EL PRIMER DOMINGO DESPUÉS DE PASCUA
Y llegada la tarde de aquel dia,
primero de la semana, estando cerradas las puertas de la
casa en que estaban juntos los discípulos por miedo de
los Judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo : La
paz sea con vosotros. Y dicho esto, les mostró las manos
y el costado. Y los discípulos se alegraron de ver al Señor.
Díjoles otra vez : La paz sea con vosotros. Así como el
Padre me envió á mí, así también os envio yo á vosotros.
Dichas estas palabras, sopló sobre ellos y les dijo : Recibid
el Espíritu Santo. A aquellos cuyos pecados perdonareis,
les serán perdonados, y á aquellos á quienes se
los retuviereis, les serán retenidos. Pero Tomás, uno de
los doce, que se llamaba Dídimo, no estaba con ellos
cuando vino Jesús. Y le dijeron los otros discípulos:
Hemos visto al Señor. Y él les dijo : Si no veo en sus
manos el agujero de los clavos, y meto mi dedo en el
lugar de los clavos, y meto mi mano en su costado, no lo
creeré. Y ocho días después, estando los discípulos otra
vez dentro, y Tomás con ellos, vino Jesús, estando cerradas
las puertas; y puesto en medio, dijo : La paz sea
con vosotros. Después dijo á Tomás : Mete aquí tu dedo
y mira mis manos; y trae tu mano y métela en mi costado,
y no seas incrédulo, sino fiel. Respondió Tomás y le
dijo : Señor mió, y Dios mío. Dijole Jesús : Tomás, has
creído porque me viste; bienaventurados aquellos que no
vieron y creyeron. Y otros muchos milagros hizo Jesús
en presencia de sus discípulos, que no están escritos en
este libro. Y estos fueron escritos para que creáis que
Jesús es el Cristo, Hijo de Dios, y para que creyéndolo,
tengáis la vida en su nombre.
S. Juan, XX, 19, 31.
***
PRIMERA EXPLICACIÓN.
Este domingo, que es el primero después de la solemnidad
de la Pascua, se llama de Quasimodo, de las primeras palabras
del Introito de la misa; ó bien domingo In albis, porque en
otro tiempo los neófitos bautizados recientemente, dejaban este
dia sus blancas vestiduras.
También es hoy la octava de la Pascua, domingo solemne,
que pone término á las fiestas pascuales, ó á la semana de la
solemnidad de la Pascua, aunque no, sin embargo, al tiempo
pascual. Este período, que se llama también pascual, es como
una fiesta prolongada, que comprendiendo toda la gloriosa vida
del Salvador en la tierra, y la bajada del Espíritu Paráclito, se
extiende basta el domingo de la Santísima Trinidad, primero
después de Pentecostés. — Durante este dichoso tiempo, el
Salvador resucitado, viviendo durante cuarenta dias con sus
discípulos, en adelante llenos ya de alegría, como el esposo con los
hijos del esposo, celebró sus nupcias espirituales con su
iglesia, y la preparó para recibir el Espíritu Santo, por quien
fueron hechas estas mismas nupcias el dia de Pentecostés.. Así,
pues, al santificar la Iglesia el tiempo pascual en la alegría, se
conforma con el espíritu de su divino Esposo que decia : ¿Por
ventura los hijos del esposo pueden llorar mientras el esposo
está con ellos ? (S. Mat. IX, 15.)
Nuestro Evangelio contiene una doble aparición. La una, en
que el Señor se aparece el dia de su resurrección á todos sus
discípulos reunidos, á excepción de Tomás; y la otra, ocho dias
después hallándose presente aquel apóstol.
I. El Salvador se aparece á los discípulos, ausente Tomás.
II. Les da poder para perdonar los pecados.
III. Segunda aparición del Salvador estando presente Tomás.
***
Llegada la tarde de aquel dia, primero de la semana,
estando cerradas las puertas de la casa en que estaban
juntos los discípulos por miedo de los Judíos, vino
Jesús. El mismo dia, es decir, el primero de la semana, domingo
de resurrección, aparecióse el Salvador á I03 discípulos reunidos:
esta es ya la sexta aparición. Demostrando de una manera tan
evidente la verdad de su resurrección, proponíase el Salvador
consolar cuanto antes á sus afligidos discípulos. — Según la
opinión común, la aparición descrita aquí por San Juan, no se
diferencia de la que hace San Lucas, cap. XXIV, 36.
