
serían otras tantas profanaciones y sacrilegios. Es el caso de los
cismáticos ortodoxos griegos y rusos, los cuales eran clero válido, pero
completamente ilícito, acatólico.
S.S. PÍO
XII 1951
ACTAS
S. CONGREGATIONUM SUPREMA SACRA CONGREGATIO S. OFFICII
II
DECRETUM DE CONSECRATIONE EPISCOPI SINE CANONICA PROVISIONE
“El obispo de cualquier rito y dignidad, que confiera la consagración
episcopal a alguien sin haber recibido el nombramiento de la Sede Apostólica o
sin por la misma hubiera sido expresamente confirmada, y también el que recibe
dicha consagración, aunque uno y otros lo hagan coaccionados por miedo grave
(canon 2229 § 3, 3°), incurren ipso facto en excomunión reservada de un modo
especialísimo a la Sede Apostólica”.
AAS
43 (1951), 9 de Abril, pp. 217-218
"Todos los que apoyan a un sacerdote, obispo o administrador diocesano que
no ha recibido legítimamente su misión del Papa, y todos los que mantienen
relaciones con él en asuntos espirituales, son, como aquel a quien apoyan,
tratados por la Iglesia como cismáticos, porque con tal acción se separan de la
unidad de la Iglesia”.
Manual
de la Religión Cristiana, 1891, pág. 371 por Wilmers Wilhelm, 1817-1901.
Resumiendo:
Válido
= ordenado sin permiso del Papa, acatólico, sin poder de gobierno, todos sus actos
y funciones son sacrílegos, pecaminosos, nulos.
Lícito
= ordenado con permiso del Papa, Católico, con poder de gobierno, sus actos son
sagrados.
Su
Santidad Pío VI nos dice a este propósito:
"...unos ministros sin misión y pastores sin jurisdicción, y por
consiguiente párrocos intrusos, no harían sino actos nulos, y que todas las
funciones que ejercieran serían otras tantas profanaciones”.
Queda meridianamente claro que la supuesta validez que estos intrusos reclaman no les sirve absolutamente para NADA, porque no les hace Católicos ya que nunca recibieron permiso ni Jurisdicción del Papa. Por tanto, es absurdo y hasta suicida que se aferren a esa muy dudosa validez para justificar sus sacrilegios y profanaciones ante sus engañados acólitos. Pero es que, además, ni siquiera son válidos (!!), sino que no son nada más que simples laicos disfrazados, pues el Magisterio les denuncia y les deja en evidencia, como tendremos oportunidad de probar a lo largo de este ensayo.
Continuará...
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