ENSAYO SOBRE LOS DOS TESTIGOS DEL APOCALIPSIS (anticipo)

 



ENSAYO SOBRE LOS DOS TESTIGOS DEL APOCALIPSIS (anticipo)



"Si (tu hermano) no te escucha toma todavía contigo un hombre o dos, para que por boca de dos testigos o tres conste toda palabra.

Si a ellos no escucha, dilo a la Iglesia. Y si no escucha tampoco a la Iglesia, sea para ti como un pagano y como un publicano". (Mateo 18,16-17).





















               



*Nota: Además de los contenidos citados arriba, este autor incluirá también una extensa reflexión acerca de la predestinación de los Santos y del pequeño número de los elegidos por Dios Uno y Trino para ser salvos, apoyándose en el testimonio irrefutable de la Sagrada Escritura.




LA NATIVIDAD DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO (25 de diciembre)

 



25 de diciembre

LA NATIVIDAD
DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO




María dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió
en pañales, y lo recostó en un pesebre, porque
no había lugar para ellos en la posada.
(Lucas, 2, 7).




Augusto, señor del mundo, había ordenado un censo general y preparó así sin saberlo el cumplimiento de las profecías; María y José debieron trasladarse a Belén. Carentes de un techo hospitalario, se retiraron a una gruta que albergaba a un buey. ¡Allí fue donde nació el verdadero Señor del mundo! Envuelto en pobres pañales y acostado en un pesebre de piedra sobre un poco de paja, no fue calentado sino por el amor materno y paterno y por el aliento del buey de los pastores y el asno de los pobres viajeros. A estos homenajes se asoció toda la creación espiritual y material: los ángeles del cielo anunciaron al Salvador, primero al pueblo de Dios y a los humildes en la persona de los pastores, que acudieron a la gruta; después, una estrella misteriosa llevó a ella a los magos, primicias de la gentilidad y de los grandes. Toda la tierra estaba entonces convidada a entrar en el divino redil. ¡Gloria a Dios y paz a los hombres!



                                             




MEDITACIÓN SOBRE LA NATIVIDAD DE JESÚS


I. La desnudez del Hijo de Dios hecho hombre debe inspirarnos el desprecio de las riquezas y el amor de la pobreza. Jesús es abandonado por todos; carece de fuego, tiene sólo algunos pañales para defenderse de los rigores del frío. Es la primera lección que Dios nos da viniendo a este mundo; ¿cómo lo escuchamos nosotros? ¿Qué amor tenemos por la pobreza? Tanto la ha amado Jesús, que ha descendido del cielo para practicarla. ¿Qué remedio aplicar a la avaricia si la pobreza del Hijo de Dios no la cura? (San Agustín).




II. La humildad brilla con admirable fulgor en el nacimiento de mi divino Maestro. Quiere nacer en un establo, de una madre pobre, esposa de un pobre artesano: todo en este misterio nos predica humildad. ¿Podríamos dejarnos todavía arrastrar a la vanidad? ¿Ambicionaremos todavía dignidades y honores? Aprendamos hoy lo que debemos amar y estimar; persuadámonos de que la verdadera grandeza de un cristiano consiste en imitar a Jesús y en humillarse.




III. El amor de Jesús por los hombres lo redujo a estado tan pobre y tan humilde. El hombre se había perdido queriendo hacerse semejante a Dios, Dios lo redime tomando su naturaleza y sus debilidades. Quiso Jesús hacerse semejante a nosotros; respondamos a su amor haciéndonos semejantes a Él. Él quiere nacer en nuestro corazón por la gracia; no le neguemos la entrada y cuando esté en él, conservémoslo mediante la práctica de las buenas obras. Cristo nace en nuestra alma, en ella crece y se desarrolla: pidámosle que no quede mucho tiempo pobre y débil. (San Paulino).



                       




ORACIÓN

Haced, os lo suplicamos, oh Dios omnipotente, que el nuevo nacimiento según la carne de vuestro Hijo unigénito, nos libre de la antigua servidumbre a que nos tiene sujetos el pecado. Por J. C. N. S. Amén.





