RESPUESTA A UNA FALSA OBJECIÓN PLANTEADA DESDE FRANCIA

 


RESPUESTA A UNA FALSA OBJECIÓN PLANTEADA DESDE FRANCIA


Desde la pobre tierra de Francia, territorio infestado de peligrosos e hipócritas falsos cristos y falsos profetas, nos llega una falsa objeción que vamos a responder aquí.



Objeción: Me planteo una pregunta muy importante, que no deja de torturarme interiormente: ¿qué me autoriza a mí, simple laico, a constatar la apostasía y la herejía de los ocupantes de la Sede Apostólica, aparte de mi propio juicio, de mi propia opinión sobre la situación lindante con el libre examen?


De modo implícito, sobre tal y tal base, yo decido que Montini, Wojtyla o Bergoglio son herejes o incluso apóstatas. ¿Cómo es esto posible?


Más allá de esta constatación de que yo podría eventualmente ser llevado a redactar (¿cómo?) y que redacto de hecho sin saber realmente cómo puedo hacerlo, el código de derecho canónico (de 1917, obviamente) prevé advertencias antes de la pérdida efectiva del oficio, por ejemplo para los obispos o simples sacerdotes.


Pero no existe previsión alguna sobre la pérdida del cargo papal. ¿Cómo resolver esta pregunta?



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Respuesta: La respuesta es muy simple, el mismo Canon 188, en su punto cuarto, termina por desterrar tan absurda pretensión.



También nos responde la providencial encíclica Mystici Corporis Christi, cuando Su Santidad Pío XII define que los herejes están fuera de la Iglesia, con San Alfonso Mª de Ligorio cuando opina acertadamente como Doctor de la Iglesia que un Romano Pontífice no caerá jamás en herejía, y de hacerlo, incluso como doctor privado, pierde automáticamente el pontificado.



Además, en el Manual de Supervivencia (espiritual) durante la Gran Tribulación, cuyo autor es el administrador de este mismo blog, leemos la siguiente fábula con su correspondiente respuesta:


12. Fábula de que habría que reconocer al (anti) “papa” Bergoglio, alias “Francisco”, así como al resto de usurpadores del Papado desde el agente masón Ángelo Roncalli, pues los laicos no tendríamos autoridad para determinar si son o no son herejes, por lo que únicamente nos quedaría someternos ante estos enemigos de Dios, resistiéndoles cuando se equivoquen, porque a los “papas” no se les debe obediencia absoluta (?), alegando sofísticamente que “hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”. [Hechos 5, 29]



La respuesta a este absurdo sofisma es muy simple, pues no somos nosotros, simples laicos, quienes determinamos que la Sede está Vacante, sino que es la propia herejía quien lo determina, ya que un hereje público y notorio [desde Roncalli a Bergoglio todos han sido herejes públicos y notorios] no puede ser Papa, pues el Magisterio de la Iglesia Católica establece muy claramente que no puede ser Papa quien se aparta de la Fe Católica e incurre en la herejía, sin que sea necesaria declaración ulterior expresa a tal efecto, como así lo decreta S.S. Paulo IV en la Bula Cum ex apostolatus officio promulgada a perpetuidad. 



Se ha distorsionado maliciosamente esa admonición del Vicario de N.S.J.C y del resto de Apóstoles en Hechos 5, 29 para pretender convertirla en un comodín para desobedecer al Vicario de N.S.J.C, pero el “iluminado” que se ha inventado tamaña interpretación impía se ha olvidado de Lucas 10: 16, donde se lee que quien escucha al bendito San Pedro y a sus Apóstoles, escucha a Nuestro Señor, y quien les rechaza, rechaza a Cristo, y también al Padre celestial que Le envió. El Papa es el Dulce Cristo en la tierra, luego quien escucha al Papa escucha a Cristo y a Su Padre Eterno. Citando a Su Santidad Pío XII: "Por misteriosos designios de la Providencia, HEMOS SIDO LLAMADOS A SER acá abajo: el Vicario y el representante de Jesucristo, LA IMAGEN VIVIENTE DE AQUEL DIOS ENCARNADO".

Discurso del 30 de septiembre de 1939.




En el fondo, se trata del mismo sofisma perverso que sostenían el hereje hipócrita de Marcel Lefebvre y sus desgraciados hijos espirituales en la secta fundada por el díscolo francés, la F$$PX, demostrando su nula catolicidad al reconocer y resistir múltiples veces a aquéllos a quienes consideraba “papas”, esto es, a los anticristos Montini y Wojtyla, “ignorando” que el Papa es el Sucesor de San Pedro, y que el Cuerpo Episcopal, es decir los Obispos Católicos en comunión con el Papa, es decir, los Obispos válidamente y lícitamente consagrados, con misión que el Papa les ha dado, son los sucesores de los Apóstoles, de ahí que, si alguien se atreve a desobedecer al Papa, está desobedeciendo a Dios. Es de fe Católica y Divina que la Santa Iglesia está exenta de todo error, y además Cristo y su vicario constituyen una sola Cabeza [cf Unam sanctam, Mystici Corporis Christi]. Por tanto, sostener impíamente que el pasaje de Hechos 5, 29 abre la puerta a desobedecer al Papa es una blasfemia propia de inanes, insensatos y charlatanes como el orgulloso fariseo de Lefebvre.