Llegada la tarde, en el momento en que los dos discípulos,
que habían regresado de Emaús, contaban la aparición, que
ellos mismos habían presenciado.— El Salvador vino tan tarde,
porque quería encontrar reunidos á sus apóstoles, ya dispuestos
á creer después de los multiplicados testimonios de los demás
discípulos.
Estando cerradas las puertas. Esta circunstancia hará resaltar
la grandeza del milagro que va á obrarse. A pesar de hallarse cerradas
las puertas, penetra Cristo hasta donde se encuentran
sus discípulos, de la misma manera que habia salido del sepulcro
cerrado, sin que la piedra fuese obstáculo para ello. — Tal
vez se diga, que abriendo las puertas, y entrando por ellas de
la manera ordinaria, habría probado con mayor evidencia lo que
quería demostrar, á saber, que habia recuperado su verdadero
cuerpo, puesto que el penetrar obstáculos materiales, es más
bien propiedad de los espíritus que de los cuerpos. — Pero
ademas de otras muchas razones, el Salvador obró de este
modo, para demostrar que su cuerpo estaba glorificado, y elevar
el espíritu de sus Apóstoles sobre la esfera de las cosas sensibles.
En que estaban juntos los discípulos. Créese comunmente que
este lugar era el Cenáculo. — Bajo el nombre de discípulos,
según Tolet, debe comprenderse á los Apóstoles y otros discípulos
unidos á Jesucristo. Esto resalta del último capítulo de
San Lucas, en donde dice que los dos discípulos que volvían de
Emaús, hallaron á los once y á los que estaban con ellos; y estos
dos se hallaban presentes cuando entró el Salvador : mientras
hablaban estas cosas se presentó Jesús en medio de ellos.
Vino Jesús y puesto en medio les dijo : La paz sea con
vosotros.
La palabra puesta entendida en toda su fuerza, significa que,
hallándose cerradas las puertas, y sin haber dado el menor indicio
de su llegada, se encontró el Salvador, súbitamente y de
improviso en medio de sus discípulos. En medio, para que todos
le viesen bien y para mostrarse á todos perfectamente. —
Díjoles : La paz sea con vosotros, fórmula de saludo acostumbrada
entre los Hebreos, para desear todo linaje de bienes á
quienes se dirigen ; el Salvador lo emplea, de propósito, como
particularmente apropiado á las circunstancias. Porque sus
apóstoles, temerosos y afligidos à causa de su muerte, fluctuaban
en una especie de incertidumbre acerca de su resurrección :
Él tranquiliza sus ánimos diciéndoles : La paz sea con vosotros.
2° Antes de morir habia dicho : Os doy mi paz; al valerse de
estas mismas palabras, da mejor á conocer que es el mismo
Jesús.
Y dicho esto, les enseñó las manos y el costado.
Después de pronunciar las palabras, la paz sea con vosotros,
les enseñó sus manos atravesadas, su costado, y, según San
Lucas, también sus pies. — Les ensenó las cicatrices de sus
llagas para probarles que era él mismo, que no era otro que
Jesús, y que habia resucitado con el mismo cuerpo que fué
clavado en la cruz. Así, pues, como lo consigna San Lucas,
antes de enseñarles sus manos y sus pies, les dijo : Soy yo, no
temáis. En efecto, temían y dudaban ellos, por lo menos muchos
de ellos, de la realidad de la aparición. Al ver inesperadamente
por la tarde en medio de ellos estando las puertas cerradas á
un hombre á quien creían muerto, quedaron aterrados, figurándose
que era un espíritu, bajo forma humana. El Señor les dijo:
¿Por qué os turbáis y vienen á vuestro corazón esos pensamientos?
Ved mis manos y píes. Yo mismo soy; palpad y ved; porque
el espíritu no tiene carne ni hueso como veis que yo tengo.
Por aquí se ve, 1º que el Salvador conserva en su cuerpo
resucitado las cicatrices, hasta las cavidades de sus heridas: es
preciso creer que lo quiso así con un propósito lleno de sabiduría
; — 2º que su cuerpo glorioso era sutil ó palpable, visible
ó invisible, según lo tenia á bien. Lo mismo sucederá con todos
los bienaventurados después de la resurrección, . En cuanto á
la claridad, de la cual no habían podido los discípulos resistir
un débil brillo en el Tabor, el Salvador, después de su resurrección
la mantuvo velada, ó por lo menos, la templó de tal
manera, que no desvaneció su vista, ni les impidió que fijasen
en su persona los ojos.
El Salvador permitió á sus discípulos que tocasen sus llagas
con sus manos, para que adquiriesen así una completa convicción.
