LA ABOMINACIÓN DE LA DESOLACIÓN EN EL LUGAR SANTO (EL ANTICRISTO MONTINI-PABLO 666) (2)

 



“Y vi otra bestia que subía de (bajo) la tierra. Tenía dos cuernos como un cordero, pero hablaba como dragón. [*el maléfico Anticristo Montini-Pablo 666 y sus miserables sucesores al frente de la Ramera, cuyo falso magisterio proviene directamente del dragón o la serpiente antigua, esto es, Satanás, el príncipe de este mundo.] Y la autoridad de la primera bestia la ejercía toda en presencia de ella. E hizo que la tierra y sus moradores adorasen a la bestia primera, que había sido sanada de su golpe mortal. [*es decir, el antiguo paganismo y la idolatría de falsos dioses –en realidad demonios-, que los Vicarios de Cristo habían vigorosamente condenado y anatematizado durante casi 2000 años, y que revivieron con fuerza espantosa a partir del conciliábulo Vaticano 2, promocionados hipócritamente por el falso profeta Roncalli y el Anticristo Montini, así como todos sus impíos sucesores desde Luciani hasta Bergoglio, con términos intencionadamente ambiguos y deformados tales como “ecumenismo”, “libertad religiosa”, “fraternidad”, “paz”, “colegialidad”, etc. ] Obró también grandes prodigios, hasta hacer descender fuego del cielo a la tierra a la vista de los hombres. [**en esto consistía realmente el satánico “nuevo Pentecostés” que con tanto ahínco predicaban Roncalli y Montini durante el conciliábulo y su desoladora primavera –el “postconcilio”-, pues esos supremos perversos buscaban en realidad que el inmundo espíritu de Satanás se extendiera por todo el orbe, aprovechándose de las estructuras externas de la Esposa de Cristo, la Santa Iglesia Católica, que fue eclipsada tras la monstruosa hecatombe espiritual que significó la aceptación y adhesión por parte de los desgraciados Obispos a la mortífera cizaña diabólica sembrada por el falso profeta y el Anticristo durante tan funesta asamblea, que supuso el nefasto alumbramiento de la Gran ramera del Apocalipsis –conocida como “iglesia conciliar”- y la huida al desierto de la sola Fe sobrenatural de la verdadera Iglesia Católica, donde está siendo alimentada y consolada por el Espíritu Santo Paráclito hasta la Parusía o Segunda Venida del Hijo de Dios N.S.J.C.] Y embaucó a los habitantes de la tierra con los prodigios que le fue dado hacer en presencia de la bestia, diciendo a los moradores de la tierra que debían erigir una estatua a la bestia que recibió el golpe de espada y revivió. Y le fue concedido animar la estatua de la bestia de modo que la estatua de la bestia también hablase e hiciese quitar la vida a cuantos no adorasen la estatua de la bestia. E hizo poner a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y siervos una marca impresa en la mano derecha o en la frente, a fin de que nadie pudiese comprar ni vender si no estaba marcado con el nombre de la bestia o el número de su nombre. [***Véanse las citas siguientes al hilo de la marca de la bestia] Aquí la sabiduría: quien tiene entendimiento calcule la cifra de la bestia. Porque es cifra de hombre: su cifra es seiscientos sesenta y seis”. (Apocalipsis 13,11-18).


                                            ***

                              SOBRE LA MARCA DE LA BESTIA...


[SAN ANTONIO MARÍA CLARET: “En esta apostasía formal de la religión católica que antes se profesaba, consiste precisamente el solvere Jesum de que en otra parte habla san Juan. Dice el sagrado Texto que los apóstatas llevarán en su frente ó en sus manos el nombre ó carácter de la bestia, para denotar la publicidad y descaro con que profesarán el Anticristianismo. (!) Las manos y la frente son lo que hay de más visible y público en el hombre, y al propio tiempo son dos símbolos los más expresivos del modo de obrar el primero, y del modo de pensar el segundo”.



SANTO TOMÁS DE AQUINO - LA MARCA DE LA BESTIA COMO PROFESIÓN DE UN CULTO ILÍCITO

Suma teológica - Parte IIIa - Cuestión 63
El segundo efecto de los sacramentos, que es el carácter
Artículo 3: ¿Es el carácter sacramental el carácter de Cristo?