La malicia de este sofisma es enorme, pues afirmar que el Papa, el Vicario de N.S.J.C., la Cabeza más santa e inmaculada de todo el orbe, dado que es la Cabeza del Cuerpo Místico de Jesucristo, la Santa Iglesia Católica, el Cuerpo más santo e inmaculado que existe, afirmar, digo, que esta Cabeza pueda fallar o errar es una impiedad y una blasfemia intolerable; en otra época semejante osadía satánica le hubiera costado su cabeza al insensato temerario que la profirió. El Santo Oficio no habría permitido jamás tal grado de impiedad e irreverencia. Además de ser pecado gravísimo contra el Espíritu Santo, pues sugiere maliciosamente que el Paráclito se equivocaría cuando habla por boca de los Pontífices.



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Y otra objeción muy relacionada con la falsa objeción planteada desde Francia:

20. Fábula absurda y delirante de que, según los falsos profetas, los laicos no tendríamos autoridad para juzgar competentemente ni tampoco para interpretar el Magisterio.



Es urgente desmontar esta ridícula fábula, pues todos deben saber que LOS LAICOS SE CONSIDERAN JERARQUÍA SI ESTÁN RODEADOS DE HEREJES, CISMÁTICOS Y PAGANOS, como es el triste caso hoy, Y ADEMÁS TIENEN APOSTOLICIDAD DE DOCTRINA, GUARDANDO LAS REGLAS DE FE, MORAL Y DISCIPLINA ECLESIÁSTICA.




En efecto, los intrusos lefebvristas, thucistas quieren que no citemos el Magisterio y el Código de Derecho Canónico, donde se los expone como sacrílegos, ladrones y asesinos de almas, cuyos actos son todos profanaciones, mientras ellos que se han auto constituido “jerarquía” desde sus garajes y sus sacrílegas ordenaciones, mantienen en la más absoluta de la ignorancia a sus acólitos, con sermones plagados de mentiras y medias verdades, engañados, mientras otros distribuyen, los más sectarios, las miasmas de su falsa propaganda de desobediencia pertinaz al Papado, de usurpadores de sus poderes y jurisdicción, como si acaso pudieran, han acaparado el relato para engañar hasta a los elegidos de Dios, si esto fuera posible, pues sus falsas mitras y sotanas, y sus sacrilegios en latín durante 40 años son muy seductores para muchos.




S.S. Pío XII nos da instrucciones a los laicos para la apostolicidad de doctrina en situaciones donde es prácticamente imposible tener contactos con la jerarquía, como el tiempo que nos ocupa, donde no tenemos Papa, no tenemos Obispos Católicos, no tenemos Sacerdotes Católicos, y estamos rodeados de intrusos, usurpadores, sacrílegos írritos, que dicen impíamente que el Magisterio que los molesta está desfasado o abrogado.




S.S. PÍO XII 1957 (Acta Apostolica Sedis (AAS) el 22 de noviembre de 1957, 49: 906-922) a la « Union Mondiale des Organisations féminines catholiques »:

“Cristo, antes de ascender al cielo, confió a sus apóstoles y por ellos a toda su Iglesia, la tarea de predicar el Evangelio al mundo en su nombre. Por tanto, todo cristiano debe darse cuenta de que parte de esta responsabilidad recae sobre sus hombros ...LA INICIATIVA DEL APOSTOLADO LAICAL ESTÁ PERFECTAMENTE JUSTIFICADA, INCLUSO SIN UNA PREVIA 'MISIÓN' EXPLÍCITA DE LA JERARQUÍA ... La iniciativa personal juega un gran papel en la protección de la fe y la vida católica, especialmente en países DONDE LOS CONTACTOS CON LA JERARQUÍA SON DIFÍCILES O PRÁCTICAMENTE IMPOSIBLES. En tales circunstancias, los cristianos sobre quienes recae esta tarea deben, con la gracia de Dios, asumir todas sus responsabilidades... Aun así, no se puede emprender nada contra la voluntad explícita o implícita de la Iglesia, o contrario de alguna manera a las reglas de la fe o la moral, o la disciplina eclesiástica”



Y también aquí:

"Deseamos, pues, que todos cuantos reconocen a la Iglesia como a Madre, ponderen atentamente que no sólo los ministros sagrados y los que se han consagrado a Dios en la vida religiosa, sino también los demás miembros del Cuerpo místico de Jesucristo, tienen obligación, cada uno según sus fuerzas, de colaborar intensa y diligentemente en la edificación e incremento del mismo Cuerpo".

S.S. Pío XII, Mystici Corporis Christi (29 de junio de 1943)




Que nos muestren los intrusos cismáticos un solo Documento Magisterial donde el Papa nos indique que no debemos huir de ellos y de sus profanaciones y sacrilegios, sino que debemos considerarlos como Jerarquía Católica. Ese tal documento no existe más que en las quiméricas fábulas de los intrusos, ya sea en las de cualquiera de las congregaciones sedevacantistas, o en las de los falsos clerici vagantes que se autodefinen como “Jerarquía Católica”, cuando el Magisterio y el CIC los define como intrusos, ladrones que no han entrado por la puerta del Redil, sacrílegos, írritos, cuyos actos son nulos y sin efecto, profanaciones, y que debemos huir de ellos siempre y en todo lugar.


"...prohibimos severamente a los mal elegidos e ilícitamente consagrados, asumir la jurisdicción episcopal ya que nunca la han recibido. Tampoco deben nombrar, para la cura de almas y la administración de los sacramentos, BAJO NINGÚN PRETEXTO DE NECESIDAD."