Verdad es que la Sagrada Escritura no dice terminantemente
que las tocaron; pero San Juan lo indica con claridad :
Lo que hemos oído, dice, lo que hemos visto con nuestros
ojos lo que hemos contemplado y tocado con nuestras manos del
Verbo de la vida ; porque la vida se ha manifestado, lo hemos
visto, damos testimonio de ello (I. S. Juan, I, 1 ) (I).
Los discípulos se alegraron de ver al Señor.
Se alegraron, no á su primera vista; porque quedaron perturbados,
creyendo que tenían delante de sí un espíritu; pero
poco después, cuando muy claramente vieron al Salvador,
cuando le hubieron reconocido y tocado con sus manos. —
¿Cuál fue la causa de esta alegría? Los discípulos se alegraron
por Jesucristo y por ellos mismos : 1º por Jesucristo, porque
le volvian a ver vivo, después de aquella muerte que tanto les
había afligido; 2º por ellos mismos, porque entonces tenían ya
la esperanza cierta de alcanzar todos los bienes que Jesús les
habia prometido.
Díjoles otra vez : ¡La paz sea con vosotros!
El Salvador reitera á sus discípulos su voto por la paz,
1º para que disfruten de ella más abundantemente ; 2º para
que conozcan mejor su valor ; 3º para que comprendan que la
paz perfecta que encierra todos los bienes, les será dada por
Cristo; queriendo darles ademas las primicias de ella, les concede
un don divino, el poder para perdonar los pecados; 4° para
que sepan que la verdadera paz reposa en el perdón de los pecados y en una conciencia pura.
Así como el Padre me envió á mí, así también os envío
yo á vosotros.
Con estas palabras confiere el Salvador á sus Apóstoles un
poder absoluto, les confia una misión semejante á la suya. Esta
semejanza se halla expresada por la partícula como, en cierta
manera la cual iguala á los Apóstoles con el Salvador, les hace
semejantes á Él en cierta medida, como sus sucesores y delegados.
Ahora bien, la semejanza de misión que encierra la partícula
como debe considerarse de diferentes maneras. 1º Semejanza
en el principio : como si dijese el Salvador : Como Dios
Padre me ha enviado, así yo, Dios Hijo os envio, disfrutando
de la misma autoridad divina : Porque todo poder me ha sido
dado en el cielo y en la tierra (1). (S. Mat XXXIII, 18.)
2° Semejanza en la misión misma, ó en la autoridad y los
cargos, como si hubiese dicho el Salvador ; este poder que me
ha dado mi Padre para fundar y gobernar la Iglesia, os lo comunico
à vosotros, para que seáis sus pastores, doctores, gobernadores
y santificadores, como yo mismo lo soy. Por esta
causa, os confiero particularmente la facultad de perdonar los
pecados. — Debe observarse que si el poder de los Apóstoles
es el mismo que el de Jesucristo, existe, no obstante, entre este
y aquellos, la diferencia que hay entre el príncipe y sus delegados,
entre el magistrado en propiedad, y su lugarteniente,
según estas palabras del Apóstol: Nosotros desempeñamos el
cargo de embajadores por el Cristo, (no por nosotros mismos).
(II Cor. V. 20).
3° Semejanza en el objeto de la misión : los Apóstoles son
enviados como Cristo, para procurar en el universo entero la
salvación de las almas.
4º En la manera y los medios que deben emplearse: los
Apóstoles, como Cristo, deben salvar las almas con sus palabras
y ejemplos; con los milagros, la oración, la caridad; con
muchos trabajos y tribulaciones. Así como el Cordero de Dios,
quitó los pecados del mundo, así también los Apóstoles deben
borrar los pecados, y son enviados para ello como corderos entre
lobos...
Dichas estas palabras, sopló y les dijo: Recibid el Espíritu Santo.
Presentante aquí dos cuestiones, la una sobre el Espíritu
Santo dado por el Salvador, la otra sobre el soplo ó el rito con
que lo da.
1° El Espíritu Santo no es comunicado en esta ocasión en
toda su plenitud, y tal como en virtud de una misión divina,
debia ser infundido en los Apóstoles el dia de Pentecostes ; sino
que es un don especial del Espíritu Santo, el don divino de
perdonar los pecados. Este poder, como que se refiere á la santificación,
se atribuye al Espíritu Santo, así como el poder corresponde
al Padre, y la sabiduría, con sus obras al Hijo. —
Hallábase unida á esta gracia, que consiste en el don del poder,
otra gracia interior propiamente dicha, y semejante á la que en
el Sacramento del Orden, va unida al carácter sacerdotal.