CIEN TESTIGOS DEL PODER DE LA SAGRADA ESCRITURA (Mons. Straubinger) (11 y última)

 



* Testigo 90º: Mons. Audino Rodriguez y Olmos, Arzobispo de San Juan

"La Revista Bíblica... constituye un síntoma revelador. Ello significa que estamos volviendo de lleno a las fuentes de espiritualidad que habíamos descuidado, y retornamos al camino que ha de conducirnos a la vida, con renovada comprensión y perfecta conciencia". [Carta al Director de la Revista Bíblica, 12 Oct. 1939]




* Testigo 91º: Paul Claudel

"Creo que todo el mundo estará de acuerdo conmigo para otorgar a la Biblia el título del más grande Libro de la Humanidad. Es el libro por excelencia; en él toda nuestra civilización cristiana ha aprendido a leer; de él nosotros, pueblos de Occidente, hemos extraído todas nuestras ideas morales, artísticas y literarias; de él desbordó, como de un río gigantesco de aguas fecundas un tesoro inagotable de santidad y de genio, desde las catedrales románicas hasta el “Mesías” de Haendel, pasando por la Capilla Sixtina. El gran beneficio que nuestros hijos obtendrían de un conocimiento siquiera fuese superficial de la Sagrada Escritura, siempre tan viviente y tan actual, reside en que ella establece entre el mundo físico en que vivimos y el mundo interior de donde extraemos nuestras razones de vivir, una relación sustancial llena de hallazgos e inestimables satisfacciones para espíritus ingenuos y sanos. Y a la par que nos interesa y nos deleita, alimenta a nuestra alma. Ese libro prodigioso ha quedado a nuestra disposición, y resulta muy triste comprobar que hoy sea objeto de olvido, incomprensión y desconocimiento tan generales".




* Testigo 92º: Mons. Carmelo Ballester Nieto, Obispo de León

"A las Sagradas Escrituras, más particularmente al Nuevo Testamento, y más específicamente aún a los Santos Evangelios, debe recurrir el Sacerdote para ser un ministro verdadero; en él debe mirarse como en un espejo para saber cómo debe vivir; en él debe leer para aprender lo que tiene que enseñar al pueblo; en él debe meditar el contraste de consuelo y de horror que ofrece a todos los ministros de Dios la conducta santa de Sacerdotes y de personajes como Zacarías, el Precursor, el Príncipe de los Apóstoles, el Discípulo predilecto, y la conducta tan triste de los Sumos Sacerdotes Anás, Caifás, Ananías y del Apóstol traidor, Judas. El Sacerdote, en el Evangelio encuentra también a Jesús, el Sacerdote por excelencia. ¡Qué encantadora resulta para todo Sacerdote la Persona de Jesús! ¡Cuán fácilmente se le ve modelo de vida interior, siempre unido a su Padre, a su Santísima Voluntad, recurriendo con frecuencia a la oración! ¡Cuán fácilmente se le ve también modelo de esa vida apostólica serena, pura de intención, y siempre activa, que debe ser la vida de todo sacerdote!" [Prólogo del Nuevo Testamento]



                                             




* Testigo 93º: Mons. Antonio M. Barbieri, Arzobispo de Montevideo

"Su obra, por todos estos motivos, es altamente meritoria, y contribuirá sin duda a una mayor inteligencia del texto sagrado cuyo estudio se hace cada día más necesario. Le felicito, pues, de corazón por su trabajo, esperando que pueda completarlo con los volúmenes que han de seguir a este primero, y asegurando una larga difusión a esta edición". [Carta al Director de la Revista Bíblica (25 Marzo 1943)]




* Testigo 94º: Cardenal Santiago Luis Copello, de Buenos Aires

"En esas sagradas páginas el cristiano encuentra siempre el alimento espiritual que su alma necesita. Ahí el cristiano humilde templa su fe, aumenta su caridad y fortalece su esperanza, asegurando su eterna salvación con todas y cada una de las acciones de su vida realizadas conforme a esas hermosas enseñanzas evangélicas". [Prefacio de la edición argentina de los Santos Evangelios del Cardenal Gomá]



"La mayor desgracia de la humanidad ha sido y es, el haberse apartado de la lectura y la práctica de la Doctrina predicada por Jesús Nuestro Señor, y contenida en los Santos Evangelios. Volver a la lectura y a la meditación constante del Santo Evangelio, para luego, por medio de las obras, poner en práctica esa Doctrina, será el único remedio para tantos males que afligen a la humanidad".