S.S. Pío VI, el 13 de abril de 1791




DEFINICIÓN DE JERARQUÍA (Fragmento)

“Cuando se habla de la jerarquía, lo que se quiere decir es la organización de rangos y órdenes en la Iglesia cristiana. En un sentido amplio y poco riguroso, cuando se considera que toda la Iglesia Católica existe en medio de herejes, cismáticos y paganos, incluso los laicos pueden considerarse como parte de la jerarquía…”

A Catholic dictionary, by W.E. Addis and T. Arnold, página 402




San Agustín:

“Sí nadie nos impone la carga del apostolado, debemos aplicarnos al estudio y al conocimiento de la verdad. Y si se nos impone, debemos aceptarla por la urgencia de la caridad”.

La Ciudad de Dios 19,19



“Seguid, pues, vuestra carrera y perseverad corriendo hasta la meta; y con el ejemplo de vuestra vida y con la palabra de vuestra exhortación arrastrad en vuestra carrera a cuantos podáis”.

La Bondad de la viudez 23, 28




“No me permite callar la caridad de Cristo, para quien deseo conquistar a todos los hombres, en cuanto depende de mi voluntad”.

Contra los académicos 105, 1, 1




"...La oveja sarnosa, si no es separada de las sanas, comunica su enfermedad a éstas, y el hombre, atacado de peste, es temible para muchos; como así mismo el perro, poseído de la rabia, es en gran manera peligrosos para aquellos a quienes se acerca. Si, pues, no separamos de la Iglesia de Dios al hombre malvado, haremos de la casa de Dios una cueva de ladrones."

S.S. San Clemente I, Constituciones, Capítulo XVIII (fragmento)



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Y por último, tenemos también esta fábula que queda refutada ipso facto:


21. Fábula de que no habría que tomar el Derecho Canónico al pie de la letra, porque, según los falsos cristos, sólo con los Santos Cánones no sería posible conocer la Voluntad de Dios y la mente de la Iglesia, erigiéndose ellos así impíamente en legisladores absolutos en detrimento del Vicario de N.S.J.C., fabricando un “nuevo magisterio” a su antojo.



Esta fábula torticera se cae por su propio peso, pues tal y como leemos en La Enciclopedia Católica:

“LA ÚLTIMA FUENTE DEL DERECHO CANÓNICO ES DIOS, cuya voluntad se manifiesta ya sea por la naturaleza misma de las cosas (ley divina natural) o por la Revelación (ley divina positiva) … Para alcanzar su fin sublime, la Iglesia, dotada por su Fundador de poder legislativo, hace leyes conforme al derecho natural y divino. Las fuentes o autores de esta ley eclesiástica positiva son esencialmente el episcopado y su cabeza, el Papa, los sucesores del Colegio Apostólico y su cabeza divinamente designada, San Pedro. Son, propiamente hablando, las fuentes activas del derecho canónico. Su actividad es ejercida en su forma más solemne por los concilios ecuménicos ... (estos) concilios, especialmente ... Trento, ocupan un lugar excepcional en el derecho eclesiástico ... Si deseamos conocer la voluntad de Dios y la mente de la Iglesia, tal como se ha expresado constantemente a lo largo de los siglos, solo necesitamos mirar hasta el Derecho Canónico. […]



El soberano pontífice es la fuente más fecunda del Derecho Canónico: …

Desde los tiempos más remotos, las cartas de los Romanos Pontífices constituyen, con los cánones de los Concilios, el elemento principal del Derecho Canónico; ... en todas partes se confía en ellos y se recopilan, y las compilaciones canónicas antiguas contienen una gran cantidad de estas preciosas decretales [..]


"De esta ley divina positiva dependen los principios esenciales de la constitución de la Iglesia, el primado, el episcopado, los elementos esenciales del culto divino y los sacramentos, la indisolubilidad del matrimonio, etc."

La enciclopedia católica; una obra internacional de referencia sobre la constitución, doctrina, disciplina e historia de la Iglesia Católica, año 1907, Volumen IX.



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Queda por tanto ampliamente refutada tan absurda objeción.

A.M.D.G. (†)




DOMINGO PRIMERO DE CUARESMA (Consideración del R.P. Fr Alonso de Cabrera OP)

 




DOMINGO PRIMERO DE CUARESMA

Ductus est Jesús a spiritu in desertum ut tentaretur a diabolo.
(Mat., 4).




El santo Evangelio contiene aquel famoso desafío y trabada lid que pasó entre el Príncipe de la luz, Cristo nuestro bien, y el Príncipe de las tinieblas, el demonio; y la victoria insigne que el Señor alcanzó de su adversario y nuestro. El campo que Cristo escogió para este encuentro fue el desierto ; el padrino que le lleva es el Espíritu Santo; las armas que trae son oración y ayuno de cuarenta días ; la parte desarmada que descubre al enemigo para que le ose acometer es la hambre después de tan largo ayuno, con que mostró la flaqueza de verdadero hombre. El contrario, dragón artero y con grandes victorias ensoberbecido, trae por armas su astucia, temeridad é importunidad ; la requesta y fin por que combate es averiguar en esta batalla si Cristo es natural Hijo de Dios, para guardarse dél, y si puro hombre, rendirle á su servicio. 




El primer golpe que le tira, como astuto, es decirle que haga con su palabra de las piedras pan, en testimonio que es Hijo de Dios. El segundo, como temerario, fue subirle en el chapitel del templo y decirle que se echase de allí abajo para prueba de lo mismo. El tercero, como importuno, ofrécele la monarquía del mundo, con que postrado le adorase. Todas tres lanzas volaron en piezas sin hacer movimiento en el celestial guerrero, que las rebatió en el escudo de la palabra de Dios, diciendo á la primera: "No con sólo pan vive el hombre, sino con la palabra que sale de la boca de Dios"'. A la segunda: "No tentarás al Señor Dios tuyo". A la tercera: "Huye de aquí, demonio Satanás, que escrito está : al Señor Dios tuyo adorarás y á él sólo servirás". El demonio, corrido y afrentado, dejó el campo, y los ángeles sacaron dél á su Señor victorioso, y le sirvieron de lo que había menester. 