2º ¿ Por qué sopló el Salvador sobre los Apóstoles? -1) Para
dar una imagen de los sacramentos de la Iglesia, en los cuales
se comunican los dones espirituales por una señal ó rito visible.
- 2) Para indicar la naturaleza y la procesión del Espíritu
Santo, que es, como el soplo, y la amorosa aspiración del Padre
y del Hijo. - 3) Para demostrar que es el mismo, que en un
principio, comunicó a Adán el soplo de la vida natural, el que
comunica ahora el soplo de la vida espiritual. - 4) Para hacer
comprender á los Apóstoles que al desempeñar la misión de
perdonar los pecados, deben hallarse animados del espíritu de
celo y de caridad.., á fin de inspirar á los pecadores un verdadero
arrepentimiento.
A aquellos cuyos pecados perdonareis, les serán perdonados,
y á aquellos á quienes se los retuviereis, les serán retenidos.
Estas palabras encierran la facultad de perdonar los pecados
en el Sacramento de la Penitencia, como lo declaró el Concilio
de Trento, contra los protestantes, Sess. 14, can. 3. (l) — San
Cipriano deduce también muy atinadamente de este pasaje que
el poder de perdonar los pecados sólo existe en la Iglesia católica, porque sólo en ella se encuentra y se da el Espíritu Santo.
Puesto que en aquel momento no se hallaba presente el Apóstol
Santo Tomás, ¿ en qué otro le fué conferido el poder para
perdonar los pecados? — Según el sentir de San Cirilo, aunque
ausente, recibiólo al mismo tiempo que los demás. Esta
opinión es plausible; no obstante, dice Tolet, como este poder
se hallaba comprendido con la gracia que comunicó à los Apostoles
el soplo físico del Salvador, y como Tomás no recibió la
impresión de este soplo, parece más verosímil que le fuese dado
este poder cuando vio al Salvador y creyó en él. No fue escrito
todo por los Evangelistas:
Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba
con ellos cuando vino Jesús. Y le dijeron los otros discípulos : Hemos visto al Señor.
Tomás, nombre del discípulo ausente, es una palabra hebrea,
que en griego quiere decir Didimas, y en español gemelo, doble,
dudoso.— Poco antes, como lo observa Maldonado, después de
San Agustín, Tomás estaba con los once, cuando volvieron los
discípulos de Emaús, los cuales refirieron que habian visto al
Salvador. Aun no habian concluido su relato, cuando el incrédulo
Tomás, tomando lo que decían por desvarío, salióse de la
reunión sin querer oír más.
Cuando volvió, al parecer la misma, tarde, los discípulos
reunidos todavía, dijéronle: Hemos visto al Señor. Estas palabras,
sólo refieren, sin duda alguna, sustancialmente lo que le
manifestaron ; porque es de suponer que le contarian minuciosamente
cómo ellos habian hablado, comido y bebido con Jesús,
y aun tocado sus heridas con sus mismas manos. Esto fué lo que
proporcionó á Tomás la ocasión de declarar, que no creería
nada de esto, hasta haberlo examinado por sí mismo.
Y él les dijo: Si no veo en sus manos el agujero de los clavos,
y meto mi dedo en el lugar de los clavos, y meto
mi mano en su costado, no lo creeré.
Tomás no niega que los discípulos hayan visto al Salvador;
sino sólo que le hayan visto vivo en su propio cuerpo. Supone
que sé les ha aparecido el espíritu de Cristo en un cuerpo fantástico;
que los discípulos se engañan al creer que han tocado
sus llagas, y que sólo han tocado apariencias; por lo que respecta
á él, será más prudente; y no creerá á sus ojos ni á sus
manos; sino que quiere sondear la profundidad de las llagas.
Tomás pecó - 1) de incredulidad, puesto que se negó á dar
crédito á un testimonio irrecusable; por esta razón, fué reprendido
después por el Salvador; - 2) pecó por tenacidad; - 3) por
orgullo; -4) por presunción : no quiere creer, hasta que pueda
meter la mano y los dedos en las llagas de Cristo; lo cual equivale
á imponer condiciones á Dios; -5) por obstinacion; porque
persiste durante ocho dias en esta mala actitud. — El Salvador
permite la incredulidad de su discípulo con miras misericordiosas,
para hacer nuestra fe en su resurrección más fácil y sólida.