"Por donde el carácter de la bestia correspondiente a los réprobos puede entenderse como una malicia obstinada por la que algunos están destinados a la pena eterna, o como la profesión de un culto ilícito. (el horrendo N.O.M del Anticristo Montini)"]


                                            ***


En efecto, pues bajo el reinado del terror del perverso Anticristo Montini-Pablo 666, usurpador de la Santa Sede desde 1963 hasta 1978, se operó la más profunda y vasta destrucción de la Esposa de Cristo en toda la historia. En hipócritas palabras del mismo Montini, el mundo asistió a la “autodemolición de la Iglesia”, es decir, a una destrucción conducida desde adentro por esos enemigos que San Pío X vio “en el seno mismo y en el corazón de la Iglesia”.


Leamos con atención lo que el bendito Papa Sarto nos advirtió en la introducción de su Encíclica Pascendi contra los herejes modernistas, y comprobaremos horrorizados cómo sus graves advertencias se cumplieron plenamente con el advenimiento de Roncalli, y sobre todo, después con Montini usurpando la Santa Sede:


Al oficio de apacentar la grey del Señor que nos ha sido confiada de lo alto, Jesucristo señaló como primer deber el de guardar con suma vigilancia el depósito tradicional de la santa fe, tanto frente a las novedades profanas del lenguaje como a las contradicciones de una falsa ciencia. No ha existido época alguna en la que no haya sido necesaria a la grey cristiana esa vigilancia de su Pastor supremo; porque jamás han faltado, suscitados por el enemigo del género humano, «hombres de lenguaje perverso»(1), «decidores de novedades y seductores»(2), «sujetos al error y que arrastran al error»(3).


Gravedad de los errores modernistas

1. Pero es preciso reconocer que en estos últimos tiempos ha crecido, en modo extraño, el número de los enemigos de la cruz de Cristo, los cuales, con artes enteramente nuevas y llenas de perfidia, se esfuerzan por aniquilar las energías vitales de la Iglesia, y hasta por destruir totalmente, si les fuera posible, el reino de Jesucristo. Guardar silencio no es ya decoroso, si no queremos aparecer infieles al más sacrosanto de nuestros deberes, y si la bondad de que hasta aquí hemos hecho uso, con esperanza de enmienda, no ha de ser censurada ya como un olvido de nuestro ministerio. Lo que sobre todo exige de Nos que rompamos sin dilación el silencio es que hoy no es menester ya ir a buscar los fabricantes de errores entre los enemigos declarados: se ocultan, y ello es objeto de grandísimo dolor y angustia, en el seno y gremio mismo de la Iglesia, siendo enemigos tanto más perjudiciales cuanto lo son menos declarados.


Hablamos, venerables hermanos, de un gran número de católicos seglares y, lo que es aún más deplorable, hasta de sacerdotes, los cuales, so pretexto de amor a la Iglesia, faltos en absoluto de conocimientos serios en filosofía y teología, e impregnados, por lo contrario, hasta la médula de los huesos, con venenosos errores bebidos en los escritos de los adversarios del catolicismo, se presentan, con desprecio de toda modestia, como restauradores de la Iglesia, y en apretada falange asaltan con audacia todo cuanto hay de más sagrado en la obra de Jesucristo, sin respetar ni aun la propia persona del divino Redentor, que con sacrílega temeridad rebajan a la categoría de puro y simple hombre.


2. Tales hombres se extrañan de verse colocados por Nos entre los enemigos de la Iglesia. Pero no se extrañará de ello nadie que, prescindiendo de las intenciones, reservadas al juicio de Dios, conozca sus doctrinas y su manera de hablar y obrar. Son seguramente enemigos de la Iglesia, y no se apartará de lo verdadero quien dijere que ésta no los ha tenido peores. Porque, en efecto, como ya hemos dicho, ellos traman la ruina de la Iglesia, no desde fuera, sino desde dentro: en nuestros días, el peligro está casi en las entrañas mismas de la Iglesia y en sus mismas venas; y el daño producido por tales enemigos es tanto más inevitable cuanto más a fondo conocen a la Iglesia. Añádase que han aplicado la segur no a las ramas, ni tampoco a débiles renuevos, sino a la raíz misma; esto es, a la fe y a sus fibras más profundas. Mas una vez herida esa raíz de vida inmortal, se empeñan en que circule el virus por todo el árbol, y en tales proporciones que no hay parte alguna de la fe católica donde no pongan su mano, ninguna que no se esfuercen por corromper. Y mientras persiguen por mil caminos su nefasto designio, su táctica es la más insidiosa y pérfida. Amalgamando en sus personas al racionalista y al católico, lo hacen con habilidad tan refinada, que fácilmente sorprenden a los incautos. Por otra parte, por su gran temeridad, no hay linaje de consecuencias que les haga retroceder o, más bien, que no sostengan con obstinación y audacia. Juntan a esto, y es lo más a propósito para engañar, una vida llena de actividad, constancia y ardor singulares hacia todo género de estudios, aspirando a granjearse la estimación pública por sus costumbres, con frecuencia intachables. Por fin, y esto parece quitar toda esperanza de remedio, sus doctrinas les han pervertido el alma de tal suerte, que desprecian toda autoridad y no soportan corrección alguna; y atrincherándose en una conciencia mentirosa, nada omiten para que se atribuya a celo sincero de la verdad lo que sólo es obra de la tenacidad y del orgullo.