Este desafío venimos hoy á mirar, para que de ello resulte gloria á Dios y á nuestras almas provecho. Pidamos la gracia por intercesión de la Virgen sacratísima. Ave.


                 



En otras partes veo los Evangelistas más puntuosos y delicados en esto del andar ó menearse Cristo; que no dicen llévanle, sino Él se va, y el mismo Señor : ego vado. "Yo voy, y nadie me lleva". Y aquí veo que todos tres coronistas, contando esta tentación, usan de términos que significan no sólo guía, sino fuerza: Expulit; que le aventó el espíritu y arrojó al desierto. La razón es por que esta batalla la ha de acabar como hombre, y quiere enseñar á los que no lo son, que no se vayan ellos á la tentación de su parecer, sino llevados.




Todos tenemos tentaciones, aunque diversas, pero no todos salen con victoria. ¿Qué es la causa? Porque algunos se ponen de su voluntad en la tentación ; no los pone Dios, sino su imprudencia ó temeridad y sus pasiones. Y déstos no se encarga Dios para librarlos, antes merecen que los deje allí cañonear del demonio, que mueran en los cuernos del toro, pues incautamente se pasean por el coso, y vayan de mala landre, pues no huyen los lugares apestados: qui amat periculum in illo peribit. Y si Dios alguna vez librare, sea pura misericordia, no débito de justicia. 




Va Jonás por la mar corriendo la tormenta y no quiere Dios que se aplaque hasta que le echen á fondo, y ayer vimos á los discípulos remando contra el viento y antes de llegar á tanto riesgo los libra; porque á éstos Él los puso en aquella necesidad : coegit discípulos ascendere navin, y así estaba á su cuenta favorecerlos ; mas Jonás, él se embarcó en el navío para huir de Dios, y así no cuida de escaparle, antes fue gran misericordia sacarle después del vientre de la ballena. Ni más ni menos; sabéis vos que pasar por tal calle, entrar en tal casa, hablar con tal persona os es escándalo, y no dejáis de ir y venir como mariposa á la luz de la vela; ¿qué os espantáis que pequéis y que Dios os desampare ? 




Cuando David conoció de sí que la vista de Bersabé le alborotaba, quitárase de mirarla; mas advirtiendo su peligro, se está quedo; ¿qué mucho se desatine y caiga? Por esto no me espanta ver tanta corrupción de deshonestidad en el mundo ; antes sería de espantar lo contrario, supuesto el poco recato que hay. Vosotras, señoras, con vuestras galas y afeites, con vuestras salidas, miradas, señas y melindres, os ponéis en la ocasión, y la dais para que os codicien y se os atrevan. Los mozos livianos con sus puntas y copete, que no les falta ya sino las mudas; con sus paseos y ojos curiosos, deshollinando ventanas, andan á caza de las ocasiones. Encuéntrase la pólvora con el fuego : ¿qué ha de resultar sino crueles llamas de lujuria, en que todos os abraséis como la abominable Sodoma? 






Otros hay que son tentados y salen victoriosos, porque sin culpa suya se ven en la tentación. No se pusieron ellos en el peligro, sino el Espíritu Santo los guió, y como le tienen de su parte por padrino y valedor, y por otra con su sabiduría infinita, que todas las cosas penetra, tiene tanteadas las fuerzas de cada uno, conforme á ellas mide la tentación para que aproveche y no le dañe. Así lo dice San Pablo: Fidellis autem Deus est, qui non patietur vos tentari supra in quod potestis, sed faciet etiam cum tentatione proventum ut possitis sustinere: "Fiel es Dios, buen amigo, que no os dejará en el peligro, si os puso en él, ni permitirá que la tentación exceda las fuerzas de vuestra virtud, ayudada de la suya, para que la podáis llevar y os haga provecho". 




Receta el médico una purga de escamonea ó ruibarbo; claro está que, si sabe lo que hace, ha de pesar la complexión del doliente, la calidad del mal, la cantidad de humor, la virtud que tiene naturaleza, y según esto receptar las dragmas, que no sean más ni menos de lo que conviene. También si en una purga de cañafístola toda aquella masa hecha una pella le diesen al enfermo, no la podría más pasar que si fuese de mezcla, y así es menester repartirla en bocadillos. No de otra suerte, Dios, médico sapientísimo, atento á la complexión y fuerzas del hombre, modera la purga de la tentación, y la reparte de modo que se pueda pasar.




Mittit chrystallum suam sicut buccellas. El cristal, que es nieve antigua y congelada, significa la tentación, que procede de la malicia endurecida del demonio, que tomó asiento en los lados frigidísimos del aquilón, y pretende resfriar nuestros corazones en la caridad. Mas porque el demonio no puede tentar más de lo que Dios le da licencia, y de su tentación se sirve el Señor para ejercitar á sus amigos y probarlos y mejorarlos, llámase suya. Mittit chrystallum suam sicut buccellas: "Envía el cristal suyo como bocadillo". Cuando el Espíritu Santo lleva al hombre á ser tentado del demonio, y ordena esta purga con su saber, dala en bocadillos, limitada; tanta ocasión y no más, tanta tribulación y no más, los trabajos repartidos porque sean llevaderos.