Y ocho dias después, estando los discípulos otra vez dentro
y Tomás con ellos, vino Jesús, estando cerradas las
puertas, y puesto en medio, dijo: ¡La paz sea con vosotros!
Después de ocho dias, es decir, el domingo después de Pascua,
el domingo in Albis, que celebramos hoy, se apareció de nuevo
el Salvador á los discípulos : entonces se encontraba presente
Tomás. — Maldonado se pregunta con San Crisóstomo, Theophylacte
y otros, ¿ por qué fué después de ocho dias y no antes?
Porque en este intervalo pudo comprender mejor el testimonio
de sus hermanos y por medio de santas reflexiones, volver
á mejores sentimientos.
2º Tal vez, porque los discípulos no se habían reunido antes:
Estando los discípulos otra vez dentro.
3º Porque era la octava de la resurrección, y el Salvador
quería santificar este dia con una nueva aparición. — Así, pues,
hace observar San Cirilo, que desde entonces empezaron los
Apóstoles á celebrar reuniones el domingo, y á consagrar este
dia señalado por la resurrección del Salvador ; y que el mismo
Jesucristo, al aparecerse entonces entre ellos, que se hallaban
reunidos en el Cenáculo, aprobó esta determinación, manifestándoles
que el domingo debía ser sustituido al sábado.
Y Tomás con ellos. — El Salvador esperaba esta oportunidad
para hacer que su incrédulo discípulo le viese y tocase, para
convencerle y atraerle en presencia de todos
sus hermanos.
Vino Jesús. — Si Jesús se apareció en las mismas circunstancias
que la primera vez, debióse à que en su extremada
condescendencia, quería dar satisfacción á las condiciones que
Tomás habia exigido para creer. Este discípulo había manifestado,
que no creería hasta haber visto al Salvador entrar con
las puertas cerradas, y haber tocado y sondeado sus heridas.
Después dijo á Tomás : Mete aquí tu dedo y mira mis
manos, y trae tu mano, y métela en mi costado; y
no seas incrédulo sino fiel.
1° No era necesario que Jesucristo se apareciese de nuevo
para convencer á Tomás de su resurrección; y mucho menos,
que hiciese que le tocase con sus manos : por su sola voluntad,
podía iluminar y convertir á este espíritu rebelde. Pero tenia
puesta la mira en nuestra enseñanza : quería manifestarnos su
admirable bondad y al mismo tiempo, fortalecer nuestra fe, no
menos que la de su Apóstol.
De propósito repite las mismas palabras que Tomás habia
pronunciado ; - 1) Para demostrar que estaba invisiblemente
presente cuando fueron dichas; para disponer por este medio
y vencer más fácilmente á un espíritu recalcitrante. - 2) Para
conmover y herir á Tomás con la unción y la fuerza de tanta
bondad. - 3) Para reprenderle al mismo tiempo indirectamente
y sin amargura.
2º Díjole: Mete aquí tu dedo y mira: es decir, toca, examina,
y conocerás de manera indudable. — Aunque el Evangelista no
lo dice de manera expresa, créese comunmente que Santo
Tomás tocó en realidad las llagas del Salvador. Entre otras
muchas razones, es verosímil que Jesús lo quisiese, á fin de
que su discípulo, aunque creyese ya, después de haber
tocado sus llagas, no pudiese abrigar ya en adelante sombra de
duda.
3º Añade Jesús: No seas incrédulo sino fiel;
esta es una deducción legítima y una exhortación ; y ademas una prueba, que
demuestra que la incredulidad de Tomás había sido voluntaria.
Hasta aquí parece decir el Salvador, has sido incrédulo, porque
has querido : porque tenias motivos suficientes para creer. No
seas incrédulo en adelante puesto que tu fe descansa en las
pruebas pedidas por tí mismo (Tolet).
Respondió Tomás y le dijo : ¡Señor mío, y Dios mío!
Después de tocar las llagas exclama Tomás : ¡Tú eres, oh
Cristo, mi Señor y mi Dios! No dice : Yo creo, Señor, que
verdaderamente sois Jesús, que habéis resucitado de entre los
muertos; se eleva á mayor altura, diciendo : ¡Señor mío y Dios
mío! Sus ojos ven un hombre, su fe ve un Dios.
En la verdad dé la resurrección ve Tomás la confirmación de cuanto su Maestro
ha enseñado, en particular respecto de su naturaleza divina;
y animado de ardiente fe, confiesa su divinidad : ¡Señor mío y
Dios mio! Su profesión de fe es tanto más brillante y su testimonio
de tanta mayor importancia, cuanto más grande habia
sido su incredulidad,
Dijole Jesús ; Tomás, has creido porque me viste; ¡bienaventurados
aquellos que no vieron y creyeron!
