MANUAL DE SUPERVIVENCIA DURANTE LA GRAN TRIBULACIÓN Y LA OPERACIÓN DEL ERROR. (XLI)

 

5. ¿Dónde estamos exactamente y hacia dónde vamos? Atravesando la Gran Tribulación…

 

Porque habrá, entonces, grande tribulación, cual no la hubo desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá más”. (Mateo 24, 21)

 

“Nadie se excuse, todos los tiempos son de martirio”. (San Agustín)

 

«El que, por obediencia, se somete al mal, está adherido a la rebelión contra Dios y no a la sumisión debida a Él». (San Bernardo de Claraval)

 

Para que nadie se engañe ni se forme ilusiones absurdas, ésta es exactamente la escalofriante situación en la que nos encontramos actualmente.


Descripción general de la espantosa situación apocalíptica actual

 

El 8 de diciembre de 1965 TODO saltó por los aires tras la miserable defección y apostasía en masa de los Obispos Católicos reunidos en el maldito conciliábulo Vaticano 2 al firmar las heréticas actas de esa siniestra asamblea convocada por el Anticristo Montini, alias “Pablo 6”, y su falso profeta Ángelo Roncalli, alias “Juan 23”. Con ese infame acto de apostasía pública y notoria, todos los Obispos Católicos válidos y licitos, descendientes legítimos de los Apóstoles, perdieron ipso facto su oficio y jurisdicción [Canon 188.4 & Bula Cum ex apostolatus officio], perdieron su sabor y dejaron de ser sal y luz del mundo (Mateo 5, 13-14), no sirviendo para nada ya, sino para ser tirados fuera del Redil de la Iglesia y ser pisados por los hombres, esto es, el mundo incrédulo y pagano. Todos esos desgraciados se convirtieron así en los falsos cristos y falsos profetas contra los cuales nos advirtió repetidamente Nuestro Señor en el Evangelio, singularmente en Mateo 24, 24. A partir de ese fatídico momento, nació la infame Gran Ramera Montiniana Conciliar o de Babilonia la Grande, la Prostituta del Apocalipsis [cf Apocalipsis 17, 1-18], que eclipsa desde entonces a Nuestra Santa Madre la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, haciéndose pasar por Ella y usurpando todas sus estructuras visibles y externas, engañando a todos los infelices habitantes de la tierra cuyo nombre no se haya escrito en el Libro de la Vida, el que lea entienda. A partir de ese momento también, el verdadero Pequeño Rebaño (cf Lucas 12, 32; pusillus grex) de N.S.J.C. quedó desprotegido y al acecho de lobos con piel de cordero, es decir, los falsos cristos y sus falsos profetas de la Ramera conciliar, que sólo podían acarrearles la peor muerte posible, que es la muerte del alma mediante la libertad del error y la seducción de la iniquidad [cf II Tesalonicenses 2, 10].

Continuará...  

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