Quiere Dios espeler el humor de la vanagloria que se pudiera criar en el alma de San Pablo con la grandeza de las revelaciones, y recétale una purga de tentación de carne, que á un espíritu tan limpio como el suyo le hace dar gritos y mil arcadas, y hacer ascos. Pero ¿queréis ver que va repartida en bocadillos? Propter quod ter Dominum rogavi ut discederet a me. ¿Por qué rogó aquellas tres veces? Porque entonces le debió de apretar la tentación, de apurarle más. Y como el enfermo quejilloso, en tomando el primer bocadillo se le revuelve el estómago y quiere lanzar cuanto tiene en él, y pide y suplica que le dejen y no atormenten más, y lo mismo dice al segundo y tercer bocado, y á todos, así San Pablo, una vez y otra y otra se queja y pide que cese la tentación; pero responde el médico: Sufficit tibi gratia mea; nam virtus in infirmitate perficitur. Bien puedes pasarla con mi gracia, y digerirla con el calor de la caridad. Repartida va en bocadillos, no de golpe, toda la furia de la tentación ; son píldoras de regimiento que confortan la virtud. Mirad la utilidad que saca Dios de la tentación que él registra.




Más. Al santo mozo José, cuya limpieza y virtud tenía conocida, le da una purga para manifestarle que á otro quitara la vida. Mullier per síngulos dies molesta erat adolescenti. ¡Oh retórica del Espíritu Santo! Si Cicerón quisiera decir esto, gastara un almacén de palabras y no dijera nada : "La mujer cada día era molesta al mancebo". ¡Terrible ocasión! Cada palabra tiene énfasis. La mujer, que debía ser rogada, roto el velo de la vergüenza, ruega, convida. Mujer hermosa, de las puertas á dentro; la señora, á su esclavo; y esto no una vez que la cegó la pasión, sino per singulos dies : todos los días sin faltar ninguno; y no por semejas ni con ruegos tibios y remisos, aunque éstos, por ser continuos, como gotera en un peñasco, pudieran hacer señal, sino importunos. Molesta erat. Instaba con importunaciones, lágrimas, suspiros, hasta serle molesta y pesada, y no le deja á sol ni á sombra. ¿A quién? ¿Era algún viejo gotoso? ¿Alguna estatua de mármol frío? No, sino adolescenti : á un gentil mancebo en la flor de su juventud, cuando la sangre hierve sin fuego y la concupiscencia con más vehemencia. ¿Y no rindió el alma con tal brevaje? No, que le ordenó Dios ; no se puso él en la tentación; vendiéronle sus hermanos y guiólo Dios para su remedio. Missit ante eos virum: in servum: venundatus est Joseph. Varón, hombre de chapa y de hecho. Y no podía dejar la casa, porque era cautivo ; pero huyó del aposento una vez que se vió apremiado, y dejó la capa en las manos de la adúltera, como quien la deja en los cuernos del toro, y así salió vencedor. 




A vos. que sois flaco, no se os ofrecerá esta ocasión, porque sin duda os perdiérades. Al pacientísimo Job sácale Dios á campo contra el demonio, y permite quitarle hacienda, criados, hijos, honra, salud, reputación, y pónele en un muladar leproso, llagado de pies á cabeza, cubierto de gusanos, mal aconsejado de su mujer y vituperado de sus amigos; con todo, puede y sale más aprovechado. A vos, que no tenéis sufrimiento para una pequeña desgracia, no se os dará bebida de tanta angustia. Nadie se queje de que la tentación es grande ni eche la culpa de su caída á las ocasiones, que si él las huye, y no por su voluntad, sino por la de Dios, es puesto en ellas, cierta tiene la victoria, como se parece en Cristo, á quien guió el Espíritu Santo.


R.P. Fray Alonso de Cabrera OP († 1598)




De la verdadera tristeza según Dios y de la falsa tristeza según el mundo (Consideración espiritual del R.P. Fray Alonso de Cabrera OP)

 



DE LA VERDADERA Y FALSA TRISTEZA



Nolite fieri sicut hypocritae tristes. ¿Cómo prohibe aquí el Señor la tristeza á los que ayunan? La Iglesia, su esposa, pone hoy entredicho á todas las alegrías, y no publica otra cosa sino tristeza: enluta los altares, cubre con velo las imágenes, los ornamentos negros, callan los órganos, los cantos tristes, manda llorar á los sacerdotes y á todos nos quiere añublar los corazones. ¿Pues y aquella ceremonia de la ceniza, señal de tristeza ; aquellas temerosas palabras: Memento homo quia cinis es et in cinerem reverteris, á quién no causan melancolía?




Dícenle al rey Ezequías que ha de morir de aquella enfermedad, y vuelta la cabeza á la pared, se hacen sus ojos fuentes de lágrimas. Saúl, valiente guerrero, se desmayó oyendo nombrar la muerte, y cayó en tierra amortecido (I Reg., 26). A Nabal Carmelo se le hiela la sangre y se le murió el corazón en el cuerpo. ¿A quién no turba acordarse que ha de morir? Mirad, no prohíbe aquí el Redemptor generalmente toda tristeza. Hay una tristeza natural que es buena como no exceda los límites de la razón; si estáis enfermo, si os sucede una pérdida y desgracia, no se excusa el pesar; así es cosa natural que la carne macerada, afligida y castigada con el ayuno, ande triste y no traiga el color tan bueno : no se veda eso. Otra tristeza hay voluntariamente tomada por las culpas cometidas, y ésta pide Dios en todo caso al pecador. Sacrificium Deo spiritus contribulatus (Salmo 50) : "El espíritu afligido y atribulado por haber ofendido al Señor, le es agradable sacrificio". A esta tristeza llama San Pablo según Dios: Quae enim secundum Deum tristitia est paenitentiam in salutem stabilem operatur (2 Cor., 7). 