Jesús proclama bienaventurados á los que no vieron como
Tomás, con los ojos del cuerpo, y, no obstante, creyeron :
porque como lo observa San Gregorio el Grande, es más meritoria
la fe, cuando no se apoya en la experiencia de
los sentidos, ó en el conocimiento humano. — Al decir los
que creyeron, emplea el pasado para señalar el porvenir y se
refiere á los que hasta el fin del mundo creerán por la predicación
de los Apóstoles.
Después de haber mencionado las palabras, por las cuales el
Salvador declara bienaventurados á los que crean, añade el
Evangelista lo siguiente para exhortarnos á creer: Y otros
muchos milagros hizo Jesús en presencia de sus discípulos que
no están escritos en este libro. Y estos fueron escritos para
que creáis que Jesús es Cristo, Hijo de Dios, y para que creyéndolo,
tengáis la vida en su nombre.
SEGUNDA EXPLICACIÓN
Observación. Siendo lumbre del mundo el Salvador, su vida
entera es un ejemplo ofrecido á todos los hombres; pero esta
parte de su vida, que se llama laboriosa ó dolorosa, se refiere
más particularmente á las almas que marchan por el camino
purgativo o iluminativo : es decir, á las que deben dedicarse
con mayor esmero á huir del pecado, á abominar sus pasiones
y á adquirir virtudes cristianas. — De la misma manera, su
gloriosa vida debe servir más particularmente de modelo á las
almas que entraron en la senda unitiva; que fortalecidas ya en
la práctica de las virtudes cristianas, moralmente desprendidas
de las pasiones del hombre viejo, se esfuerzan por vivir para
Dios solo, por medio del completo sacrificio de sí mismas.
1º La nueva vida de Cristo resucitado, representa la vida del
alma justa y santa, según las palabras de San Pablo : Estáis
muertos, y vuestra vida se halla oculta en Dios con Jesucristo.
(Coloss. III, 3).
2º Las apariciones del Salvador resucitado representan sus
espirituales visitas a las almas, es decir, los medios particulares,
por los cuales el Espíritu Santo consuela, ilumina, fortalece,
é inflama las almas de la manera más sublime.
Llegada la tarde de aquel dia,
¿Por qué aplazó el Salvador, esta visita á los Apóstoles ?
1° Para preparar paulatinamente por el testimonio de los
demás, á los más tardos en creer.
2º Para aumentar el deseo de los que se hallaban mejor dispuestos,
y probar su paciencia y confianza.
3º Para enseñarnos á no perder nuestra esperanza y confianza
en Él, por su mayor ó menor tardanza.
4º Para darnos á entender que el Señor sabe en todos tiempos,
frecuentemente de improviso, consolar y visitar á los
suyos; y que no nos toca á nosotros el averiguar el tiempo y el
momento que elegirá para ello. Por esta causa, dice el Profeta,
si tarda, esperadle; porque vendrá pronto y no tardará.
Estando cerradas las puertas.
1° El Cenáculo cerrado, representa no sólo á la Iglesia Católica, de la cual se hallan excluidos los judíos y herejes; sino que también al alma santa, cerrada á los vicios y á las vanidades del mundo, á la cual se digna el Señor visitar y dar abundancia de paz.
2º Cristo quiso entrar estando cerradas las puertas, - 1 ) para
hacer ver la sutileza de su cuerpo glorioso, y ademas - 2) para
demostrar que es el Señor de sus criaturas: que puede entrar
en el alma, visitarla, y trocarla á su placer, sin que las puertas
del infierno puedan oponerse al poder de su voluntad; - 3)
para que comprendamos que debemos guardar las puertas del
nuestros sentidos si queremos hacernos merecedores de las visitas
del Señor.
Y puesto en medio,
1° Estamos, pues, en el dia del domingo, es el primer dia de la semana,
hállanse reunidos los discípulos, Jesús se encuentra en medio
de ellos, les da la paz y les enseña sus heridas, ¿ No es esto lo
que se hace el domingo en nuestras iglesias?
2º Tal es la fuerza de la unión y la concordia : ella atrae á
Jesús, que permanece entre los que se hallan reunidos, derramando
en sus corazones, cual sol de justicia, sus luces y gracias.
Por otra parte, dijolo así expresamente ; Donde están dos ó tres
juntos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. (S. Mat.
XVIII, 20).
