9.
Fábula de la supuesta “ignorancia” acerca del Magisterio y el Derecho Canónico
por parte de quienes buscaron las Órdenes cuando estaba prohibido hacerlo.
Es
probablemente la fábula y la excusa más “humana” y sutil a la que estos
hipócritas impostores pueden apelar para ganarse la compasión y la confianza de
los pobres fieles desorientados. Su falsa lógica quedaría formulada de la
siguiente manera:
"Ustedes afirman que nosotros somos inválidos e ilícitos por buscar las
Órdenes de personas que, según ustedes, no eran dignas y no podían conferirnos
las Órdenes al haber perdido la Jurisdicción tras apostatar junto con el resto
de Obispos Católicos el 8 de diciembre de 1965... PERO NOSOTROS NO LO SABÍAMOS
EN AQUEL ENTONCES (!?) Nosotros éramos completamente IGNORANTES del Derecho
Canónico y del Magisterio (!?), y SÓLO QUERÍAMOS SER ORDENADOS SACERDOTES (Y
OBISPOS) PARA LA HONRA Y GLORIA DE DIOS, Y POR EL BIEN DE LAS ALMAS, Y PARA
SALVAR A LA IGLESIA (!?) Nosotros no sabíamos nada, solo queríamos ayudar a que
no desaparezcan el Sacerdocio y la verdadera Misa Católica (!?). Por tanto,
¿CÓMO SE ATREVEN USTEDES A JUZGARNOS, A JUZGAR NUESTRAS INTENCIONES SANTAS?...
¿CÓMO SE ATREVEN A IMPUTARNOS ESAS GRAVES ACUSACIONES DE INTRUSOS CISMÁTICOS Y
HERÉTICOS?"
A lo que nosotros respondemos con total serenidad y firmeza como sigue:
“Si el delincuente que hace este reclamo es un clérigo, su petición de mitigación debe ser desestimada, ya sea como falsa o como indicando ignorancia que se ve afectada, o al menos grosera o supina. Su formación eclesiástica en el seminario, con su teología moral y dogmática, su historia eclesiástica, sin mencionar su derecho canónico, aseguran que se le impartiera la actitud de la Iglesia hacia la herejía ... A partir de entonces, sus asociaciones profesionales y sus contactos con los asuntos de la Iglesia ofrecen otra garantía de que tuvo que conocer la herejía. Por tanto, su actual ignorancia es irreal; o si es real, sólo puede explicarse como deliberadamente fomentada - ignorancia afectada - o bien como resultado de una falla total en hacer ni siquiera un mínimo de trabajo con respecto a la teoría y práctica eclesiástica fundamental - ignorancia burda y supina "
The
Delict Of Heresy, by Eric Francis Mackenzie, 1932, página 48
De
esta manera tan sencilla haremos callar y avergonzar a esos engreídos
cismáticos, si es que aún conservan algún resto de decencia y respeto por la
autoridad. En el fondo, lo que les molesta e irrita a todos ellos es que
alguien les hable apoyado en la autoridad incuestionable del Magisterio, haciéndoles
ver que están errados. Eso no lo soportan y reaccionan como los fariseos,
rasgándose las vestiduras, señal más que evidente de que no están en la verdad
sino en el error, pues buscan únicamente la falsa gloria y la aclamación de los
simples e ignorantes espiritualmente hablando. No debe sorprendernos, pues si
echamos la vista hacia atrás en la historia de la Iglesia, descubriremos que a
los Sumos Pontífices de N.S.J.C. les ha pasado lo mismo, ellos hablaban con
autoridad divina y su palabra era sagrada e infalible, pero muchos malos
cristianos y falsos hermanos se resistieron a creer en este dogma de fe, y por
ello se rebelaron contra el Papado y el Magisterio, siendo el origen de
funestos cismas y herejías. He ahí el origen del mal: la soberbia, la rebeldía
para aceptar que Dios había elegido a ciertos hombres en concreto para hablar
por boca de ellos y enseñar, gobernar y regir al Rebaño. Y como no puede ser de
otra forma, detrás de toda este orgullo y rebeldía está siempre el padre de la mentira,
que fue el primer rebelde que osó pronunciar su impío “Non Serviam” delante de
la Santísima Trinidad, lo que le valió la expulsión fulgurante del Cielo y ser
precipitado en lo más profundo del infierno.
Continuará...
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