Hay tristeza del mundo por las cosas del mundo, y ésta acaba la vida, y hay tristeza según Dios, á su gusto, por su orden ; tristeza que la aprueba El ; esta es la penitencia y es causa de salud permanecedera, así como es cosa muy aborrecible á Dios pecar y tener alegría, frenesí intolerable que se ría el que está condenado á muerte eterna y tiene por enemigo declarado á Dios. 







Mostróle Dios al profeta Ezequiel unos varones en el templo que tenían vueltas las espaldas al sanctuario y adoraban al sol hacia Oriente, y dícele : "¿Has visto semejantes abominaciones como éstos hacen en mis barbas ? In ostio templi Domini, inter vestibulum et altare (Ezequiel, 8) provocándeme a ira. Et ecce appliean tramum ad nares suas. Y lo peor es, que no lo tienen en nada, que traen ramilletes en las manos para oler". Grande maldad, que en la casa de Dios, en su Iglesia, haya quien vuelva las espaldas á Dios, remate cuentas con Él, y que de sus pecados haga ramillete para oler, que le huelen á rosas y claveles sus abominaciones. Qui laetantur cum malefecerint et exultant in rebus pessimis (Prob., 2): "Que se dan el pláceme cuando han hecho mal y se regocijan en cosas pésimas". ¿Quién son éstos ? Los que adoran el nacimiento del sol, enamorados de la claridad que en sí ven, de linaje, letras, hermosura, riquezas, vueltas las espaldas al Poniente, olvidados del morir, hacen la rueda de su vanidad como pavos, no miran á los pies feos de la mortalidad y así se desvanecen; éstos pecan y están alegres. 













Por el contrario, es cosa muy acepta á Dios la tristeza después del pecado ; y así la Iglesia católica, después destos días en que se deshierran las furias infernales y pasan tantas licencias y solturas, quiere reducir á estos hombres desmemoriados á que miren al Poniente de su vida; quiere enturbiar sus profanas alegrías. Memento homo quia cinis es et in cinerem reverteris. Hácenos en la frente una cruz de ceniza que significa la muerte; es decirnos que para esta cruz, que en aquella hora me lo habéis de pagar. Memento homo; quita el ramillete y pon ceniza; no mires, hombre, al sol, sino á la tierra, que della fuiste formado- y en ella te has de volver; no al nacimiento sino al fin. 




Luego que vió Ezequiel aquellos atrevimientos y desacatos contra la divina Majestad, representóle el Señor el castigo y destrucción que enviaba sobre los delincuentes, y vió unos hombres de armas que venían aparejados para matar, y uno vestido de blanco que traía unas escribanías en la cinta; á éste le dijo el Señor: Signa thau super frontes virorum gementium et dolemtium , super cunctis abominationibus quae faciunt (Ezequiel, 9) : "Ve por esa ciudad y señala el Thau en las frentes de todos los varones que gimen y lloran por las maldades que pasan ; y vosotros ios tras él, y los que estuvieren señalados queden con vida ; todos los demás mueran". El Thau es la última letra del alfabeto hebreo, y significa el fin. Pues, ¿quién son los que se escapan de la ira de Dios? Los que tienen impresa en la frente la memoria del fin, que todo lo de acá se ha de acabar. La ceniza en la frente es el Thau ; pero los que están signados con esta señal han de llorar y gemir por los pecados suyos y ajenos.




No le conviene otro oficio al pecador sino llorar, diciendo aquellas palabras que en persona del pecador dijo el santo Job: Pereat dies in qua natus sum et nox in qua dietum est: conceptus est homo. San Gregorio entiende por el día la delectación del pecado, que ceba el alma y la provoca á pecar; y por la noche el consentimiento de la voluntad con la culpa ; por el cual pierde la gracia y luz del Espíritu Sancto y queda en tinieblas más escuras que las de Egipto. Destos días y noches se componen los años de los males que se han de meditar con amargura de corazón. Recogitabo tibi omnes annos meos in amaritudine animae meae (Isaías, 38). Pues quiere decir: perezca el día en que nací, malhaya la delectación que fué añagaza y causa del pecado: mueran las alegrías que me trajeron las ofensas de Dios; castigúese la malicia de la voluntad, que por tan ligeros motivos cayó en la noche del consentimiento. ¿De qué manera? Dies illa vertatur in tenebras, occupet eum caligo, et involvatur amaritudine (Job, 3) : "Día aciago fué aquel en que nació el hijo de la concupiscencia, día del hombre en que hace su voluntad contra la divina". Diem hominis non desideravi, tu scis (Jerem., 17).