"Volvamos al Evangelio, para que el Evangelio vuelva a la Sociedad, a las familias, a las conciencias, y sea estudiado, comprendido, vivido y difundido".



"Bendecimos la formación de los Grupos del Santo Evangelio que proyecta esa Federación (de Maestros Católicos) con todas las garantías establecidas por la Santa Iglesia y concedemos 200 días de indulgencia a cuantos asistan a sus reuniones".




* Testigo 95º: Mons. Juan P. Chimento, Arzobispo de la Plata

"Sin desconocer los méritos de las obras ascéticas, cuyos quilates están definitivamente consagrados por los más prestigiosos maestros de la vida sobrenatural, es evidente que nunca pueden ser puestas en parangón con el mensaje celestial que hallamos en las Sagradas Escrituras. Entre éste y aquellas media la distancia infinita que va de la palabra humana a la palabra divina". [Carta-prólogo al Nuevo Testamento ed. Guadalupe]



                                  



* Testigo 96º: Resoluciones del Primer Congreso Argentino del Evangelio (10-13 Oct. de 1942)

Entre otras: El Primer Congreso del Santo Evangelio resuelve: Hacer revivir especialmente las recomendaciones de S.S. León XIII en su Encíclica del 18 de Noviembre 1893. El Soberano Pontífice recomienda cuatro medios para restituir el Evangelio a su debido lugar en el mundo:

1) Que todas las familias cristianas posean el libro del Santo Evangelio; que se lea un pasaje a lo menos a la noche después de la oración hecha en común. Que esta lectura se haga algo más provechosamente en las largas noches de invierno.

2) Que se lo lea y se lo estudie en todas las escuelas católicas, primarias, secundarias y superiores. Es necesario, en la enseñanza católica, dar ante todo el primer puesto al Santo Evangelio. Es necesario estudiarlo más que la Aritmética y la Gramática.

3) Que en las Parroquias se haga una corta lectura del Santo Evangelio en todas las reuniones de los fieles, asociaciones, cofradías, etc., además del Evangelio dominical.

4) Que en cada Parroquia o asociación católica haya un pequeño grupo de hombres o de fieles, de distintas categorías, más profundamente instruidos en el Evangelio. Podrán reunirse todas las semanas o a lo menos todos los meses para estudiar el Evangelio con un sacerdote. Serán para las Parroquias y las asociaciones lo que los Apóstoles de N.S.J. después de haber sido evangelizados por Él, han sido para el mundo entero.




* Testigo 97º: Gustavo Martínez Zuviría (Hugo Wast)

"La Eucaristía que es el Cuerpo real de Cristo, y la Biblia, que es la verdadera palabra de Dios, son los alimentos por excelencia del alma católica".



"No hay lectura ni más substancial ni más adecuada para los tiempos que corren; siempre que sea hecha con reverencia y atención al sentido que le da la Iglesia, su exégeta infalible, o que le dan los Santos Padres, en los muchos puntos en que no hay interpretación fijada por ésta". [Rev. Bíblica, num. 6, pag. 15]




* Testigo 98º: P. B. Pujol, Superior General de los Operarios Diocesanos

"Los autores de tales libros nos estimulan a que estudiemos también nosotros directamente bajo tal aspecto la Sagrada Escritura. Quien así la estudie, hasta sin nombrarla, será capaz de darla constantemente a conocer y de hacerla amar intensamente; y ese estudio e interés del educador le convertirán, por decirlo así, en un compendio del Evangelio. Si escribió Tertuliano esta bella frase: “Christianus, compendium Evangelii”, ¿cuánto más aplicable deberá ser a todo formador del clero? Dios, en su infinita bondad, dé a la Santa Iglesia en el mundo entero abundancia –legión- de tan cabales educadores". [Revista Bíblica 1942, pag. 139]


                                               



