No
quisiéramos finalizar este capítulo sin mencionar unas palabras sobre el pasaje
de Apocalipsis 20, 7-10 en donde se nos habla de Gog y Magog.
"Cuando se hayan cumplido los
mil años Satanás será soltado de su prisión, y se irá a seducir a los pueblos
que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y Magog a fin de juntarlos
para la guerra, el número de los cuales es como la arena del mar. Subieron a la
superficie de la tierra y cercaron el campamento de los santos y la ciudad
amada; más del cielo bajó fuego [de parte de Dios] y los devoró. Y el Diablo,
que los seducía, fue precipitado en el lago de fuego y azufre, donde están
también la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los
siglos de los siglos".
He aquí el
comentario al respecto en la Biblia de Mons. Juan Straubinger:
* 8. Gog y Magog: son aquí, como en Ezequiel 39,
2, representantes de los reinos y pueblos anticristianos. Gog se llama en
Ezequiel rey de Rosen, Mosoc y Tubal, reinos situados al norte de Mesopotamia,
e identificados por algunos intérpretes con Rusia, Moscú y Tobolsk (Siberia).
¿Debe esta rebelión identificarse con aquella invasión de Tierra Santa que
anuncia Ezequiel? Véase allí los capítulos 38-39 y sus notas. Lo que no puede dejar de señalarse es lo
que esto significa como “etapa” final de la invariable apostasía del hombre
frente a Dios (cf. 13, 18 y nota). “Empezó en el paraíso (Génesis 3), y se
repitió diez y seis siglos más tarde en el diluvio (Génesis 4-7) y cuatro
siglos después con la torre y ciudad de Babel (Génesis 8-11). Después de la elección
de Abrahán, la era patriarcal termina paganizada en la esclavitud de Egipto
(430 años), y luego de otros quince siglos el pueblo electo de Israel, seducido
por sus jefes religioso-políticos, reclamó y consiguió una cruz para el Mesías
tan esperado. ¿Acaso las naciones de la gentilidad habrán de ser más fieles?
Las hemos visto en el capítulo anterior siguiendo al Anticristo y las vemos
aquí, apenas suelto Satanás, precipitarse de nuevo a su ominoso servicio.
¡Triste comprobación para la raza de Adán! Digamos, pues que, si toda la
humanidad no es salva, no será porque Dios no haya agotado su esfuerzo hasta
entregar su Hijo”. Cf. Juan, 3, 16.
Según San
Agustín, en su obra La ciudad de Dios,
Gog y Magog son las muchedumbres, las naciones paganas; el hermano Interregnum
y quien escribe este ensayo pensamos que bien podrían ser todos aquellos que
esperaban con entusiasmo el aggiornamento liberal en el V2, así como todos los
que lo aceptaron, por lo que Gog y Magog serían el grueso de los herejes
apóstatas conciliares. En este sentido, la foto del siniestro panteón de Asís
de 1986, con el hereje apóstata Wojtyla presidiendo tan grotesco aquelarre,
muestra muy bien a los representantes de Gog y Magog reunidos todos tras vencer
a los Santos. La Ramera conciliar del Anticristo Montini ya se encargó de
llamar y reunir a Gog y a Magog, esto es, a toda la chusma idólatra y pagana
protestante, ortodoxa, budista, animista, musulmana, etc., junto con la escoria
liberal, progresista, woke, transgénero y demás ralea de hoy, que desde Montini
a Bergoglio, pasando por Wotyla y Ratzinger, esos desgraciados han ido juntando
para hostigar a los últimos Santos, pero la batalla está ganada, estimados
lectores, pues Dios lucha con nosotros y nos enviará su auxilio en forma de
fuego devorador que baja del Cielo.
Gog y Magog podrían ser igualmente todos esos malos cristianos, falsos hermanos, tibios y complacientes
con el mundo, y también los falsos cristos y sus falsos profetas, que son los
que apostatan por faltarles raíz y humedad para que la buena semilla que había
sido plantada en ellos hubiera podido crecer y dar fruto; ésos, más todos los
pueblos de los cuatro ángulos de la tierra, esto es, paganos, idólatras e
incrédulos, serán todos ellos seducidos por Satanás mediante sus mentiras y
falsos prodigios, y harán la guerra a los últimos Santos y elegidos del Señor,
nos atacarán y nos cercarán, lo cual ya está pasando pues nosotros somos
despreciados y contados como apestados, fanáticos, intransigentes, endemoniados,
sectarios, y demás lindezas. Esto va a ser un combate a muerte, queridos
lectores, un sálvese quien pueda, en el que habrá que morir con las botas de la
Santa Doctrina y el Santo Magisterio puestas, defendiendo nuestra Santa Fe
Católica, Apostólica y Romana hasta el último aliento. Pero por fortuna, no
estamos solos, pues Dios está con nosotros, y si Él nos sostiene, ¿quién podrá
hacernos frente? ¡La victoria es nuestra, es de Cristo Rey, el León rugiente
de Judá!
Continuará...
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