MANUAL DE SUPERVIVENCIA DURANTE LA GRAN TRIBULACIÓN Y LA OPERACIÓN DEL ERROR. (L)

 

¿En qué nos basamos para realizar esta exégesis? Nos basamos en que S.S. Pío IX perdió Roma a manos de la revolución y la masonería -recordemos que el Syllabus de los errores religiosos modernos elaborado por S.S. Pío IX puso patas arribas al mundo temporal decimonónico, así como el Dogma de la infalibilidad del Papa promulgado en el Concilio Vaticano de 1870, y que fue precisamente en esos años cuando Roma pasó a ser Babilonia dominada por Víctor Manuel II en contubernio con las sectas revolucionarias y masónicas, pastores de Satanás, como los llama S.S. Pío IX-, de modo que en la misma Roma, que durante la era cristiana fue siempre el Centro del Mundo y la sede de la Verdad, se impuso por la fuerza temporal el paganismo usurpando ese poder temporal al Papa que era el Soberano de Roma; posteriormente, Montini ya se encargaría de usurpar el poder espiritual al ser quitado el Katejón del Papado, y darle legitimidad al paganismo (la bestia) en su nueva religión herética y apóstata gestada durante ese anti-Syllabus que supuso el infame conciliábulo Vaticano 2, el cual significó lo que el Anticristo y sus desgraciados sucesores han calificado perversa e hipócritamente como el abrazo o la reconciliación de la Iglesia (sic) -en realidad la Ramera- con el mundo, el cual sirve al demonio, y al cual la Iglesia siempre ha considerado como uno de los enemigos del alma, junto al demonio y la carne, de lo que resulta que la secta conciliar está siendo devorada por la misma bestia y los 10 reyes o tendencias que la representan, los cuales se han puesto de acuerdo en darle todo su poder y autoridad a la bestia en contra de Dios y de Sus Vicarios verdaderos.


En efecto, vemos cómo la Ramera Montiniana o de Babilonia la grande, que está embriagada con la sangre de los Santos e intenta apropiarse por usurpación de los méritos y de la Sangre de millares de Santos y Mártires, ha fornicado con todos los poderes de la tierra, de este mundo que pertenece a Satanás, y por eso vemos que hoy ya no tiene NINGUNA relevancia, habiendo quedado reducida a ser una enorme ONG más en medio de tantas, un gigantesco cuerpo muerto o parásito infeccioso que se está pudriendo y descomponiendo con gran rapidez, una abominación a la que casi nadie respeta ni escucha -¿cómo podrían hacerlo, si el mundo y sus voceros están bajo el dominio de Satán desde el principio? Montini y sus impíos sucesores se esforzaron siempre por abrazar al mundo y sus errores y engaños, lo cual constituye la APOSTASÍA total, por eso Montini era EL Anticristo, ya que ese supremo impío fue el que adulteró y pervirtió a todos los que se dejaron embaucar por su mortífera retórica. En efecto, Montini mató a todos los Obispos al llevarlos a la apostasía, asesinó a todos los fieles al llevarlos a la apostasía, destruyó todos los templos al llenarlos de profanaciones y sacrilegios, arrasó Roma y la convirtió en la sede del error, y marcó a todos, grandes y pequeños, con su falsa religión en la frente, esto es, la fe, y en la mano, esto es, la práctica externa de esa “nueva” religión surgida tras el maldito conciliábulo. Los muchos desgraciados que siguen engañados por la Ramera, en cuya frente porta un nombre, un misterio: “Babilonia la grande, la madre de los fornicarios y de las abominaciones de la tierra” [cf Apocalipsis 17, 5], son los infelices que siguen golpeados por el castigo sobrenatural de la Operación del error o seducción de la iniquidad, que les lleva a identificar blasfemamente a la Ramera con la Esposa Santa e Inmaculada de N.S.J.C., uniéndose a esa maldita prostituta y siendo marcados en la mano y en la frente con el sello de la bestia, cayendo en la apostasía y la herejía, manchándose con sus sacrilegios, impurezas y fornicaciones. Por tanto, no hay que hilar muy fino ni profundizar demasiado para intuir que Sodoma o Egipto, donde los dos testigos de Dios Uno y Trino profetizarán, lucharán contra la bestia, serán muertos por ella, y después de tres días y medio serán revividos por un espíritu de vida enviado por el Altísimo [cf Apocalipsis 11, 1-13], se refiere sin duda a la Roma donde tiene su sede la secta apóstata generada por el Anticristo y sus inicuos sucesores. El combate final está, pues, servido.

Continuará...



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