* Testigo 99º: Mons. Edwin V. O’Hara, Obispo de Kansas City

"Que la Iglesia vea en la Biblia un libro popular se sigue del hecho de que ella antes de la invención de la imprenta pintara todas las escenas y lecciones bíblicas en las paredes y vidrieras de sus catedrales, y que ella, después de llegada la imprenta, haya multiplicado con infinita solicitud las ediciones del Sagrado Texto en todas las lenguas, concediendo de su tesoro espiritual indulgencias a todos los que procuren leerla con espíritu de piedad y docilidad". [Véase Plassmann: “The Book called Holy”, Prefacio]




* Testigo 100º: S.S. Pío XII, Papa

"El Evangelio es principio, fuerza y fin de todo Apostolado". [Carta al Cardenal Gomá, 3 de Mayo de 1936]


"No permitáis, pues, se debilite vuestra constancia y virtud; sacad de las inagotables fuentes de los Sagrados Libros, diariamente, en cuanto posible sea, el espíritu de Jesucristo y de los Apóstoles, el cual resplandezca siempre en vuestras almas, palabras y obras". [Alocución a los Seminaristas, 24 Junio 1939]


"Vosotros debéis siempre llevar adelante vuestra campaña para propagar el Evangelio con discreción y hacer que las gentes comprendan la aplicación de los principios eternos a las necesidades y condiciones de los tiempos actuales". [Alocución a los jóvenes, 10 Nov. 1940].


     


FIN


CIEN TESTIGOS DEL PODER DE LA SAGRADA ESCRITURA (Mons. Straubinger) (1)
CIEN TESTIGOS DEL PODER DE LA SAGRADA ESCRITURA (Mons. Straubinger) (2)
CIEN TESTIGOS DEL PODER DE LA SAGRADA ESCRITURA (Mons. Straubinger) (3)
CIEN TESTIGOS DEL PODER DE LA SAGRADA ESCRITURA (Mons. Straubinger) (4)
CIEN TESTIGOS DEL PODER DE LA SAGRADA ESCRITURA (Mons. Straubinger) (5)
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CIEN TESTIGOS DEL PODER DE LA SAGRADA ESCRITURA (Mons. Straubinger) (6)
CIEN TESTIGOS DEL PODER DE LA SAGRADA ESCRITURA (Mons. Straubinger) (7)
CIEN TESTIGOS DEL PODER DE LA SAGRADA ESCRITURA (Mons. Straubinger) (8)
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CIEN TESTIGOS DEL PODER DE LA SAGRADA ESCRITURA (Mons. Straubinger) (9)
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CIEN TESTIGOS DEL PODER DE LA SAGRADA ESCRITURA (Mons. Straubinger) (10)
CIEN TESTIGOS DEL PODER DE LA SAGRADA ESCRITURA (Mons. Straubinger) (11)



ANÁLISIS DE TODOS LOS DOCUMENTOS DEL VATICANO 2. (Parte 24). LA MALA PASTORAL EN LAS DIRECTRICES IMPARTIDAS PARA EL APOSTOLADO DE LOS SEGLARES

 




17. LA MALA PASTORAL EN LAS DIRECTRICES IMPARTIDAS PARA EL APOSTOLADO DE LOS SEGLARES



17.0 También a las «asociaciones apostólicas seglares» ha de impartirse «una formación y una experiencia acomodadas y apropiadas» para el «uso recto» de los instrumentos de comunicación social (Inter Mirifica § 16, cit. ; v. supra § 15, 8).



17.1 Los fieles laicos deben contribuir «al progreso universal en la libertad cristiana y humana» (Lumen Gentium § 36 cit. ; para el mito laicista del progreso, abrazado por el Concilio, y su exaltación de la “libertad”, v. supra § 6.2).



17.2 «La aceptación de las relaciones sociales y su observancia deben ser consideradas por todos como uno de los principales deberes del hombre contemporáneo. Porque cuanto más se unifica el mundo, tanto más los deberes del hombre rebasan los límites de los grupos particulares y se extienden poco a poco al universo entero. Ello es imposible si los individuos y los grupos sociales no cultivan en sí mismos y difunden en la sociedad las virtudes morales y sociales [¿Cuáles? La mención es genérica; n. de la r.], de forma que se conviertan verdaderamente en hombres nuevos y en creadores de una nueva humanidad, con el auxilio necesario de la divina gracia» (Gaudium et Spes § 30). Así, el concilio invoca la ayuda de la gracia divina en un artículo consagrado a la «superación de la ética individualista» –sin especificar más– y a la exaltación de una visión “social” de la ética, que recuerdan las falsas doctrinas del socialismo y del comunismo (!).



