MANUAL DE SUPERVIVENCIA DURANTE LA GRAN TRIBULACIÓN Y LA OPERACIÓN DEL ERROR. (LII)

 

6. *SOBRE EL MUNDO Y SUS ENGAÑOS PARA EL ALMA.

 

“La amistad de este mundo hace adúlteras las almas y las hace fornicar lejos de su único, verdadero y legítimo cónyuge, de quién habéis recibido como anillo el Espíritu Santo”.

San Agustín, Sermón, 260C, 7

 

“El mundo está crucificado para mí, y yo estoy crucificado para el mundo”. (Gálatas 6, 14).

 

“El hombre nuevo nace del viejo, porque la regeneración espiritual se inicia con el cambio de la vida terrestre y mundana”.

San Agustín

 

"Toda verdad, la diga quien la diga, viene del Espíritu Santo".

San Ambrosio

 

[*Inicialmente, este asunto no estaba concebido para ser tratado en este ensayo, pero finalmente he decidido incluirlo por la relevancia e influencia innegables que el mundo tiene dentro de lo que se llama el misterio de la iniquidad, que es el espíritu del maligno que se opone a Dios desde el principio de la Creación, así como por el papel que el mundo juega dentro del misterio insondable de la Operación del error, que explicaremos en un capítulo posterior.]


Trataremos ahora acerca del falso espíritu del mundo, que no conoce a Dios y que se le opone hostilmente; es en realidad el espíritu del príncipe de este mundo, o sea, del demonio. Sus falsas máximas ensalzan la triple concupiscencia de los ojos, la carne, y del orgullo. Lo sensual y material son sus únicos valores, siendo la vanagloria y el egoísmo el objeto de todos sus afanes. Es el espíritu impío y profano que promueve la incredulidad, la idolatría de las falsas religiones, el ateísmo, la apostasía, etc. Tiene esclavo al mundo entero, su dominio es total, sobre todo hoy que la Iglesia ya no es visible al haber sido quitados de en medio el Papado y la Iglesia visible.

 

Elaborando una visión de conjunto del mundo de hoy, vemos, gracias al criterio y entendimiento espiritual que nos proporciona el Paráclito Consolador, que hay una enorme masa de mundanos y paganos que viven como si Dios no existiera, totalmente ajenos y sordos al Evangelio, entregados a sus ficciones y vanidades particulares, enredados en sus propias pasiones sin mortificar que les hacen caer constantemente en horrendos pecados de todo tipo y especie. Todos ellos se sitúan voluntaria y lamentablemente fuera del plan de salvación de Dios, debido a su obstinación y su orgullo en negarse a escuchar la Palabra de Dios, o si algunos de ellos la escuchan, no la ponen en práctica y la olvidan pronto, señal de que no han creído realmente en esa Palabra que tiene el poder de hacer de ellos hijos de Dios y encaminarles hacia la senda angosta que lleva a la salvación y la vida eterna.

Continuará...



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