A la verdad, Nos habíamos esperado que algún día volverían sobre sí, y por esa razón habíamos empleado con ellos, primero, la dulzura como con hijos, después la severidad y, por último, aunque muy contra nuestra voluntad, las reprensiones públicas. Pero no ignoráis, venerables hermanos, la esterilidad de nuestros esfuerzos: inclinaron un momento la cabeza para erguirla en seguida con mayor orgullo. [*"E hizo (la bestia con cuernos de cordero que hablaba como el dragón)que la tierra y sus moradores adorasen a la bestia primera, que había sido sanada de su golpe mortal" (!)]. Ahora bien: si sólo se tratara de ellos, podríamos Nos tal vez disimular; pero se trata de la religión católica y de su seguridad. Basta, pues, de silencio; prolongarlo sería un crimen. Tiempo es de arrancar la máscara a esos hombres y de mostrarlos a la Iglesia entera tales cuales son en realidad.


3. Y como una táctica de los modernistas (así se les llama vulgarmente, y con mucha razón), táctica, a la verdad, la más insidiosa, consiste en no exponer jamás sus doctrinas de un modo metódico y en su conjunto, sino dándolas en cierto modo por fragmentos y esparcidas acá y allá, lo cual contribuye a que se les juzgue fluctuantes e indecisos en sus ideas, cuando en realidad éstas son perfectamente fijas y consistentes; ante todo, importa presentar en este lugar esas mismas doctrinas en un conjunto, y hacer ver el enlace lógico que las une entre sí, reservándonos indicar después las causas de los errores y prescribir los remedios más adecuados para cortar el mal".


1. Hch 20,30.
2. Tit 1,10.
3. 2 Tim 3,13.

 




S.S. el Papa San Pío X nos ofreció proféticamente aquí una descripción pavorosamente fiel del maligno Anticristo G.B. Montini, alias “Pablo 6”, el personaje más ambiguo, hipócrita y traidor que jamás ha habido. El Papa Sarto desenmascara así de manera excelente a tan siniestro y maquiavélico individuo, y podríamos decir que incluso se queda corto, pues la malicia y perversidad de Montini no tienen parangón, dado que ese supremo desgraciado era un auténtico experto en el lenguaje equívoco y ambiguo de los herejes modernistas, un lenguaje ampuloso y recargado que introduce sutilmente gravísimos errores y desviaciones heréticas hábilmente enmascarados en absurdos artificios verbales floridos, el lenguaje de Satanás, el dragón o la serpiente antigua, que predomina y satura los mortíferos textos, documentos y declaraciones del maldito conciliábulo Vaticano 2, la gran apostasía bíblica.



Resulta más que evidente que, ante las ruinas acumuladas en todos los dominios, quien todavía se atreva a hablar del satánico conciliábulo Vaticano 2 como un “nuevo Pentecostés” (??) o como siendo “Obra del Espíritu Santo” (???) a día de hoy, año 2024, es un gravísimo pecado contra el Paráclito Consolador, pecado que no será perdonado, además de una monstruosa blasfemia a ojos de Dios Uno y Trino, blasfemia que ese siniestro hijo de Satanás de Montini y sus desgraciados sucesores al frente de la Ramera no han dejado de proferir a tiempo y a destiempo, alabando y ensalzando de manera pertinaz e insidiosa tan negra y funesta asamblea convocada por el falso profeta, alias el “buen papa Juan” (sic), muy seguramente a instigación del maquiavélico Anticristo Montini.