3º Admiremos también la amabilísima bondad del Salvador para con sus discípulos : visítales, derrama en sus corazones la paz, y sin embargo, todos le habían abandonado durante su pasión...
Dijoles : ¡ La paz sea con vosotros!...
1º Al aparecerse el Salvador entre sus discípulos pronuncia
tres palabras que presentan los efectos y las señales del buen
espíritu : -1) ¡La paz sea con vosotros! Porque es un Dios de
paz. - 2) Yo mismo soy y no otro, el mismo que era antes,
vuestro maestro, vuestro amigo, vuestro hermano, y vuestro
protector. Al hablar en estos términos, lo hizo con aquella dulce
voz que le era propia, y que le hizo reconocer con certidumbre,
como el verdadero pastor á sus ovejas. — No pronunció
con este tono las mismas palabras en el monte Olívete,
cuando derribó á sus enemigos, diciendo; Soy yo... - 3)
No temáis: el miedo quiere apoderarse de vosotros: desechadle,
porque si estoy en medio de vosotros, os halláis al abrigo de
todo peligro.
2º La paz sea con vosotros: ahora os anuncio y comunico
la paz que os he merecido con mi pasión y mi muerte. — El
principal objeto que se propuso el Salvador al venir al mundo,
fue el dar la paz a los hombres: así que nació, anuncióla por
medio de la voz de los ángeles: Paz á los hombres de buena
voluntad. Cuando envia á sus discípulos, les recomienda que
prediquen la paz, empezando por decir: Paz á esta casa; y después
de su resurrección, cuando vuelve al lado de los suyos,
su primera palabra es también ; La paz sea con vosotros. —
Pues bien, la paz que da á sus discípulos es muy distinta de la del mundo. Es de muchas clases, á saber, - 1) la paz con Dios, que consiste en la amistad de Dios; - 2) la paz con el prójimo, que consiste en la caridad y el perdón de las injurias; - 3) la paz con nosotros mismos, que no es otra cosa que el tener sometidas las pasiones al espíritu.
3º La paz sea con vosotros; por más que se hayan mostrado
poco fieles á su Maestro, vuelve, no obstante, este al lado de sus
discípulos, animado de la mayor benevolencia, para dirigirles
palabras pacíficas, sin mezcla de acritud ó de queja...
Y dicho esto, les mostró las manos y el costado.
1º AI dar la paz, manifiesta sus llagas entreabiertas, para dar
á entender que se hallan estas relacionadas con la paz; para hacernos comprender, que así ésta como todos los demás bienes los debemos á su pasión; y que si queremos saborear la paz y comunicarla á los demás, debemos imitar la paciencia del Salvador, y llevar en nuestro cuerpo su mortificación y sus señales.
2º ¿ Por qué quiso Cristo conservar sus llagas en su cuerpo
glorioso? - 1) Para que ofreciesen una prueba de su resurrección
é identidad. - 2) Porque son señales honrosas: ni más ni
menos, que el vencedor se gloría de las heridas que recibió
combatiendo por la patria. - 3) Al glorificar sus heridas, nos
ponia de manifiesto la gloria oculta en la cruz y la paciencia. - 4)
Queria alentarnos á llevar también en nuestro cuerpo las señales
de la mortificación. - 5) El las enseña á su Padre, para hacérnoslo
propicio; - 6) Él nos las enseña á nosotros mismos, como
principio de su gloria y de la nuestra: Fué necesario que Cristo
padeciera todas estas cosas, y entrase así en su gloria,
(S. Lúe. XXIV, 26). - 1) El las enseña á los justos, á fin de
infundirles fervor; y á los pecadores, para convertirles. En
efecto, estas llagas nos hablan, ellas dicen lo que sufrió el
Salvador por nosotros, á fin de que apartemos nuestras manos
de las obras de iniquidad, y nuestros pies de las redes de la
muerte, y que abramos nuestro corazón á un saludable dolor. - 8)
Las llagas del Salvador son refugios de misericordia en los
momentos de combate, y - 9) inagotables manantiales de gracia:
Vosotros tomareis gozosos las aguas santas en los manantiales
dsl Salvador (Isaías, XII, 3). — Por último, - 10) Jesucristo confundirá á los pecadores el dia del juicio, enseñándoles estas llagas, que habrian debido salvarles.
Los discípulos se alegraron de ver al Señor.
El verdadero principio de la alegría consiste en ver al Señor, en contemplarle con viva fe y en acordarse de Él : Mi alma se resistia á todo consuelo; me he acordado del Señor, y me he regocijado. (Salmo LXXVI).