Pues el que le deseó y le procuró y se holgó con él, conviértalo en tinieblas; múdese el placer en pesar, la alegría en tristeza, la risa en llanto ; lastímese el alma con el dolor de la contrición y pague el escote de la delectación de la culpa. Occupet cum caligo. Sobrevenga á aquel día una niebla espesa, una confusión muy grande, una vergüenza muy profunda. Desta vergüenza estaba ocupada la Magdalena cuando no osó parecer delante la presencia de Cristo y se quedó á las espaldas. Con este humilde empacho estaba retirado el publicano, no osando levantar los ojos al cielo. Desta confusión estaban llenos á quien el apóstol decía: Quen fructum habuistis tunc in illis inquibus nunc erubescitis? (Rom., 6). ¡Oh, qué entonces! ¡Oh, qué ahora! Ya se pasaron los días de disolución, ya vuestros pasatiempos, ya los banquetes y juegos: ¿ qué fruto habéis sacado sino dolor y confusión? Et involvatur amaritudine. Revuélvase el vino de aquel placer con hiél y vinagre de amargura, porque si coméis los ajos y cebollas de Egipto, lágrimas han de saltar por los ojos ; dentera os ha de quedar si comistéis los agrazones de la maldad; siempre se sigue al pecado tristeza y remordimiento.




Y si el día, que es principio del pecado, ha de ser tratado con tanto rigor, ¿qué será la noche, que es fin? Si por las alegrías vanas es menester llorar, ¿qué será por los pecados? Noctem illam tenebrarum turbo possideat (Job, 3) : "Posean y aquella noche un tenebroso aguacero y torbellino". Este huracán es un espíritu de temor, una congoja del ánima angustiada por haberse atrevido á la soberana Majestad: es una tempestad y sobrevienta que expele della la serenidad de alegría mundana; es aquel aire vehemente y viento deshecho que hostiga y atormenta las naves de Tharsis; una consideración de la justicia divina, de la grandeza de su rigor, muerte, juicio, infierno. ¡Dios en un palo por destruir el pecado, tantas ofensas repetidas, la infinita bondad despreciada! ¡Oh, qué tormenta pasa por un alma que contempla esto con alguna luz! 




Desta manera se deshacen y aniquilan los días y noches del pecado, porque de los que están así llorados y gemidos dice luego : Non computetur in diebus anni, nec numeretur in mensibus (Job, 3) : "No se pongan en el calendario, ni se cuenten en los meses". Luego quita Dios de su libro estas partidas porque van borradas con lágrimas; que es lo que dijo San Pablo: Si nos metipsos judicaremus, non utique judicaremur (Cor., 31): "Sea el hombre juez y verdugo contra sí; juzgúese en el tribunal de la penitencia, y escapará de la condenación de la divina justicia": esta es la tristeza por la culpa que nos pide Dios y persuade la Iglesia. Otra tristeza hay fingida para engañar á los hombres, y ésta es de hipócritas y la que el Señor aquí reprehende, y por eso dice : Nolite fieri sicut hypocritae tristes. No dice, no estéis tristes, sino no queráis, no afectéis haceros tristes. Sicut hypocritae tristes.

R.P. Fray Alonso de Cabrera OP († 1598)




Todos debemos ayunar pues todos hemos pecado (Consideración espiritual del R.P. Fray Alonso de Cabrera OP)

 



NO HAY EXCUSA PARA NO AYUNAR



Por ayuno se entiende aquí toda obra penal que aflige nuestra carne, cualquier aspereza con que se maceran los penitentes. Así define el ayuno San Agustín: Jejunium magnum et genérale est abstinere ad iniquitatibus et illicitis voluptatibus saeculi... El ayuno que instituyó la Iglesia, que no obliga á los impedidos, es particular de una cosa, que es la comida ; pero hay otro ayuno grande y general, que es abstinencia de todos los vicios y de todos los regalos ilícitos del siglo, y aun de los lícitos, añade San Bernardo (D. Bern., Serm. 38) ; porque en recompensa de abstenernos de las cosas lícitas se nos perdonan las ilícitas que primero cometimos ; este ayuno presupone el Señor que le ha de haber y danos regla cómo sea meritorio.



No se acabó con la ley vieja el ayuno, sino la hipocresía dél ; hoy recibe Cristo en su Iglesia el ayuno y le aprueba y canoniza como buena substancia, y vístelo de las circunstancias evangélicas. El que enseña cómo se ha de regir el caballo, mandar la rienda, arrimar la espuela, arremeter y parar, presupone que habéis de andar á caballo; así, enseñando Cristo el modo de ayunar, deja por averiguado ser necesario el ayuno. Menester es romper la tierra y escardarla para que dé fruto y no lleve malezas. La tierra de nuestra sensualidad después del pecado incurrió aquella maldición: spinas et tribulos germinabit tibi (Génesis, 3). De suyo brota espinas y abrojos de malos deseos y desordenados afectos, y así conviene romperla y escardarla con el ayuno y mortificación de la penitencia, para que dé frutos de vida eterna.



Púsole Dios á Adán, en el estado de la inocencia, precepto de abstinencia, y mientras lo guardó, se conservó en la justicia original, cuyo oficio era rendir el cuerpo al alma, el apetito á la razón y la razón á Dios ; deshecha esta harmonía por la glotonería, al hombre caído se le vuelve á dar el ayuno por ayo y tutor, que mire por él; un sustituto, en cierta manera, de la justicia original que hace aquellos efectos, si no con tanta perfección, pero con más mérito. Qui corporali jejunio vitia comprimis, mentem elevas, virtutem largiris et praemias: "Mediante el ayuno, Señor, reprimís los vicios, refrénanse los insultos de la sensualidad, elévase la mente en Dios ; es causa de las virtudes y razón de los premios".