Juan 23, Pablo 6, Juan Pablo 1, Juan Pablo 2, Benedicto 16 y Francisco 1 son los supremos maestros del error y la confusión diabólicas, unos funestos personajes que han arrastrado al infierno eterno a miles de millones de pobres almas que han sido engañadas por estos desgraciados hijos de perdición. Pero sin duda, el origen del mal estuvo siempre en la cabeza que diseñó el abominable conciliábulo que fue impuesto al orbe entero apoyado en una falsa autoridad usurpada por el mayor y más indigno individuo que jamás haya pisado la faz de la tierra. Me refiero al Anticristo Montini-Pablo 666, obviamente. Pues Montini, imbuido de los principios masónicos y humanitarios, fue el falso “pontífice” que la secta masónica-modernista había estado esperando durante muchos años, como los judíos al Mesías. Y así fue, pues como lo quería la secta, Pablo 6 realizó la destrucción de la Santa Iglesia más profunda y vasta de toda su historia en el espacio de sólo unos años. Este nefasto sepulturero de la Fe Católica aniquiló todo vestigio de piedad verdadera y arrancó de millones de almas la santa Fe Católica, Apostólica y Romana.


De ahí que la Ramera engendrada por él durante el conciliábulo y parida cual aborto infernal el día de la clausura de tan fatídico acontecimiento, el tristísimo día del 8 de diciembre de 1965, sea el putrefacto cuerpo místico del Anticristo y de Satanás. Entre las notas constitutivas de esta infame Prostituta vemos que, en lugar de un Soberano Pontificado y un verdadero Episcopado subordinado, la secta conciliar o montiniana tiene una estructura “democratizada”. El poder de sus falsos “obispos”, en cada diócesis, está prácticamente destruido por los “consejos presbiterales” y por las “conferencias episcopales” nacionales. El poder del mismo soberano “pontífice” de la Ramera está inhibido por el secretariado permanente del “Sínodo de los Obispos”, fundado por expreso deseo de Montini tras la gran apostasía del conciliábulo, mostrando así que el Anticristo y sus sucesores han abandonado el gobierno efectivo de la horrenda secta que dirigen y que se hace pasar por la Iglesia Católica a ojos del orbe entero. Destruido el principio de autoridad encarnado por el Vicario de Cristo, en la Ramera reinan el caos, la anarquía y la confusión más espantosas y diabólicas entre su falso "clero" y sus infelices fieles.


Se cumple así la oscura voluntad del malévolo padre de esa terrorífica iniquidad suprema que es Babilonia la Grande, que quiso instaurar “un período de mayor libertad en la vida de la Iglesia” (sic). Para mostrar bien que él quería esta libertad también para los herejes destructores de la Iglesia, el Anticristo declaró en el mismo discurso que “la disciplina formal será disminuida, toda arbitrariedad será abolida... Serán abolidos también toda intolerancia y todo absolutismo.” (Pablo 6, el 9 de julio de 1969). Y a este efecto, este soberbio inicuo abolió el Index de libros prohibidos, el Santo Oficio, el Juramento antimodernista y la Profesión de fe del Concilio de Trento, implantando en su lugar un trastorno permanente y una vorágine de cambios diabólicos que mutilaron el Rito Latino, que es el Rito de la Santa Iglesia Romana, iglesia que es madre y maestra de las otras iglesias, Rito Latino que debe preferirse a todos los demás ritos, como dijo S.S. Benedicto XIV en la Encíclica Allatae Sunt, sustituyéndolo por una horrenda parodia sacrílega luterana bautizada como Novus Ordo Missae, un engendro surgido de las profundidades del infierno y las logias masónicas, simbolizando así la abolición del Santo Sacrificio del altar; además, el Anticristo destrozó igualmente todos los Sacramentos, los ritos, la constitución y el gobierno de lo que siempre había sido la Santa Iglesia Católica, mostrando así a todo el mundo que la aberración insólita que había surgido tras el conciliábulo no era ya la Esposa casta e inmaculada de Cristo, sino “Babilonia la grande, la madre de los fornicarios y de las abominaciones de la tierra, que está ebria de la sangre de los santos y de la sangre de los testigos de Jesús”. (Apocalipsis 17,5-6).


Seguidamente, analizaremos brevemente la mentalidad que tenía el maligno Anticristo Montini-Pablo 666 y las verdaderas motivaciones que le impulsaban en sus oscuros designios. Contrastaremos también las ambiguas y peligrosas declaraciones de este perverso hipócrita con la Doctrina Católica y el Magisterio de los Vicarios de Cristo.

Continuará…

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