Díjoles otra vez : ¡La paz sea con vosotros!
El Salvador hizo votos dos veces por la paz de sus discípulos.
Primero, á su entrada, para tranquilizar sus ánimos y prepararles
para que conociesen el misterio de su resurrección :
Bienaventurados los pacíficos porque ellos verán á Dios. — La
segunda vez, para disponerlos mejor aún á recibir y derramar
sobre los demás corazones el don de la paz y de la reconciliación
evangélica.
Así como el Padre me envió à mí, así también os envio
yo á vosotros.
1º Dignidad apostólica, sacerdotal, cargos que impone. - 1) Grande es la dignidad de los hombres apostólicos establecidos como lo son, lugartenientes de Cristo, delegados suyos, y, casi podria decirse, sucesores suyos, y otros Cristos para salvar las almas - 2) Temible carga. Para desempeñar esta misión, necesitan hacer la vida de Jesucristo: vida de santidad, de trabajo, de abnegación y paciencia. No han sido enviados para disfrutar de reposo...
2º Puede decirse de todos los fieles, que son enviados corno
Cristo para encaminarse por la via de la cruz á la gloria de la
resurrección.
3º Os envío ; el que comprenda bien por quién es enviado, se
llenará de gran confianza,
Sopló sobre ellos.
1° No confía tan sólo el Salvador á los Apóstoles una misión, sino que les comunica al mismo tiempo poder y fuerza para desempeñarla debidamente : esta fuerza es un don del Espíritu Santo.
2º El soplo salido de la boca del Salvador, significa el celo con que los sagrados ministros deben inspirar á los pecadores el dolor de sus pecados y la penitencia cristiana.
Recibid el Espíritu Santo.
No dice : Recibid oro y plata, ú otros dones terrenos, sino recibid un don espiritual, incorruptible, eterno, único, verdaderamente bueno y apetecible.
A aquellos cuyos pecados perdonareis.
Poder divino, ilimitado... Institución del sacramento de la
Penitencia... Estas palabras comprenden también la necesidad
de la confesión sacramental; —sus frutos y condiciones.
Tomás no estaba con ellos.
Por hallarse Tomás separado de sus hermanos, no disfrutó
del beneficio de esta aparición, cayendo en una lamentable incredulidad
; después cuando volvió á reunirse con los Apóstoles
mereció participar de todas sus ventajas — Aprovechémonos
de esta lección para permanecer unidos con las personas piadosas,
y concurrir á los actos y reuniones de la Iglesia, etc.
Si no veo... no creeré... Mete aqui tu dedo y mira...
Mientras el Apóstol Tomás manifiesta vicios y faltas, el
Salvador pone en evidencia las más recomendables virtudes. —
Tomás, ademas del espiritu.de exclusivismo que le ha hecho
separarse de la compañía de sus hermanos, sólo da pruebas de
incredulidad, de tenacidad, de presunción, de obstinación y dureza;
— en Jesucristo, por el contrario, sólo vemos caridad
para atraer á la oveja descarriada ; dulzura y afabilidad para
con su obstinado Apóstol: háblate como un padre, sin reprenderle
con dureza, y se amolda á su debilidad con admirable
condescendencia : Verdaderamente se ha puesto de manifiesto
la dulzura y la humanidad del Salvador, nuestro Dios.
Después de tantas pruebas como demuestran la verdad de
nuestra fe, y que no son menos evidentes y palpables que lo
fueron para Santo Tomás, el Salvador repite á cada uno de nosotros: No seas incrédulo, sino fiel. — ¡Ah!
¡cuan grandes son los estragos, y cuan funestos los efectos de la incredulidad!... ¡Y cuan preciosos los bienes que produce una dócil fe!...
¡Señor mío, y Dios mío!
Profesión de fe brillante y ejemplar. El santo Apóstol cree y
manifiesta su fe; — cree y ama; — cree con la más viva fe,
que este hombre es su Dios y su Señor : su Dios y su bien
sumo, su Señor y su Rey, á quien sólo quiere servir y á quien
quiere consagrarse.
Bienaventurados aquellos que no vieron y creyeron.
Esta bienaventuranza es la nuestra... ¡Ojalá que podamos comprender el precio de la fe! ¡Ojalá que la viva fe, que animaba al Apóstol Santo Tomás porque vio, nos anime también á nosotros que no vimos! — Entonces seremos dichosos, aun en esta vida, porque nuestra conversación estará en el cielo, y Cristo por la fe morará en nuestros corazones (Phil. III, 20).