                                                   




17.3 «Las victorias de la humanidad son signo de la grandeza de Dios y consecuencia de su inefable designio» (GS § 34).

¿Y cuáles serían dichas “victorias de la humanidad”? ¿La construcción del canal de Suez? ¿La conquista de la jornada laboral de ocho horas? ¿El sufragio universal? ¿El descubrimiento de la penicilina? La propaganda comunista de aquel entonces hablaba con gusto de las “victorias de la humanidad en marcha”, etc.



17.4 «La actividad humana, así como procede del hombre, así también se ordena al hombre. Pues éste, con su acción, no sólo transforma las cosas y la sociedad, sino que se perfecciona a sí propio. Aprende mucho, cultiva sus facultades, se supera y trasciende» (GS § 35).

Pero ¿no debería ordenarse a Dios “la actividad humana”, al menos indirectamente, visto que todo lo que hacemos se relaciona siempre con la gloria de Dios y con la consecución final del Bien sumo?



17.5 «Siguiendo el ejemplo de Cristo, quien ejerció el artesanado, alégrense los cristianos de poder ejercer todas sus actividades temporales, haciendo una síntesis vital del esfuerzo humano, familiar, profesional, científico o técnico, con los valores religiosos, bajo cuya altísima jerarquía todo coopera a la gloria de Dios» (GS § 43). Al realizar dicha síntesis, “los laicos” actuarán «individual o colectivamente, como ciudadanos del mundo» y «colaborarán gustosos quienes buscan idénticos fines» (ivi).



17.6 «Todo el que promueve la comunidad humana en el orden de la familia, de la cultura, de la vida económico-social, de la vida política, así nacional como internacional, proporciona no pequeña ayuda también, según el plan divino, a la comunidad eclesial, ya que ésta depende asimismo de las realidades externas» (GS § 44).

La inversión de la misión de la Iglesia alcanza así su acmé en el elogio del mundo, que convierte a la Iglesia a sus valores.



                                                                     




17.7 «Vivan los fieles en muy estrecha unión con los demás hombres de su tiempo, y esfuércense en penetrar su manera de pensar y sentir, cuya expresión es la cultura. Compaginen los conocimientos de las nuevas ciencias y doctrinas y de los más recientes descubrimientos con las costumbres y enseñanzas cristianas, para que la práctica de la religión y la rectitud de espíritu corran parejas en ellos con el conocimiento de las ciencias y de los progresos diarios en la técnica; así lograrán examinar e interpretar todo con íntegro criterio cristiano» (GS § 62).


He aquí una pastoral que procede en sentido exactamente contrario a la pastoral de San Pablo (non altera sapientes: Rom 12, 16).


Frente a este “sumario” de la pastoral “conciliar” para los seglares, no resta más que decir ¡mysterium iniquitatis!, y hacer la señal de la cruz.



17.8 Los jóvenes tienen hoy un peso mayor en la sociedad; eso «exige de ellos una actividad apostólica semejante, pero su misma índole natural los dispone a ella […] Procuren los adultos entablar diálogo amigable con los jóvenes, que permita a unos y a otros conocerse mutuamente y comunicarse entre sí lo bueno que cada uno tiene, no considerando la distancia de la edad» (Apostolicam Actuositatem § 12).


La interpretación de la “índole natural” de la juventud está ayuna de cualquier relación con la realidad, igual que el tipo de “diálogo”, sentimental y acaramelado como de costumbre, que se propone aquí entre adultos y jóvenes.



17.9 «Procuren los católicos cooperar con todos los hombres de buena voluntad en promover cuánto hay de verdadero, de justo […] Hablen con ellos, superándoles en prudencia y humildad, e investiguen acerca de las instituciones sociales y públicas [?], para perfeccionarlas según el espíritu del Evangelio» (AA § 14). Se dice en Gaudium et Spes § 78: «… se llama insistentemente la atención de todos los cristianos para que […] se unan con los hombres realmente pacíficos [hominibus vere pacificis] para implorar y establecer la paz» (en el texto en vernáculo se usa la expresión “amantes de la paz”, característica de la propaganda comunista en aquella época).