Es el ayuno, la dieta y buen regimiento, la medicina común de todas las dolencias, píldora de regimiento que preserva de todos los males, un antídoto contra todas las enfermedades, un poderoso mitridático y triaca contra todas las ponzoñas, un medio para conseguir todos los bienes. Ayune el que quisiere alcanzar de Dios favor para guardar su ley, que Moisés ayunando recibió la misma ley. Ayune el que quisiere gozar del coloquio de Dios, como Elias. Ayune, si quiere saber sus secretos y revelaciones, como Daniel. Ayune, si ha de vencer las llamas de la concupiscencia, como los tres niños las del horno de Babilonia. Ayune, si ha de alcanzar perdón de sus pecados, como los ninivitas. Ayune, si ha de cortar la cabeza al príncipe de las tinieblas, como cortó la de Holofernes la valerosa Judith. Ayune, si ha de entrar á hablar en la oración con su Dios, Rey y esposo, como Ester. Ayune, si quiere ser amigo del desposado y conservar la inocencia, como el Baptista. Ayune, si quiere ser encaminado en sus negocios, como los apóstoles ayunaron en todos los de importancia; ora hubiesen de elegir á Mathía, ora hubiesen de enviar á Pablo y Bárnaba á predicar. 



¿Qué dicen á esto los que tantos achaques buscan al ayuno, que apenas se halla quien se conozca por su deudor? Todos se excusan de pagar este tributo; el oficial porque trabaja, el predicador porque predica, el clérigo porque confiesa, el caballero porque importa mucho su salud, la preñada por sus antojos, la parida porque cría, la doncella porque le da vaguido y dolor de estómago, los mozos por falta de edad, los viejos por esforzar la naturaleza, ¿quién ayuna? No niego que algunos tienen excusa bastante para no ayunar ; pero también afirmo que muchos no la tienen ni aun aparente, y que quieren engañarse y engañarnos, fingiendo necesidad y procurando su regalo. No defraudéis el ayuno y acordaos del bocado de Adán. ¡Pues yo, que no me obliga la Iglesia, porque no he cumplido los veintiuno! Oblígaos vuestra necesidad; ¿para pecar sois grande, y para satisfacer alegáis ser menor de edad? Sara, viéndose estéril, dióle por mujer á su marido Abraham su esclava Agar; ésta se hizo preñada y luego tuvo en poco á su señora. Querellóse Sara de Abraham. Inique agis contra me (Génesis, 16) : "Agravio me haces; yo te casé con mi esclava, y porque se ve con hijo ¿has de permitir que me desprecie?" Responde Abraham: Ecce ancilla túa, in manu tua est : utere ea ut libet : "Yo te vuelvo la jurisdicción libre sobre tu esclava y te la pongo en tus manos ; haz de ella lo que quisieres". Affligente igitur eam Sarai, fugam iniit. 



Tiene el espíritu humano dos mujeres: la razón, señora; la sensualidad, esclava. Cuando la razón es estéril y no concibe buenos propósitos ni pare hijos de buenas obras, cásase el espíritu con la sensualidad, y deste ayuntamiento se engendran hijos de concupiscencia que matan al alma; con esto la esclava se ensoberbece, rebélase la carne contra la razón, y sírvese della como de esclava para todos sus devaneos. Mancebo fuerte para el mal, estéril para el bien, amancebado con tu sensualidad, á cuyos apetitos furiosos tratas solamente de complacer, mira que se queja de ti la razón que la injurias, haciéndola servir á su esclava; si tienes buen espíritu, vuélvele su jurisdicción. Ecce ancilla tua, in manu tua est; utere ea ut libet : "Ves ahí tu esclava, en tu mano está ; trátala como te pareciere". Amigo, si la carne roncea y se desmesura, en tu mano la deja la Iglesia: aflígela y oblígala á servir á la razón, que para eso no es menester precepto nuevo ; pues que por ser tan necesario para todos el ayuno, no dice el Señor: ayunad, sino: Cum jejunatis. Suponiendo que se ha de hacer, enséñanos el modo.

R.P. Fray Alonso de Cabrera OP († 1598)




Meditación sobre el ayuno (Miércoles de Ceniza)

 


MEDITACIÓN SOBRE EL AYUNO


Cuando ayunéis no os pongáis caritristes como los
hipócritas, que desfiguran sus rostros
para mostrar a los hombres que ayunan.
En verdad os digo que
ya recibieron su galardón.

(Mateo, 6, 16).




I. Jesucristo y todos los Santos han ayunado; debes imitarlos en la medida en que tus fuerzas lo permitan, a fin de expiar, mediante esta mortificación, tu sensualidad en el beber y en el comer. ¿Eres más delicado que un niño de siete años? A esta edad, bastantes santos comenzaron su penitencia. No son las fuerzas corporales, sino la buena voluntad y el valor los que te faltan.




II. Debes ayunar para impedir que la carne se rebele contra el espíritu; la virtud se fortifica a medida que el cuerpo se debilita. Tu mayor enemigo es tu cuerpo; no podrías tratarlo tan duramente como se merece. Si los Santos, después de haber castigado sus cuerpos por medio del ayuno, la disciplina y el cilicio, experimentaron sin embargo las rebeliones de la carne, ¿qué será de ti, que la tratas con tanta molicie?




III. Si tu salud no te permite ayunar, puedes, por lo menos, mortificar tus ojos y tu lengua; ello contribuirá grandemente a tu santificación, sin dañar en nada tu salud. ¡Cosa extraña! ¡los Santos que son inocentes, hacen crueles penitencias, y nosotros que somos pecadores, no queremos hacerlas! Que los enfermos busquen los remedios que emplean los sanos, y que viendo a los Santos llorar sobre sus imperfecciones, lloren los pecadores sobre sus crímenes. (San Eusebio).

Fuente: SANTORAL de Juan Esteban Grosez, S.J.