     



17.10 La colaboración de los fieles católicos con los llamados “hermanos separados” la exige «el común patrimonio evangélico» y el consiguiente «deber común del testimonio cristiano» (¡con los herejes y cismáticos!). Además, «también los comunes valores humanos exigen no rara vez una cooperación semejante de los cristianos que persiguen fines apostólicos con quienes no llevan el nombre de cristianos, pero reconocen esos valores» (AA § 27). De suerte que «con esta cooperación dinámica y prudente […] los seglares rinden testimonio a Cristo […] y a la unidad de la familia humana» (ivi).


A los valores cristianos auténticos, católicos, se les convierte así en función de los valores humanos, que, en consecuencia, les son superiores; en efecto, son los valores humanos los que hacen posible la unidad de la “familia humana”, que tanto importa al concilio (v. supra, sec. 12ª).



17.11 «Para cultivar las relaciones humanas es necesario que se acrecienten los valores verdaderamente humanos, sobre todo el arte de la convivencia fraterna, de la cooperación y del diálogo» (AA §29).


Continuará...



    



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ANÁLISIS DE TODOS LOS DOCUMENTOS DEL VATICANO 2. (Parte 23). LA MALA PASTORAL EN LA FORMACIÓN DE LOS MISIONEROS Y EN LAS DIRECTRICES IMPARTIDAS A LOS MISMOS

 



16. LA MALA PASTORAL EN LA FORMACIÓN DE LOS MISIONEROS Y EN LAS DIRECTRICES IMPARTIDAS A LOS MISMOS


16.0 La actividad misionera debe desenvolverse «de suerte que de la semilla de la palabra de Dios crezcan las iglesias autóctonas particulares en todo el mundo suficientemente organizadas y dotadas de energías propias y de madurez, las cuales, provistas convenientemente de su propia jerarquía unida al pueblo fiel y de medios connaturales al pleno desarrollo de la vida cristiana, aporten su cooperación al bien de toda la Iglesia» (Ad Gentes § 6).



16.1 «Los misioneros […] susciten comunidades de fieles tales que […] ejerciten las funciones que Dios les ha confiado: sacerdotal, profética y real [...] Cultívese el espíritu ecuménico entre los neófitos [!!!!!]», que deben «colaborar fraternalmente con los hermanos separados, según las normas del decreto sobre el ecumenismo» (AG § 15)



16.2 También en la formación del clero indígena se prescribe para los alumnos que «sean educados en el espíritu del ecumenismo y se preparen convenientemente para el diálogo fraterno con los no cristianos» (no para convertirlos); esto exige, además, «que los estudios para el sacerdocio se hagan, en cuanto sea posible, en comunicación y convivencia con la gente del propio país [de origen de los alumnos]» (AG § 16; véase asimismo AG §§ 29 y 36)



                                   



16.3 «Esfuércense los Institutos religiosos que trabajan en la plantación de la Iglesia [en tierras de misión] en exponer y comunicar, según el carácter y la idiosincrasia de cada pueblo, las riquezas místicas de que están totalmente llenos, y que distinguen la tradición religiosa de la Iglesia. Consideren atentamente el modo de aplicar a la vida religiosa cristiana las tradiciones ascéticas y contemplativas, cuya semilla había Dios esparcido con frecuencia en las antiguas culturas antes de la proclamación del Evangelio» (AG § 18).



Nos gustaría saber cuáles son esas “tradiciones ascéticas y contemplativas” ya presentes, en estado de “semilla”, en las antiguas culturas paganas. Se trata del mismo error herético contenido en Lumen Gentium § 8, que ve “elementos de salvación” fuera de la Iglesia, no sólo entre los que llaman “hermanos separados”, sino hasta en las religiones paganas.



16.4 «Y para que la actividad misional de los obispos, en bien de toda la Iglesia, pueda ejercerse con más eficacia, conviene que las conferencias episcopales dirijan los asuntos referentes a la cooperación organizada del propio país. Traten los obispos en sus Conferencias…». Sigue el catálogo, bastante extenso, de materias reservadas a la competencia de los obispos, sin control alguno, en la práctica, por parte de la Santa Sede (AG § 38).



             



Continuará...



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